La bandera nacional es un tricolor rojo, blanco y verde, de tres franjas en sentido horizontal de la misma anchura.
 
El escudo actual de Hungría es el llamado "pequeño blasón" con corona que consta de un blasón dividido verticalmente en dos. El flanco diestro está cortado en siete franjas color gules y plata. En el flanco siniestro, en el transfondo rojo sobre tres monticulos se encuentra en el medio una corona de oro y sobre ella una cruz patriarcal de plata. Sobre el borde superior del blasón reposa la corona húngara.
 
Superficie: 93.030 km²
Población: 9.908.798 habitantes (2013)
Densidad: 106,5 personas/km²
Capital: Budapest (1.735.711 habitantes - 2013)
División administrativa: 19 provincias y la capital
Ciudades principales: Debrecen, Miskolc, Szeged, Gyõr y Pécs 
Ríos principales: Danubio 417 km, Tisza 597 km (en sus tramos de Hungría)
Lagos principales: Balaton, Fertõ y Velence 
Moneda oficial: Forint - HUF     
Fiestas nacionales: 1.  15 de marzo, aniversario del inicio de la revolución y guerra de independencia de 1848-1849, día del nacimiento de la Hungría parlamentaria moderna. 
2.  20 de agosto, fiesta de San Esteban, fundador del Estado (es a la vez fiesta estatal). 
3.  23 de octubre, aniversario del inicio de la revolución y lucha de independencia de 1956, y de la proclamación de la República de Hungría en el año 1989. 

Presidente de la República: Excmo. Sr. János Áder (desde el 2 de mayo de 2012)

Primer Ministro: Excmo. Sr. Viktor Orbán (desde el 29 de mayo de 2010)
  
Geografía

Hungría se sitúa en la región central de Europa, en la Cuenca de los Cárpatos, rodeada por los Alpes, los Cárpatos y los Alpes Dináricos. Su superficie ocupa el uno por ciento del continente europeo. La decisiva mayoría de la población habla el húngaro, idioma que pertenece a la familia lingüística fino-ugria. La mayor longitud del territorio húngaro de norte a sur es de 268 km. y de este a oeste es de 528 km. El largo total de sus  fronteras es de 2246 km.
El país se ubica en el punto de encuentro de los climas euro-oriental, del oceánico euro-occidental y del subtrópico mediterráneo, de modo que su clima es variable. Según los datos registrados en Budapest, la temperatura media anual es de 12§C. La temperatura media del mes més caluroso (julio) es de 21,7§C y la del mes más frío (enero) es de -1,2. La precipitación media anual es de 561 mm. El promedio anual de horas de sol fluctúa alrededor de las 2000 horas. La velocidad media del viento es de 2,6 m/seg. 
Las dos terceras partes del territorio de Hungría es llanura, su altura no alcanza a los 200 metros sobre el nivel del mar. Se distinguen seis grandes regiones geográficas. La llanura (Alföld) ocupa la parte central y oriental del país. La Pequeńa Llanura (Kisalföld) es la "puerta occidental", su región central es un altiplano, sobre el cual el río Danubio ha depositado un gigantesco cono de aluvión. La periferia del sur ha sido destruida por el viento, el agua y la erosión.
En las superficies de los Montes del Transdanubio, la Cordillera Central del Transdanubio, la región Subalpina y la Cadena Montańosa del Norte pueden encontrarse numerosas formaciones geológicas antiguas.
Hungría forma parte de la cuenca danubiana. Los ríos corren desde las montańas circundantes hacia la zona más baja que es la Llanura o, directa o indirectamente desembocan en el Danubio. El Danubio atraviesa Hungría en un tramo de 417 km. (su longitud total es de 1860 km). El otro río importante es el Tisza que pasa por Hungría en un tramo de 598 km. y sus afluentes en la Llanura recuerdan la gigantesca obra de regulación de su caudal durante el siglo pasado.
En Hungría existen unos 1200 lagos naturales y artificiales, entre los cuales el más conocido y más importante indudablemente es el Balaton. El lago se encuentra en el Transdanubio, su longitud es de 77 km. y su anchura es de 14 km. La superficie del agua es aproximadamente de 598 kmý. Su profundidad media es de 3 metros, lo cual demuestra que es un lago poco profundo. A esto se debe que durante el verano se calienta fuertemente (26§C como promedio). El Lago Velence, igualmente ubicado en el Transdanubio, tiene 26 kmý de extensión. La mayor parte del lecho de la zona sur del Lago Fertő, 82 kmý., perteneciente a Hungría y que se encuentra en la frontera occidental del país, está cubierta por juncos.
En Cuanto a las aguas del subsuelo, Hungría es un país muy rico en aguas termales. A profundidades de 1000 a 2000 metros bajo la Llanura se halla una gran reserva de aguas termales con energía geotérmica de gran valor. Las aguas minerales y termales, gracias a la actividad volcánica de tiempos remotos, contienen numerosos tipos de minerales.

Regiones de Hungría

La capital

La capital de Hungría es Budapest que se fundó en 1873 mediante la fusión de las ciudades de Buda, Pest y Obuda. Tiene casi dos millones de habitantes y no sólo es el centro de la administración estatal sino también de la cultura, de las ciencias, de la industria, del comercio y de las comunicaciones.
La capital húngara está ubicada en las dos orillas del río danubio. De sus 23 distritos 16 se encuentran en Pest, 6 en Buda y uno en la isla Csepel, rodeada por el mismo río. Buda es la zona montańosa de la capital y Pest es plana. Casi en el centro de la ciudad, en la orilla derecha del Danubio se alza el monte Gellért de 235 m. de altura, ofreciendo un hermoso panorama sobre Budapest.
Siete puentes carreteros y dos de ferrocarril unen las dos riberas del Danubio junto a Budapest. Estos puentes, destruidos durante la guerra fueron reconstruidos en su forma original, a excepción del puente Isabel (Erzsébet-híd) que ha recibido una arquitectura moderna.
Entre las curiosidades más notables de la capital húngara se encuentra el palacio real y el casco viejo de la ciudad, reconstruidos en su estilo y forma originales. El palacio alberga actualmente la riquísima colección de la Galería Nacional Húngara y la Biblioteca Nacional Széchényi, que es la más grande del país.
Frente al palacio real, en Pest se halla el edificio neogótico del Parlamento. No lejos de allí está la Isla Margarita de 3 km. de largo aproximadamente, con parques, canchas deportivas, piscinas y un hotel curativo, siendo una de las zonas naturales más hermosas de la capital húngara.
La capital alberga asimismo las instituciones científicas y culturales nacionales, como es la Academia de Ciencias de Hungría con sus numerosos institutos de investigación científica. La mayoría decisiva de los estudiantes universitarios del país estudia en las instituciones de educación superior de Budapest.
Desde Budapest parten 9 de las principales líneas ferroviarias y 7 de las 8 carreteras nacionales. Todo ello demuestra que desde principios de este siglo las infraestructuras están concentradas en la capital. También aquí está el centro de navegación, del transporte aéreo y de autobuses. Esta herencia desfavorable se corregirá con la reestructuración de la red de transporte y con la designación de nuevas rutas de las autopistas a construirse. Los problemas del transporte colectivo de Budapest son atenuados por la existencia de tres líneas de metro. Numerosas estaciones ferroviarias han sido modernizadas y enlazadas con las líneas de metro.
Desde el principio la infraestructura y los establecimientos industriales fueron concentrados en la capital y esta situación se agravó aún más por el erróneo concepto político del desarrollo industrial de la postguerra. Si bien en los últimos tiempos las proporciones han mejorado, gracias a la industrialización del campo, aún hoy el 21% de los empleados en la industria vive en la capital.
Debido a que en la capital existen numerosas fuentes termales y medicinales, Budapest se conoce también como la ciudad de los balnearios (sus bańos incluso en la época romana habían sido elogiados). Hoy en día Budapest tiene 80 fuentes termales de 24§ a 78§C. 12 de los 47 bańos de la ciudad son termales o medicinales. Estas aguas medicinales sirven para curar, en primer lugar, enfermedades de los órganos de locomoción, de la articulación, de la circulación sanguínea, así como de enfermedades ginecológicas. Su consumo como bebida puede aliviar diferentes tipos de enfermedades digestivas.
Budapest, gracias a sus valores arquitectónicos y naturales así como a la belleza de su paisaje, ha ganado merecidamente el rango de centro turístico.

La llanura (Alföld)

La planicie ubicada en la región central de la Cuenca de los Cárpatos es la zona continua más grande de Hungría, que ocupa cerca de la mitad del territorio del país. El punto más bajo desde el nivel del mar es de 78 m. y el más alto de 220 m. Esta región está poblada por una 4 millones de personas y su superficie es de 50.8 mil kmý. Entre sus ciudades más importantes se encuentra Debrecen (205.000 hab.) centro económico y cultural del nordeste del país. El centro de la región de Nyírség es Nyíregyháza con 113.000 habitantes. La ciudad de Szeged (159.000 hab.) se encuentra a orillas del río Tisza, siendo el centro de la región sur de la Llanura. La ciudad más grande de la zona entre el Danubio y el Tisza es Kecskemét con 105.000 habitantes.
La Llanura ofrece condiciones favorables, en primer lugar, para la agricultura y la ganadería. La estructura rural que se adaptaba a este sistema de actividades se caracterizaba anteriormente por los caseríos, aldeas y pequeńas ciudades agrícolas apartadas. Sin embargo, esta región no solamente es la más grande sino también la zona agrícola más importante de Hungría. Aquí se produce la mayor cantidad de trigo, maíz, vegetales industriales, verduras, uvas y frutas. Aquí se cría la mayor cantidad de ganado porcino, bovino, vacuno y aves de corral. La crisis económica del último decenio, que primero surgió en forma latente y que luego explotó, conmocionó también a la agricultura, sector de la economía húngara, cuyos resultados anteriormente habían sobrepasado considerablemente a los de los países de Europa del Este. Desde el cambio de sistema político, la estructura de la propiedad de la tierra (caracterizada por el predominio de la propiedad estatal y cooperativista) se encuentra en un proceso de cambio radical.
La planicie de Hortobágy, situada al este de la Llanura (63.600 hab.) es un parque nacional. En el colegio de Debrecen, fundado en los ańos 1500, se encuentra una de las bibliotecas más grandes del país, con muchos tomos que son verdaderas curiosidades.
Hajdúszoboszló es un famoso balneario curativo con una célebre arquitectura. En la famosa plaza de la Basílica de Szeged se celebran las Jornadas Teatrales que se registran también en las agendas culturales internacionales. Kalocsa es un centro original del folklore húngaro de la región limitada por los ríos Tisza y Danubio.
En lo que a la industria se refiere, durante largos ańos la industria alimentaria y ligera fueron las determinantes en la Llanura. Sin embargo, esta situación cambió tras la explotación de los yacimientos de petróleo y gas natural en la región sur de la Llanura y la creación de la industria de maquinarias y química.

Cadena Montańosa del Norte (Északi hegyvidék)

La zona que limita la Llanura por el norte, se encuentra entre las regiones geográficamente más variadas del país. En una superficie de 11,1 mil kmý se van alternando colinas cubiertas de bosques, valles profundos, cuencas extensas y lomas de poca inclinación, cultivadas agrícolamente. Con casi un millón y medio de habitantes ésta es la zona industrial más desarrollada del país.
En la Cadena Montańosa del Norte, precisamente en el Monte Mátra se encuentra la cumbre más elevada del país: el Kékestető de 1014 metros. En esta región, durante el otońo y el invierno el número de horas de sol es superior al de otras zonas húngaras. También sus condiciones naturales son favorables para curar diferentes tipos de enfermedades y para el descanso.
La ciudad más importante de la región de las Montańas del Norte es Miskolc, con 173.000 habitantes, centro de la metalurgia y de la industria de maquinarias de Hungría, así como de enseńanza.
En esta parte del país se encuentra la ciudad de Gyöngyös y su región conocida por sus vinos, así como Eger (58.000 hab.) una excepcional ciudad, rica en monumentos históricos y culturales, también se encuentra Mezőkövesd, un balneario de grandes tradiciones folklóricas y Sárospatak, ciudad famosa por la fortaleza de de Rákóczi, construida en el siglo XI y también por su colegio. En esta región encontramos además Lillafüred, uno de los centros turísticos más hermosos del país, así como la famosa gruta subterránea de estalactitas de Aggtelek-Jósvafő.
Antes del cambio del sistema político, cuando la industria pesada tenía un papel destacado, en esta región trabajaba el 15% de la mano de obra ocupada en la industria. Las intenciones de la política económica coincidían con las condiciones naturales: aquí se encuentra una parte considerable de las reservas minerales y de carbón. El primer alto horno húngaro se contruyó en las cercanías de Miskolc, pero aquí funcionaba también el gran horno de la fundición de Ózd y de Miskolc-Diósgyőr, que en medio de las cambiadas circunstancias de mercado de los ańos 90, está buscando, con graves conmociones, su nuevo lugar y nuevo papel. Pues el colapso del mercado de los antiguos países socialistas ha creado una situación muy grave para la industria pesada húngara, ya que su estructura se había adaptado a las demandas de ese mercado.
En las colinas que constituyen el límite entre el Monte Mátra y la Llanura se encuentra la región vitivinícola de Gyöngyös. Aquí se producen los famosos vinos de Eger, mientras que, un poco más lejos, en los montes volcánicos de Zemplén están los vińedos más viejos y más famosos, cuyo néctar: el vino Tokaj,  fue evocado, dos siglos atrás, por el poeta del himno nacional húngaro.

Transdanubio (Dunántúl)

LLamamos Transdanubio aquélla superficie de 36 mil kmý de Hungría que está limitada por los ríos Danubio, Dráva y por la frontera nacional. Las Montańas Centrales del Transdanubio dividen en dos partes  esta región. Al norte se encuentra la Pequeńa LLanura (Kisalföld), mientras que el triángulo sureste incluye en sí a Mezőföld, Somogy y Hegyhát. De esta región resalta como una isla el monte Mecsek, cerca de la ciudad de Pécs, la más grande del Transdanubio.
El Transdanubio está habitado por el 30% de la población del país (cerca de 3,2 millones de personas). Entre las ciudades más importantes de la zona figura Győr (128.000 hab.) el centro de la Pequeńa Llanura. El centro económico e intelectual de la zona colindante con Austria es Szombathely (82.000 hab.). Al noroeste de esta ciudad, en las estribaciones de los Alpes se halla la ciudad de Sopron (54.000 hab.) muy rica en monumentos arquitectónicos. En dirección contraria, hacia Budapest está Székesfehérvár (105.000 hab.), que en los siglos XI - XII fuera la sede de coronación de los reyes húngaros. Al norte de la región se encuentra Esztergom (28.000 hab.) otra ciudad antigua, centro del catolicismo húngaro y sede del arzobispo-primado de Hungría.
En el costado sur del monte Mecsek, se ubica la ciudad de Pécs (158.000 hab.) que albergó la primera universidad húngara en 1367 y también hoy se conoce como ciudad universitaria. Pero, existe universidad también en Veszprém (63.000 hab.) un centro de educación superior en Keszthely (20.000 hab.), “capital del lago Balaton”, donde en 1797 se inauguró la primera escuela económica, la Georgikon.
Esta región es muy rica en yacimientos minerales. En el monte Bakony hay en el subsuelo lignito, bauxita, manganeso, en el Mecsek carbón y urania y en Zala gas natural y petróleo.
En esta zona se encuentra la única central termonuclear de Hungría, en la ciudad de Paks, junto al río Danubio, la cual produce cerca de la mitad de la energía eléctrica del país.
En  el Transdanubio hay una importante producción de verduras y frutas. La ciudad de Sopron, así como el monte Mecsek y los alrededores del Lago Balaton, son zonas vinícolas famosas, pero también está desarrollada la ganadería y la cría de aves de corral.
Y, además, aquí se encuentra el “mar húngaro”, el Balaton, el mayor lago de agua caliente de Europa Central, con un gran movimiento turístico internacional.

Habitantes

El 96,6% de la población de Hungría tiene el húngaro como idioma materno. (Fuera de las fronteras del país viven cerca de 5 millones de húngaros, la mayoría de ellos en Transilvania, que pertenece a Rumanía). Sobre la base de los datos del censo de 1990 y según las respuestas entregadas, la proporción de las minorías nacionales es relativamente baja, constituyendo el 2,05% de toda la población permanente del país. Entre los más de 3000 poblados existentes en 800 viven personas pertenecientes a alguna minoría nacional. Para las minorías nacionales la constitución húngara asegura plena libertad, igualdad y el derecho al libre uso de su lengua materna.
El húngaro es un pueblo de origen finougrio y hace más de mil ańos vive en la cuenca danubiana, su patria actual. Entre las minorías nacionales, los de habla alemana constituyen el mayor número. Ellos viven principalmente cerca de las fronteras occidentales, en las Montańas Centrales del Transdanubio, en las proximidades de la capital, así como en la región del Mecsek. Los eslavos meridionales (serbios, croatas, eslovenos, sokacos y bunyevac) pueblan el suroeste, los rumanos habitan en el sureste del país y cerca de la capital también.
Según los datos registrados durante el censo de 1990, la población de Hungría es de 10.375.323 (el 1 de enero de 1990). Debido al decrecimiento natural ocurrido en el curso de los últimos cinco ańos, para 1999 la población disminuyó en 283.000 personas.
A base de las estimaciones realizadas por las organizaciones de las minorías étnicas, en la República de Hungría viven unos 200-220 mil alemanes, 110 mil eslovacos, 80 mil croatas, 25 mil rumanos, 5 mil serbios y 5 mil eslovenos. El número de la minoría búlgara es de aproximadamente  2500, el de griegos de 6000, el de armenios de 3000 y el de polacos de 10 a 15 mil.
Según datos recientes, el número de gitanos varía entre los 400 y 600 mil.
En el primer decenio posterior a la segunda guerra mundial en Hungría se produjo un rápido crecimiento demográfico. Luego, la liberalización del aborto trajo como consecuencia la disminución de la natalidad. Este proceso, a fines de la década del 80 desembocó en una crisis demográfica. Desde 1981 la población de Hungría va en decrecimiento y no se puede esperar un cambio radical y próximo en esta tendencia.
La distribución territorial de la población se ha configurado en dependencia de la industrialización y la migración interna que ella conlleva. La densidad poblacional es mayor en las ciudades, así como en la aglomeraciones nacidas alrededor de ellas y en algunas regiones industrializadas.
La composición por edad de la población húngara refleja una situación de estancamiento, más de la mitad de los húngaros es mayor de 35 ańos. El número de personas que pertenece a la generación mayor de 60 ańos es considerable, siendo su proporción mucho más alta que el promedio internacional.
La transformación de la estructura económica, el debilitamiento del carácter agrario provocan rápidos cambios también en las estructuras ocupacionales. Simultáneamente a la disminución de la población agrícola, ha aumentado el número de los ocupados en la industria. En el último decenio y medio una proporción cada vez mayor de trabajadores han pasado a laborar a los sectores de servicios. El necesario cambio de la estructura económica ocurrido en la década del 90 conllevó a un rápido crecimiento del desempleo. Su nivel actual sobrepasa el 10%, que corresponde al promedio europeo.
 
Poblaciones húngaras

En Hungría pueden distinguirse tres tipos principales de poblaciones: caserío, aldea y ciudad. Su formación tiene motivos tanto históricos como geográficos.
En los últimos decenios se ha acelerado el proceso de urbanización. Mientras que en 1949 en las 50 ciudades del país vivía el 37.5% de la población, en 1998 en 218 ciudades el 63% de los húngaros.
El decrecimiento demográfico que dura desde principios de la década de los ochenta tuvo su efecto también sobre la población urbana. Desde 1985 tan sólo en 75 ciudades ha aumentado la población.
Dos quintas partes de la población de Hungría vive en el campo. Antes la tarea de las zonas rurales era producir alimentos y su ubicación respondía a esta necesidad. En la Llanura se formaron aldeas irregulares, donde las calles en forma radial desde el centro conducían hacia los pastizales. En las regiones montańosas, en los valles o a lo largo de la calle principal encontramos las llamadas aldeas con calles. Las aldeas con la forma de un tablero de ajedrez son características de la región sur de la Llanura. A partir del período de formación masiva de las cooperativas agrícolas (1960-1961), el mundo de los caseríos, tan característico en la primera mitad del siglo XX, se redujo a fragmentos.
La parte sur y oriental del Transdanubio está dominada por las aldeas menores. En la Pequeńa Llanura existen poblaciones medianas y en la Llanura aldeas grandes.
Alrededor del Lago Balaton y en el monte Mátra se formaron las llamadas aldeas turísticas, mientras que en los alrededores de las grandes ciudades y, sobre todo, alrededor de Budapest, se encuentran las llamadas aldeas periféricas, o “poblaciones dormitorios”.
 
La tierra y el subsuelo: patrimonio nacional

Más del 66% de la superficie del país se explota agrícolamente. Un 19% está cubierta por bosques. En los últimos decenios, la expansión de las ciudades y las necesidades de la industria y del transporte han reducido en un 10% las tierras disponibles para la explotación agropecuaria.
En los últimos decenios la agricultura húngara ha tenido que recorrer un largo y tortuoso camino, desde la propiedad privada, pasando a través de las cooperativas organizadas forzosamente, hasta llegar a la transformación de las relaciones de propiedad. Posteriormente a la segunda guerra mundial los campesinos pobres recibieron tierra. Entre 1949 y 1963 se realizó, en dos etapas, la colectivización en la agricultura. Como consecuencia de los métodos violentos, de la producción basada en las instrucciones centrales, de la falta de motivación de los agricultores, la producción agropecuaria hasta mediados de los ańos 60 prácticamente no había podido superar el nivel de producción del ańo 1938.Sin embargo, en los siguientes 25 ańos la industria agropecuaria y alimentaria húngaras, especialmente algunas de estas ramas productivas, lograron un alto nivel a escala internacional.
Los procesos de privatización que se llevan a cabo hoy en día han causado una caída transitoria de la producción agrícola, no obstante, el reordenamiento basado en el mercado restablece el deteriorado equilibrio al nivel de la oferta y demanda real.
La distribución de las tierras de cultivo, según sectores de producción, en 1998 fue la siguiente: tierras de arado 50.6%, huertos, frutales, vińedos 3.6%, bosques 19%.
Hungría vigila cuidadosamente que los valores naturales no sean perjudicados ni por el desarrollo técnico ni por la transformación estructural. 177,7 mil hectáreas han sido declaradas Parque Nacional. De esto, 63,6 mil hectáreas pertenecen al Parque Nacional de Hortobágy, 35,8 mil hectáreas al Parque Nacional de Kiskunság, 38,8 mil hectáreas al Parque Nacional de Bükk, 19,7 mil hectáreas al Parque Nacional de Aggtelek y 19,7 mil hectáreas al Parque Nacional de Fertő-Hanság. Al mismo tiempo, 26,2 mil hectáreas han sido calificadas como regiones de protección natural y el territorio total de las denominadas zonas protegidas sobrepasa las 466,6 mil hectáreas. Es decir, en Hungría el total de territorios protegidos ocupa 670,6 mil hectáreas, el 7.6% del territorio del país.

Breve historia

El origen de los húngaros, que se remonta a varios milenios, aún no ha sido esclarecido del todo por la ciencia, no obstante, según una tesis generalmente aceptada, en las distintas épocas supuestamente había relaciones estrechas entre los húngaros y los pueblos finougrios, que habitaban los alrededores de los montes Urales, y luego con los pueblos turcos de Asia Central. En retrospectiva cronológica, la ciencia es capaz de suministrar datos hasta llegar al territorio situado al suroeste de los Urales, hasta la "patria primitiva húngara", situada a las orillas del Volga. Allá (en Bashkir) los húngaros vivieron en la primera mitad del Ier milenio antes de Cristo. Mil ańos después ya los encontramos en las estepas situadas entre los ríos que desembocan en el mar Negro. Como consecuencia de una de las muchas olas migratorias de las tribus asiáticas, partieron desde ahí rumbo a occidente y, atravesando la cordillera de los Cárpatos, en 895-896 se asentaron definitivamente en la Cuenca de los Cárpatos. El líder de la gran empresa, que significó la conquista de la nueva patria, fue Árpád (?-910) a quien los jefes de las siete tribus húngaras eligieron príncipe entre ellos. 
Los descendientes de Árpád reconocieron en la nueva patria, que la condición de su supervivencia era asimilar el modelo europeo de vida sedentaria. Esto equivalía principalmente a la adopción del cristianismo y a la estructuración de la organización estatal. El bisnieto de Árpád, Géza († 997) dio los primeros pasos en esa dirección. Su hijo, el rey Esteban I (997-1038), posteriormente canonizado, siguió fielmente el concepto trazado por su padre, y en la Cuenca de los Cárpatos organizó un fuerte estado cristiano de tipo europeo occidental, que todavía en la vida del rey fue lo suficientemente fuerte para oponerse a las tentativas hegemónicas del Imperio Romano Germánico. 
La época de los descendientes de (San) Esteban I, los reyes de la Casa de Árpád, se caracterizaba por un desarrollo relativamente equilibrado, solamente interrumpido por un ataque de las huestes tártaras-mongólicas en 1241, que duró poco tiempo, tan sólo un ańo, pero causó enormes dańos, a raíz de los cuales prácticamente hubo que reconstruir el país arrasado. A excepción de este trágico suceso, la Hungría fundada por San Esteban se consideraba una potencia centroeuropea importante, ya en los tiempos de los monarcas de la casa de Árpád (extinguida en 1301), y luego -con fronteras prácticamente inalteradas- bajo el reinado de los reyes de la casa de Anjou.
Carlos I (Anjou) (1307-1342) logró consolidar el país gracias a una buena política tributaria, a la reforma monetaria y a la explotación más eficaz de las ricas minas húngaras. Con el propósito de colaborar económica y políticamente, en 1335 invitó a los reyes de Bohemia y Polonia, y en el llamado "encuentro real de Visegrád", creó la primera alianza centroeuropea. Como resultado de las guerras que libró su hijo, Luis (el Grande) (1342-1382), las fronteras meridionales del país llegaban hasta Bulgaria, los nuevos principados rumanos (Moldavia y Valaquia) prestaron juramento feudal y Venecia cedió Dalmacia a Hungría. La fundación de la primera universidad húngara (Pécs, 1372) da testimonio del auge de la vida cultural de la época. 
El rey Luis murió sin sucesor varón. El pretendiente al trono que salió victorioso, Segismundo de Luxemburgo (1387-1437), basándose principalmente en su prestigio internacional, logró poner fin a la anarquía que se había desencadenado, a consecuencia de la lucha por el trono. En 1410 Segismundo fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Como emperador y como rey de Hungría, hizo mucho por restaurar la paz de Europa, sin embargo, demostró ser impotente frente al inminente peligro turco osmanlí, que determinó de manera cada vez más marcada la historia húngara de los tres siglos posteriores.
Las tropas turcas osmanlíes que atacaban desde los Balcanes, cruzaron el mar Mármara y pisaron por primera vez suelo europeo en 1354. Al cabo de algunas décadas sometieron a los pueblos de los Balcanes y avanzaron inconteniblemente hacia el corazón de Europa. El legendario estratega, János Hunyadi (1407-1456), mediante sus campańas victoriosas, postergó durante un siglo la expansión ulterior del Imperio Otomano por Europa. Toda Europa observaba tensa la suerte de su batalla librada en 1456 por Nándorfehérvár (hoy Belgrado), y a raíz de la noticia de su victoria, por todo el continente se celebraron festejos de tedéum. 
Su hijo de talento sobresaliente, Matías Hunyadi (Corvino), fue elegido rey por los estamentos de Hungría en 1458, a la edad de quince ańos. Durante su reinado el país vivió su época de mayor esplendor. Creó una fuerte monarquía centralizada, con sólidas rentas, con un cuerpo de funcionarios bien formados, y con un ejército a sueldo fuerte y confiable. El "Matías el justo" de los cuentos populares mantenía una de las cortes renacentistas más lujosas de la Europa de su época en el palacio de Buda y en la pintoresca Visegrád, junto al Danubio. Su biblioteca (donde se guardaban los "Corvinas") era una de las colecciones más importantes de la Europa de aquella época, y en su corte trabajaban artistas y científicos. El objetivo de sus conquistas territoriales (Moravia, Silesia y buena parte de Austria) era crear un fuerte "imperio danubiano", capaz de oponer resistencia al Imperio Otomano. 
Matías murió sin heredero legítimo en 1490. Bajo el reinado de los monarcas blandos que le siguieron, se quebrantó la solidez del país y disminuyó su papel internacional. Las guerras internas de la anarquía feudal condujeron a una guerra campesina en 1514. El país se encontraba en un estado total de división y desacuerdo, cuando el Imperio Otomano, en la cúspide de su poder, preparaba una nueva campańa contra Europa, y sus tropas estaban en los confines meridionales del país.
El tan temido acontecimiento, el ataque turco ocurrió en 1526, en la batalla de Mohács. El gigantesco ejército turco, de 70 mil a 80 mil soldados, estaba bajo la dirección personal de Solimán I (el Magnífico). Frente a la superioridad de fuerzas, al cabo de una hora y media, fue derrotada la infantería húngara, pereciendo la flor y nata de la capa dirigente del país y también Luis II (1506-1526), el rey de Hungría.
Tras la fracasada batalla de Mohács, durante 150 ańos el país quedó dividido en tres partes: la zona central, en forma de cuńa, estuvo invadida por los turcos; las provincias occidentales y septentrionales estuvieron dirigidas por los Habsburgo que ocuparon el trono de Hungría; mientras que en la parte oriental del país se formó el Principado de Transilvania.
Se libraban luchas casi constantes por liberar la parte central del país, invadida por los turcos. Esto, más el sistema económico turco basado en la explotación y el hecho de que los turcos se llevaron a la fuerza una considerable parte de la población húngara, como esclavos, tuvo consecuencias trágicas para todo el país. En la Hungría del rey Matías todavía vivían 4 millones de personas, lo mismo que en la Inglaterra de aquellos tiempos. En los dos siglos siguientes la población de Europa aumentó al doble, sin embargo en Hungría, a fines del siglo XVII vivían ya solamente 3 millones de habitantes. 
Buscando aliados contra los turcos, los aristócratas húngaros de la parte occidental y septentrional del país eligieron al archiduque austríaco Fernando de Habsburgo I (1503-1564) sucesor del rey muerto en la batalla de Mohács. Desde entonces, durante casi cuatrocientos ańos, la dinastía Habsburgo ocupó el trono de Hungría. Los húngaros y los Habsburgo necesitaban recíprocamente la ayuda del otro en la lucha contra los turcos. Se debió a ello que, aunque el rey desarrollaba su política principalmente de acuerdo con sus propios intereses dinásticos de gran potencia, respetaba la constitución húngara y los seńores húngaros podían dirigir los asuntos internos del país casi de manera independiente.
Transilvania, la parte oriental del país, no fue invadida por los turcos, pero sí debía pagarles tributos considerables. Los príncipes de Transilvania podían gestionar sus asuntos internos con relativa autonomía, mientras que en los asuntos exteriores, se vieron obligados a guardar un equilibrio muy delicado entre las dos grandes potencias, el Imperio Habsburgo y el Imperio Otomano. Los príncipes más destacados de Transilvania, como István Báthori, Gábor Bethlen y los Rákóczi, lucharon hasta el final por la reunificación del país y por expulsar, primero a los turcos y luego -paralelamente al fortalecimiento de su dominio- también a los Habsburgo. Mientras que en Europa se libraban guerras de religión, Transilvania se consideraba la isla de la tolerancia religiosa, donde en 1571, la asamblea nacional promulgó una ley acerca del derecho al ejercicio libre de las religiones católica, reformada (calvinista), evangélica (luterana) y unitaria.
Los húngaros lucharon durante 150 ańos para liberar su país. Sin embargo, el Imperio Otomano aún representaba una fuerza tan grande, que solamente era posible vencerlo por medio de la cooperación europea. Esto se hizo realidad en 1686, cuando las tropas internacionales de la llamada Santa Alianza (el Papa, el Emperador Habsburgo, Polonia y Venecia), dirigidas por el príncipe Eugenio de Saboya, expulsaron a los turcos de todo el territorio de Hungría.
El emperador Habsburgo manejaba los territorios liberados del país como provincias conquistadas, lo cual conllevó a la resistencia de los aristócratas húngaros, provocando conspiraciones y sublevaciones. La más sobresaliente de todas éstas fue la lucha de independencia (1703-1711) encabezada por el príncipe Ferenc Rákóczi II (1676-1735), que a pesar de haber sido aplastada, obligó a los monarcas Habsburgo a respetar, como reyes de Hungría, los derechos tradicionales de los estamentos húngaros.
En el siglo posterior, de acuerdo con el modelo general de desarrollo europeo, el país percibió las influencias intelectuales de la ilustración, lo mismo que las reformas centrales del absolutismo ilustrado (María Teresa /1740-1780/ y José II /1780-1790/), luego, a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, la época del despertar de la conciencia nacional, de las reformas y de las revoluciones burguesas.
La lucha librada por las reformas que abriesen campo al desarrollo burgués estuvo estrechamente ligada al combate sostenido por la independencia nacional, lo que condujo a una revolución en Budapest, el 15 de marzo de 1848. Las dos personalidades históricas más destacadas de la época eran el conde István Széchenyi (1791-1860) y Lajos Kossuth (1802-1894). Széchenyi consideraba posible el progreso incluso dentro del marco del Imperio Habsburgo, e hizo especial hincapié en el desarrollo económico y en la evolución. Obró a favor de dar inicio al desarrollo burgués, no sólo mediante sus libros trascendentales, su actividad organizativa y por medio de su labor de divulgación desempeńada en los círculos de la aristocracia húngara, sino también sacrificando buena parte de su patrimonio privado. Entre otros cosas, fue el fundador de la Academia de Ciencias de Hungría (1825), promotor de la regulación fluvial de los ríos Danubio y Tisza, de la creación de las condiciones de la navegación a vapor y del transporte ferroviario. En comparación con él, Kossuth consideraba más importante la independencia nacional y representaba principios políticos más radicales. Como excelente orador, le dio fuerza a la nación para librar la guerra de independencia que siguió a la pacífica revolución de Pest, cuando el monarca Habsburgo, traicionando los logros revolucionarios anteriormente sancionados, inició el ataque militar contra Hungría. El monarca Habsburgo, Francisco José I (1830-1916), sólo aliándose con el zar ruso pudo ahogar en sangre la heroica guerra de independencia que duró un ańo. El 13 de agosto de 1849 las tropas húngaras depusieron las armas en Világos.
Tras el aplastamiento de la guerra de independencia, siguió la época de la represión, de la opresión burocrática, y luego dos decenios de letargo. A mediados de los ańos 1860, a consecuencia de la situación política europea, la dinastía Habsburgo ya tenía interés en arreglar sus relaciones con la Hungría sometida, que se encerraba en una profunda resistencia pasiva. Por parte húngara dirigió las negociaciones políticas la tercera gran figura del siglo XIX, Ferenc Deák (1803-1876), quien en 1867 logró el llamado „compromiso” entre Francisco José I y Hungría, y con ello se mereció el calificativo de „el sabio de la patria”. Como resultado del compromiso, el Imperio Habsburgo se convirtió en una confederación dualista de Austria y Hungría, la llamada Monarquía Austro-Húngara. El rey sancionó los logros revolucionarios de Hungría de 1848, retornó a la constitucionalidad, el país cobró total soberanía en sus asuntos del interior, se formó un gobierno húngaro independiente, y solamente las carteras a cargo de los asuntos exteriores y los de guerra, así como de las finanzas de los mismos,  quedaron bajo administración común con los austríacos
La historia del casi medio siglo siguiente trajo consigo un florecimiento económico y cultural nunca antes vistos, durante el cual Hungría se convirtió en un país agroindustrial, que disponía de una infraestructura moderna para la época y de una cultura burguesa floreciente.
La primera guerra mundial puso fin a estos "felices ańos de paz", y Hungría, como miembro de la Monarquía, salió derrotada de la contienda. En otońo de 1918, en aquella situación crítica, estalló una revolución burguesa, que proclamó la república. Su presidente, el conde Mihály Károlyi (1875-1955), quien simpatizaba con la Entente, no pudo superar la crítica situación de política interna y tampoco fue capaz de influir sobre la marcha de las negociaciones de paz de manera favorable para el país. Por ello, en 1919 entregó el poder al comunista Béla Kun. La República de los Consejos de Hungría de los comunistas, en sus apenas tres meses de vida, deterioró aún más la situación del país, ya trágica de por sí. Como consecuencia del tratado de paz de Versailles (Trianon), de 1920, dictado por las potencias victoriosas de la Entente, Hungría perdió dos terceras partes de sus territorios antiguos y más de la mitad de su población. A raíz de ello, dejó de existir el unificado sistema económico y cultural milenario del país, al igual que su red de comunicaciones. Más de 3 millones de húngaros corrieron la suerte de vivir en minoría en los ya crecidos  Estados vecinos.
La élite política en el poder entre las dos guerras, encabezada por el gobernador conservador Miklós Horthy (1868-1957), en diez ańos pudo cumplir las tareas derivadas de la derrota en la guerra y de la extraordinaria mutilación del país. Logró consolidar el país, pero no fue capaz de modernizar la estructura social, ni de resolver los asfixiantes problemas sociales. No pudo oponer resistencia a la expansión cada vez más fuerte de la Alemania de Hitler y, a pesar de no ser fascista, en la IIa guerra mundial se puso al lado de Hitler, con la esperanza de que tras la revisión del tratado de paz de Versailles (Trianon), pudiese recobrar algo de sus territorios que le fueron arrebatados después de la primera guerra mundial. La élite conservadora húngara, que desde el comienzo se oponía al nacismo, buscó un acuerdo con las potencias de la Entente. Las intenciones de Hungría de “abandonar” la guerra llegó a conocimiento de los servicios secretos alemanes y,  para evitarlo, el 19 de marzo de 1944 Alemania invadió militarmente el país. Los invasores ayudaron a que un gobierno títere, extremista, nacionalsocialista húngaro subiera al poder. Luego, iniciaron la deportación de los judíos húngaros y las persecuciones de la élite progresista del país. Con el avance del Ejército Rojo, Hungría se transformó en un campo de operaciones bélicas. La conferencia de Yalta de 1945 clasificó el país, convertido en ruinas, como perteneciente a la esfera de intereses soviéticos.
Al contrario de las esperanzas húngaras y de las promesas de las Potencias Aliadas, el país liberado de los alemanes no pudo convertirse en un Estado democrático independiente. Las tropas soviéticas se quedaron en el país. La democracia pluripartidista establecida después de la guerra desapareció paulatinamente por influencia soviética y por la fuerza pusieron en el poder al Partido Comunista, cuyo bando stalinista dirigido por Mátyás Rákosi (1892-1971) introdujo en el ańo 1948 la dictadura de tipo soviético.
Contra la ilegalidad y el terror, el 23 de octubre de 1956 estalló una revolución, que la Unión Soviética sólo pudo derrotar, poniendo en acción sus fuerzas militares, en lucha armada. Tras la cruenta represión, János Kádár -colocado en el poder por la Unión Soviética- y su partido comunista reorganizado, con el fin de consolidar su situación, en los ańos sesenta atenuó la opresión. A través de sus reformas económicas incrementó el nivel de vida, gradualmente hizo posible que los ciudadanos viajaran al extranjero y revitalizó sus relaciones económicas con el Occidente. Todo esto diferenció hasta cierto punto a Hungría de los demás países llamados socialistas de Europa del Este, lo que se refleja en la expresión, de uso generalizado en aquellos tiempos y aplicada en sentido positivo, de que Hungría era "la barraca más alegre".
A mediados de los ańos 1980 se hizo evidente a nivel mundial la crisis del sistema económico llamado socialista. La fermentación social e intelectual fue especialmente fuerte en Hungría, relativamente abierta hacia el Occidente. Por ello, cuando en 1989 los acontecimientos ocurridos en la política mundial permitieron que Hungría recobrase su independencia, la sociedad húngara llegó preparada a las transformaciones y llevó a cabo por la vía pacífica el cambio de su sistema político.
Los distintos grupos de la sociedad, que venían luchando por los cambios y organizando manifestaciones masivas, se convirtieron en partidos políticos. El 23 de octubre de 1989 (aniversario de la revolución de 1956) se proclamó la República de Hungría, lo que expresó de manera simbólica la esencia del cambio de sistema: que el país recuperó su soberanía, que reemplazó la gestión económica centralmente planificada por la economía de mercado y el régimen de la dictadura del estado-partido por la democracia pluripartidista. Tras cuarenta ańos de sistema unipartidista del llamado socialismo, en 1990 tuvieron lugar por primera vez elecciones realmente libres. La Asamblea Nacional formada a raíz de dichas elecciones, creó con su labor legislativa el sistema institucional del Estado democrático de tipo occidental, sobre la base del cual el país nuevamente funciona como un estado de derecho europeo independiente. Entre los partidos políticos que están presentes en el Parlamento hay concenso con respecto a los intereses económicos primordiales y los principales objetivos de política exterior del país. El gobierno de los partidos de centro-derecha, victoriosos en 1990, al igual que la coalición socialista-liberal que gobernó entre 1994 y 1998 y luego la coalición cívica de centro-derecha que la sustituyó después de las elecciones de mayo de 1998, y que gobierna actualmente, consideraban y consideran todos como su tarea principal la integración euroatlántica de plenos derechos de Hungría lo antes posible, así como el desarrollo de sus relaciones con los países vecinos, prestando especial atención a la protección, según las normas europeas, de los derechos de las numerosas minorías húngaras que viven en ellos. 
Hungría forma parte de la OTAN desde el 12 de marzo de 1999. Es miembro de la Unión Europea desde el 1 de mayo de 2004.
 
Cultura
 
Hungría desarrolló en sus orígenes un arte metalúrgico similar al arte de las estepas*, pero a partir del s. XI se abrió a las influencias occidentales. De época románica se conservan las torres de Pécs y la decoración escultórica de portadas como la de Ják. En estilo gótico destacan la catedral de Kosice, las esculturas de madera policromada de Matheóc y Felsöguz, la estatua ecuestre de bronce de San Jorge esculpida por Jorge y Martín de Kolozsvár y la pintura de Thomas Kolozsvár y del maestro del que sólo se conocen sus iniciales M. S.         El renacimiento tan sólo dejó edificios, como el castillo de Frics, mientras que el barroco alcanzó gran difusión, como lo demuestran en la arquitectura las iglesias de Santa Ana en Pest y de los franciscanos de Egar y el palacio de Gödöllo, en escultura las obras de J. A. Krauss y Hebenstreit y en pintura las de J. Kupeczky, A. Mányoky y Bogdány. En el neoclasicismo sobresalen los arquitectos Mihály Polláck y J. Hild y el escultor I. Ferenczy. De estilo neogótico son el Parlamento de Budapest, de E. Steindl, y la Casa de los Pescadores en Buda, de Schulek. En el s. XIX debemos citar a los pintores Pál Szinyei Merse, C. Ferenczy, L. Paál y M. Munkácsy y ya en el s. XX a los arquitectos B. Latja, B. Árkay y J. Vágó; a los pintores abstractos Barcsay y Korniss; a los surrealistas Bálint, Kondor e Illes; a los escultores Schaár, Varga, Vigh, Kö y Vilt, y a los ceramistas Gorkä y Kovács.
La literatura en lengua húngara comenzó su desarrollo en el s. XVI, en que fue redactada la primera gramática magiar, y alcanzó un gran florecimiento en época barroca gracias a István Gyöngyösi en prosa y Miklós Zrinyi en poesía, pero después decayó debido a la hegemonía cultural de las lenguas francesa y alemana. En el s. XVIII comenzó un periodo de renacimiento nacionalista; los dramaturgos György Bessenyei, József Kármán y Ferenc Kazinczy renovaron la literatura. El movimiento nacionalista llegó a su mayor esplendor en el periodo romántico con el poeta Sándor Petöfi, el novelista József Eötvös y el dramaturgo Zsigmond Czako. La época de dominio austriaco impuso de nuevo la lengua alemana, pero ello provocó un brote más violento de nacionalismo magiar, en el que se significaron el poeta János Arany, los novelistas Maurus Jókai y Zsigmond Kemény y el dramaturgo Imre Madách. A principios del s. XX escribió el gran poeta lírico Endre Ady, de estilo modernista. Tras la Primera Guerra Mundial, la disolución del imperio austrohúngaro significó el retroceso de la influencia cultural germánica, pero tras la Segunda Guerra Mundial la inclusión de Hungría en el bloque soviético favoreció la implantación de un estilo de realismo socialista poco fructífero para las letras. En el s. XX merecen especial mención el premio Nobel Lajos Zilahy, los también novelistas Kálmán Kikszáth y Zsigmond Móricz y el dramaturgo Ferenc Molnár.
La música húngara tuvo su primer gran representante en el romanticismo: Franz Liszt, compositor de rapsodias y creador del poema sinfónico. En el s. XX, dentro del nacionalismo musical, Bela Bartók y Zoltán Kodály recuperaron gran número de temas del folclore magiar.
Hungría ha proporcionado grandes figuras al cine, algunas de las cuales han dirigido sus películas en otros países, como Alexander Korda en el Reino Unido o Michael Curtiz en EE UU. Los más destacados de los que han desarrollado su labor en Hungría son Miklós Jancsó e István Szabó.

Símbolos Nacinales
el Escudo Nacional

 
El escudo es uno de los emblemas más importantes de un país, es el símbolo de su historia. Las alteraciones en el escudo nacional de Hungría reflejan cambios ocurridos en el destino de la nación.  
Los componentes del escudo de la mayoría de las naciones modernas sancionan su pasado histórico. La validez del escudo de una nación no sólo depende de las leyes y decretos que le respalden, sino de su reconocimiento por parte de los ciudadanos del país como símbolo; en su capacidad de identificarse con dicho escudo. Así pues, el escudo no sólo diferencia a un país del otro, sino que presenta una imagen compleja, arraigada en las tradiciones únicas, nacionales e históricas de un país.
La cruz patriarcal es el componente más antiguo del histórico escudo nacional de Hungría, rehabilitado hace poco, en 1990. La cruz patriarcal forma parte del conjunto de símbolos nacionales desde hace ochocientos años, cuando apareció por primera vez en las monedas, a fines del siglo XII, y más tarde ocupó el flanco siniestro del escudo nacional. El color del blasón es gules. Los tres montículos fueron incorporados unos cien años más tarde, debido probablemente a la influencia napolitana de la casa real de la época. Originalmente la cruz patriarcal se apoyaba sobre tres pies, de éstos se formaron los tres montículos que al principio eran incoloros.
En lo que concierne a las franjas del flanco diestro se supone que se incluyeron por influencia española a fines del siglo XII, principios del siglo XIII, por medio de una relación familiar con la dinastía de la época.
La corona húngara también aparece en el escudo nacional desde hace más de seiscientos años.
El centenario escudo histórico húngaro pasó por una serie de cambios. No hay ni un detalle en el escudo húngaro que tras un detenido estudio, no hable sobre las razones históricas, las grandes luchas que produjeron estos cambios. Guerras y paces, luchas internas, revoluciones, cambios de familias reales, caídas de los sistemas en el poder y conmociones históricas han dejado sus huellas en el escudo nacional de cada época.
En el verano de 1990, el Parlamento húngaro decidió rehabilitar el escudo nacional histórico como nuevo emblema del país. Este escudo es el llamado "pequeño blasón" con corona, que consta de un blasón dividido verticalmente en dos. El flanco siniestro está cortado en ocho franjas color gules y plata. En el flanco diestro, en el trasfondo rojo sobre tres montículos, se encuentra, en el medio, una corona de oro y sobre ella una cruz patriarcal de plata. Sobre el borde superior reposa la corona húngara.

La bandera de Hungría
 
La bandera nacional de la República de Hungría consta de tres franjas horizontales de la misma anchura, de color rojo, blanco y verde.
Por primera vez en la historia milenaria de Hungría, durante la Revolución y Guerra de Independencia húngara de 1848-1849 contra los Habsburgo, se proclamó la utilización legal de la bandera roja-blanca-verde. Hasta ese momento histórico la forma y utilización de la bandera se basaba en el derecho consuetudinario.
Según algunas fuentes, la mayoría de las banderas de las tribus Magiares provenientes del Este en el siglo IX exhibían el Turul, el águila mítico. Más tarde, las obras pictóricas representaron a varios reyes húngaros con banderas, portadoras de la cruz patriarcal y franjas rojas y blancas. Esta situación se mantuvo durante siglos, tras la fundación del estado por el rey San Esteban (1001-1038).
La primera aparición simultánea de los colores nacionales de Hungría (rojo-blanco-verde) sobre un cordón de sello se remonta a la época de Matías 11, en 1618. El color verde, probablemente, vino del escudo, para acompañar el rojo y el blanco. El tricolor impulsado por la Revolución Francesa se convirtió en el prototipo de las banderas nacionales.
La generación de la época de Reformas húngaras (años 1830-1840) utilizó de forma consciente las banderas de colores rojo-blanco-verde en sus reuniones políticas.
Entre los primeros logros de la Revolución y Guerra de Independencia de 1848-49 se cuenta la reintegración de los colores nacionales y el escudo histórico del país en sus derechos ancestrales. Según descripciones posteriores, el color rojo simboliza el vigor, el blanco la lealtad y el verde la esperanza. En el período de la Monarquía, la corona fue parte integrante de la bandera nacional húngara.
Después de 1945, el escudo sin corona conocido como escudo "Kossuth"' pasó a ornar la bandera. La Constitución de 1949 desestimando las tradiciones y la continuidad jurídica histórica reemplazó el escudo "Kossuth" por el escudo de la República Popular. Actualmente, desde el cambio de sistema político, con el establecimiento de la República de Hungría, de nuevo el escudo con la corona decora la bandera roja-blanca-verde.

La Corona De Hungría

El rey Esteban, canonizado tras su muerte, organizó la institución del reino en Hungría. En símbolo por su labor desarrollada en la formación del estado y la iglesia, el Papa Silvestre 11 le envió en el año 1 000 la corona real, con la cual Esteban se hizo coronar rey en el primer día del nuevo milenio, cuando toda Europa temblaba por la llegada del Fin del Mundo y el Anticristo.
En esa época la corona recibida del Papa tenía un doble significado. Por una parte, subrayaba el hecho de que el rey de Hungría espiritualmente dependía en forma directa del Papa en Roma y no se transformó en un vasallo del Emperador Germano-Romano. Así pues, simbolizaba hasta cierto punto, la soberanía de la nación. Por otra parte, la corona era el símbolo del poder secular y el Papa al entregársela al rey Esteban le señalaba que propagara las doctrinas de la Iglesia Católica romana en Hungría. Esta corona, reproducida en obras de arte antiguas, en ningún detalle coincide con la corona que conocemos actualmente, la corona original era una banda con piedras preciosas, igual que las coronas que llevaban los demás reyes europeos a principios del milenio.
Es interesante notar que a lo largo de muchos siglos persistió la idea en el reino húngaro de que la corona llamada santa, era la misma otorgada por el Papa para la coronación del fundador del Estado.
¿Qué pasó en realidad con la corona de San Esteban?
De todas las hipótesis expuestas por historiadores, actualmente la teoría más fundamentada parece ser aquella, que sostiene que el emperador germano Enrique III, la tomó como botín y debido a que la soberanía húngara quedó provisoriamente suspendida, devolvió la corona a Roma, desde donde ya no se pueden seguir las huellas de la reliquia. La corona que conocemos hoy en día como Santa Corona, también es una reliquia de la época de San Esteban. Esta corona probablemente está compuesta por la unión de un relicario del cráneo de San Esteban y la parte inferior por la corona griega ofrecida por el emperador bizantino Miguel Ducas alrededor de 1074 al rey húngaro Géza 1. Según una hipótesis, la Santa Corona, símbolo de la monarquía húngara cobró su forma actual en 1166. Es decir, la reliquia más bella de la historia y el símbolo más glorioso de Hungría tiene más de ochocientos años.
A lo largo de los siglos la corona de Hungría pasó por una serie de aventuras increíbles. Es posible que no exista otra obra de arte en el mundo, que debido a las vicisitudes históricas haya sido escondida en tantos países, palacios, castillos, fortalezas y ciudadelas.
Para poseer este tesoro se libraron muchas guerras de sucesión, luchas por el poder y conflictos armados. A veces la corona se perdió en el curso de repatriación desde el extranjero, o simplemente fue apropiada por personalidades históricas, otros la secuestraron para protegerla, fue empeñada y enterrada. Muchas veces la sacaron del país y cada vez se festejó su retorno, su devolución.
Durante la historia tan agitada de este tesoro se formó una institución especial para protegerlo. Los guardianes de la corona fueron escogidos de la alta aristocracia húngara, así como se constituyó un destacamento militar especial con el fin de velar por la seguridad de la corona.
A fines de la Segunda Guerra Mundial, políticos del gobierno de entonces de extrema derecha escaparon a occidente con la corona, donde la reliquia llegó a parar a manos de las fuerzas militares norteamericanas. La corona y varias joyas de la corona fueron custodiadas y en parte restauradas en Estados Unidos hasta 1978, cuando a base de la decisión del entonces Presidente Cárter, el Secretario de Estado Norteamericano Vance devolvió solemnemente las reliquias de la corona al pueblo húngaro. Desde entonces la corona y las joyas de la corona están expuestas al público en el Museo Nacional de Hungría.
 
Como pueden apreciar en la fotografía adjunta, la corona está compuesta de dos partes. Su ensamblaje se remonta, según la opinión de la mayoría de los especialistas, al último cuarto del siglo XII. Sobre una de las placas de esmalte, en la parte inferior de la corona, de origen griego, se lee la siguiente inscripción griega, al lado del busto del rey húngaro: "Géza, rey leal de Turkia (Hungría)". Sobre la cabeza del rey Géza vemos una diadema similar a la parte inferior de esta corona, pero sin ornamentos y los pendientes colgantes. Esta parte de la corona, como ya hemos mencionado, fue un regalo del Emperador bizantino, Miguel Ducas a Géza, quien había contraído nupcias con la hija de un patricio bizantino. La parte superior de la actual corona se asemeja a un relicario de cráneo que se usaban en la Edad Media. En su forma original las figuras de los doce apóstoles decoraban las bandas ensambladas en sentido transversal y las cuatro bandas se juntaron con una placa que llevara Cristo en el trono. Para poder integrar el relicario a la corona hubo que cortar una placa de cada banda, con la imagen de sólo ocho apóstoles.

El Himno Nacional de Hungría
 
El Himno Nacional de Hungría fue escrito por Ferenc Kölcsey (1790-1838), uno de los mayores poetas de la Época de las Reformas y se publicó por primera vez en 1828. La música fue compuesta por el compositor y director de orquesta, Ferenc Erkel (1810-1893) en 1844, como resultado de un concurso público que se organizó para obtener la música del Himno. El Himno de Kölcsey-Erkel se estrenó en 1844, en el teatro Nacional de Budapest. Se convirtió oficialmente en Himno Nacional, tan sólo en 1903.
El Himno tiene ocho estrofas pero en las ceremonias oficiales generalmente se interpreta y canta sólo la primera estrofa.
Bendice al Húngaro, Señor, que la abundancia sea consigo; que halle tu amparo protector cuando se enfrente al enemigo; que deje atrás su adverso hado, y vea su trigo al fin maduro este pueblo que ya ha pagado por su pasado y su futuro. 
A los Cárpatos condujiste nuestros ancestros, y, a su luz, horizontes nuevos nos diste en la sangre de Bendeguz. Y donde la corriente pasa del Tisza y del Danubio, has hecho perpetuar a la noble Casa de Árpád, por siempre en nuestro pecho.
Tú convertiste en mar dorado las mieses de nuestra llanura y del Tokaj has destilado la vid en su esencia más pura. Por ti nuestra enseña llameó sobre el turco fortín agreste y a Viena en su empuje arrolló de Matías la negra hueste.
Pero cuando nuestros pecados te hicieron tronar de furor, nos llegó en tus rayos sagrados la pena, el llanto y el dolor. Primero enviamos te plugo, del Mongol los dardos acerbos; después, del turco bajo el yugo, esclavos fuimos más que siervos.
Cuántas veces, sobre el montón de nuestros muertos Insepultos, de Osmán la ciega presunción nos llenó de oprobio e insultos! Y cuántas, desdichada Hungría, tus propios hijos convirtieron en una fúnebre y sombría el mismo seno en que nacieron!
Por más que el fugitivo huyera, la cruel espada hasta él llegó, sin que patria encontrar pudiera en la tierra que lo engendró. En la montaña o en el llano hay en sus labios sólo hiel. A sus pies, de sangre un pantano; un mar de llamas sobre él
Aquí entre estos muros, en donde antes reinaba la alegría, ahora el infortunio se esconde, ayes se escuchan noche y día. La libertad se extingue; muere la patria entre espinas y abrojos. Ahora es su canto un miserere, un río de lágrimas sus ojos.
Piedad del Húngaro, Señor juguete de encontrados vientos. Tíéndele un brazo protector, haz que terminen sus tormentos. Que quede atrás su adverso hado y vea su trigo al fin maduro este pueblo que ya ha pagado por su pasado y su futuro.
Traducido por Éva Tóth y S. Hernández Rivera (1980)
 
Iglesias históricas

En la vida pública y en la política nos encontramos cada vez más frecuentemente con la expresión „iglesia(s) histórica(s)”. Al mismo tiempo, incluso los que utilizan este concepto, no se han preocupado de dar una explicación o de argumentar el uso del término.
La ”iglesia histórica” como tal, pertenece a la terminología política, sin embargo en lo jurídico (ya sea desde el punto de vista del derecho público o del derecho canónico) es igualmente imposible de interpretar, como aplicando las categorías de las ciencias históricas (historia eclesiástica). Las ciencias exactas entienden por carácter histórico que algo -se trate de fenómenos, ideologías o instituciones, y de esta manera, naturalmente también de religiones y de iglesias- se haya creado y haya existido o exista y vaya a existir a lo largo de la historia de la Humanidad, pero como tales, también pueden dejar de existir en el futuro. Si interpretamos de esta forma el carácter histórico, entonces esto es válido para todas las iglesias y confesiones. ¿De acuerdo a qué otros criterios y puntos de vista se podrían establecer las diferencias entre las iglesias y confesiones „históricas” y las demás, si es que en general se puede hacer, teniendo pretensiones científicas?
 
El peso y el papel de las iglesias en la historia de Hungría

1. El primer punto de vista obvio es la duración de su presencia en la historia, o sea, la „edad” de la iglesia en cuestión. De esta manera, evidentemente hay confesiones y religiones cuya historia se remonta a miles de años (en primer lugar, se trata de las grandes religiones mundiales, como son la religión judía, la cristiana, la musulmana y la budista). En comparación con esas, hay otras iglesias y confesiones, cuya historia no tiene más de algunos cientos de años, o menos, sobre todo si su historia se calcula desde el momento de su aparición en este país. La iglesia católica y las iglesias cristianas orientales u ortodoxas corresponden a este criterio, tomando en cuenta sus referencias húngaras, ya que éstas han estado presentes desde el mismo momento de la fundación del Estado. Al lado de éstas, hay pruebas de la presencia de la confesión israelita desde los comienzos hasta nuestros días. Después de éstas, a partir de la centuria de la Reforma, del siglo XVI -o sea, desde hace casi medio milenio-, viven en Hungría las iglesias protestantes, en orden cronológico: la evangélica o luterana, la reformada o calvinista y finalmente la iglesia emparentada con las dos anteriores, la unitaria. Luego, desde mediados del siglo XIX y comienzos del siglo XX, aparecieron en grandes cantidades las confesiones e iglesias más nuevas, principalmente de carácter cristiano, que hoy en día suelen llamarse „iglesias menores”, antes se conocían por el nombre de iglesias libres, o de manera aún más generalizada, se les llamaba sectas. A mediados del presente siglo, es más, desde el cambio de sistema político ocurrido en Hungría, surgieron en el país religiones, confesiones e „iglesias registradas” bastante ext