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Proceduras ante el Registro Civil
Los hechos y actos de nacimiento, matrimonio, divorcio y defunción de todos los ciudadanos húngaros que tuvieron lugar en el extranjero, deben ser registrados en Hungría.
La oficina consular de la Embajada de Hungría en Madrid realiza la inscripción de los hechos y actos de Registro Civil de ciudadanos húngaros en el Registro Civil Central Electrónico de Hungría y puede emitir Certificación del Acta de los actos inscritos.
Pasos necesarios de registrar un nacimiento o matrimonio:
1. Obtener la Certificación del Acta de Nacimiento/Matrimonio del Registro Civil.
Es necesario adjuntar el impreso estándar multilingüe – ayuda a la traducción de conformidad con el Artículo 7 del Reglamento (UE) 2016/1191 del Parlamento Europeo y del Consejo o una traducción jurada.
2. Contactar con nuestra oficina consular por email (consulate.mad@mfa.gov.hu), enviándonos escaneado el certificado mencionado, y el pasaporte/DNI de los solicitantes (madre/padre o mujer/marido).
3. Con los datos recibidos empezamos el proceso de la inscripción y enviamos el formulario generado por el sistema por email al solicitante para su revisión.
4. Reservar cita previa en la página web: https://konzinfobooking.mfa.gov.hu
5. Este formulario (y otro para registrar la dirección del recién nacido en el caso de registrar un nacimiento) los solicitantes necesitan firmar personalmente en algún consulado húngaro (incluido los consulados honorarios) en España. Al mismo tiempo, deben dejar una copia original del Certificación del Acta de Nacimiento/Matrimonio en la oficina consular.
6. Transcurridos unos días terminamos el registro del acto e imprimimos el certificado húngaro de nacimiento/matrimonio.
IMPORTANTE:
- Los trámites pueden ser iniciados personalmente en los Consulados y con los consules honorarios de Hungría en España. Si se trata del registro de un nacimiento y los padres no están casados, el padre tiene que firmar una Declaración de paternidad personalmente, delante del cónsul (sólo en Madrid, Barcelona o Málaga). La Declaración de paternidad no se puede hacer delante del cónsul honorario.
- Los trámites de la inscripción en el Registro Civil húngaro y la expedición de Certificación del Acta son gratuitos (excepto la Declaración de paternidad)
- Si pide el impreso estándar multilingüe de la certificación del acta también, no necesitan llevar Apostilla para que estén aceptados por las autoridades españolas.
Registrar un divorcio:
Dependiendo del país de divorcio los documentos presentados pueden variar. Nuestra oficina consular les puede informar por email (consulate.mad@mfa.gov.hu) sobre el procedimiento antes de reservar cita previa.
Registrar un fallecimiento:
Se puede tramitar por correo, necesitamos la Certificación del Acta de Defunción y los documentos de identidad del fallecido. Es necesario adjuntar a la Certificación el impreso estándar multilingüe – ayuda a la traducción de conformidad con el Artículo 7 del Reglamento (UE) 2016/1191 del Parlamento Europeo y del Consejo o una traducción jurada.
Traductores e intérpretes
Traductores e intérpretes jurados
Las traducciones al húngaro y al español de los traductores e intérpretes jurados se aceptan por las autoridades españolas sin la legalización del Consulado. El listado actualizado de dichos traductores e intérpretes se puede encontrar en la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación:
Traductores-Intérpretes Jurados en ejercicio y en el siguiente enlace: El listado de los traductores e intérpretes jurados
Traductores e intérpretes no jurados
Las traducciones al húngaro y al español de los traductores e intérpretes no jurados no se aceptan por las autoridades españolas. Las mismas únicamente son válidas con la legalización del Consulado. El listado de los traductores e intérpretes no jurados
Informaciones:
Las traducciones al húngaro y al español de los traductores e intérpretes en los listados no se aceptan en Hungría sin la legalización del Consulado.
La Embajada y el Consulado no asume responsabilidades por el trabajo realizado de los traductores e intérpretes.
Agrupaciones de húngaros en España - Registro en la base de datos
Si bien no somos muchos, cada vez estamos más húngaros aquí (temporalmente o durante largo tiempo) en Madrid, o en otras partes de España.
La colonia húngara tiene varios grupos más o menos amplios autoestructurados que de vez en cuando organizan programas de diversos temas. Algunos de estos grupos se pueden encontrar en las redes sociales más importantes (Facebook). Por ejemplo en la página de los húngaros residentes en España: https://www.facebook.com/groups/hungarito/ o en la de las familias húngaras en Madrid:
https://www.facebook.com/groups/MadridiMagyarCsaladosokKlubja
Asimismo les recomendamos la página https://www.facebook.com/hungaritos/, de cuyo administrador pueden informarse sobre los eventos relacionados con Hungría a través del correo electrónico: elhungarito@gmail.com.
La asociación húngara más grande que hay en Madrid es la Asociación Madách, que se fundó el día 2 de mayo de 2014 y actualmente cuenta con 32 miembros. La asociación organiza numerosos programas para la comunidad húngara (carnaval, fiesta de Papá Noel, etc.) Pueden obtener información adicional sobre la asociación, sus programas y sobre la vida de la comunidad húngara en Madrid en la siguiente página web y portal de Facebook:
http://madach.es/
https://www.facebook.com/madachmadrid/?fref=ts
Además de todo lo anterior, nuestra Embajada – en base a inscripciones voluntarias – gestiona también una base de datos de los húngaros residentes o pasajeros en el país, mediante la cual informa a la comunidad húngara sobre los eventos relacionados con Hungría en forma de circulares electrónicas y notifica sobre convocatorias de interés público. En caso de tener la intención de inscribirse en nuestra base de datos, rogamos envíe un correo electrónico a la dirección vhazay@mfa.gov.hu, indicando sus datos personales más importantes (nombre, fecha de nacimiento, títulos escolares/grado de formación, lugar de trabajo), sus contactos (como mínimo el e-mail y recomendablemente el número del teléfono móvil y dirección de correo postal), junto con el motivo y tiempo previsto de su estancia.
La Ley Fundamental (La Constitución)
La nueva Constitución de Hungría –que se llama Ley Fundamental- fue aprobada por el Parlamento el 18 de abril de 2011 y entró en vigor el 1 de enero de 2012.
De momento, no existe traducción oficial al castellano.
Para ver la versión oficial en húngaro pinche aquí.
Para ver traducción oficial al inglés pinche aquí.
Gastronomía
Hungría tiene fama no sólo por su intensa vida cultural y musical sino también por su gastronomía. En estas páginas nos gustaría ofrecerles algunos ejemplos de los platos típicos de nuestro país, cómo prepararlos. Los platos tradicionales húngaros son ricos en sabores picantes y aromas. Los sabores se basan en tradiciones remotas en condimentación y métodos de preparación. Páprika y ajo hay por todo el país. En otoño ofrecen una vista espectacular las hileras de páprikas colgando en las paredes blancas de las casas campesinas en la región de Kalocsa (sur del país).
Trucos de la cocina húngara
Si alguien quisiera reproducir perfectamente los sabores de las comidas húngaras, tendría que conseguir manteca húngara, paprika verde y molida húngaras, tomates y cebollas de Hungría. La manteca de cerdo puede ser sustituida por aceite, mantequilla o margarina, pero para obtener el efecto de sabores típicamente húngaros sólo es buena la manteca frita a alta temperatura, con sabor ahumado (o sea que tampoco sirve la preparada al vapor). En ella es donde mejor prevalece la esencia de la cebolla.
También en el caso de la paprika molida es la manteca de cerdo la que mejor puede extraerle sus colores. Sin embargo es importante saber que en manteca hirviendo la paprika de condimento toma un gustillo amargo y su color se descompone, tomando un tono marrón.
En el caso de utilizar paprika molida no picante o semipicante de los tipos "especial", "noble dulce" y "deliciosa", no temamos de las cantidades estipuladas que, tal vez, parezcan exageradas, ya que son necesarias para obtener el efecto preciso de sabores. Por supuesto, en la primera ocasión se puede experimentar utilizando menos. También en Hungría las variedades de paprika denominadas "fuerte" y "rosa" son utilizadas sólo para completar el gusto foral y el color. (Las cantidades dadas en las recetas se refieren a la paprika "noble-dulce".)
También la paprika verde puede hacer que un plato resulte picante. Antes de adicionarla a la comida, pasemos la punta de la lengua por la nervadura donde se encuentra el elemento picante, la capsicina. En la mayoría de las especies, así también en el caso de la paprika extraordinariamente picante, basta con retirarle cuidadosamente las semillas y nervaduras para que resulten inofensivas. Lapaprika molida es una de las especias más ricas y polifacéticas del mundo, no sólo por su excelente color y sabor, sino también por su contenido en vitaminas A y C, así como por su favorable efecto sobre el aparato digestivo. Sólo un ejemplo: si cualquier pescado o carne al natural, antes de ser asado a la parrilla o frito es pasado no solamente por harina sino por paprika molida mezclada con harina, el resultado será un gusto más sabroso.
El tomate fresco puede ser reemplazado por otros preparados. iPero seamos cautelosos! El empleo exagerado del puré de tomate presta a los alimentos un sabor dulzón, lo que es innecesario, y les hace perder su carácter. En caso de no disponer de vegetales frescos, 100 g de "lecsó" en conserva pueden suplir 140 g de paprika verde y 60 g de tomate en cualquier receta.
Proponemos que la crema de leche agria prescrita en nuestras recetas sea mezclada como máximo en un 50% de crema de leche, con lo que obtendremos un sabor más fino pero, no podemos prescindir completamente del sabor medio ácido que nos da la crema de leche agria. En España el queso fresco de marca Quark es un posible substituto de la húngara.
En caso de los platos de pescado tenemos que manifestar que para las recetas de este libro pueden, en principio, ser utilizados otros tipos de pescado, ya que es poco probable que obtengan pescado húngaro. Sin embargo, les aconsejamos que tomen en cuenta si se trata de especies de pescado de carne blanca o de carne roja. La lucioperca y la trucha son de carne blanca; la carpa y el esturión de carne roja.
Una de las características de la cocina húngara consiste en que se espesa la mayoría de las sopas y guisos mediante una salsa de manteca de cerdo y harina tostada. Esta, además de espesar los alimentos, juega un papel importante en la formación de la gama de sabores. Su empleo es también importante desde el punto de vista nutritivo: al preparar las verduras o legumbres a la francesa o a la inglesa, se pierden vitaminas y valiosas sales minerales que se disuelven en el agua en que hierven; mientras que la cocina húngara sirve este caldo delicioso, espesado de la manera ya dicha, en forma de sopa cremosa, con las verduras o legumbres dentro.
Para hacer esta salsa de espesar, se pone a tostar harina en manteca no muy caliente - en Hungría se emplea generalmente la manteca de cerdo y, en menor medida, la mantequilla - y, según el carácter del plato que se prepara a fuego medio, revolviéndola constantemente un instante (salsa rubia), por algunos minutos (salsa rosada o dorada) o agregándole un poquito de azúcar y manteniéndola un poco más de tiempo sobre el fuego (salsa marrón). Cuando hierve se le agrega algún líquido frío (agua, leche, caldo, caldo en el que se ha cocido algún alimento) mientras se la va revolviendo continuamente para que se disuelva completamente sin formar grumos; se agrega así al alimento.
Antes de licuarla, añadirle distintas especias y condimentos, con los que también podemos tostarla. Por ejemplo, a la salsa rubia para los guisantes tiernos a la crema, añadirle perejil, eneldo si así se quiere, y un poquito de paprika molida. A la salsa dorada de la sopa de judías desvainadas se le agrega cebolla picada muy finamente y una pizca de ajo y de paprika molida. En el caso del guiso de berza de Saboya, se utiliza una salsa de espesar más oscura, a la que se le agrega, además de la cebolla picada y la paprika molida, una pizca de ajo. Para el guiso de calabaza, en la salsa de espesar clara, aparte de la cebolla bien picada, tiene que dominar el eneldo. En el guiso de judías verdes, dentro de la salsa de espesar dorada, junto a la cebolla, el ajo y la paprika de condimento, el perejil juega un importante papel, etc.
El caldo a espesar no puede ser más del necesario para cubrir las verduras o legumbres; en cuanto a la harina fina de trigo, es mejor que sea poca a que demasiada. En caso contrario, obtendríamos una salsa del espesor del engrudo, dentro de la cual nadaría uno que otro pedazo de verdura. Si, pese a todo, resultara demasiado espesa, es muy fácil licuarla; si, por el contrario, resultara demasiado líquida, esto puede ser solucionado mezclando crema de leche agria con harina, revolviéndolo bien para que no se formen grumos y terminando de hacer el plato después de añadir esta mezcla con la que se le da un hervor.
Empleo de la cebolla sofrita y de la paprika molida
En la manteca derretida rehogar primero la cebolla picada -en la proporción estipulada por la receta- y, luego, según el carácter del plato que se esté haciendo, sofreírla más o menos. Los distintos grados del sofrito tienen una importancia decisiva en cuanto al sabor del alimento, aunque el tiempo y el calor que alcance el sofrito sean difíciles de determinar con exactitud, pues siempre dependen de la variedad de la cebolla usada y de su contenido en agua; por lo tanto, se requiere cierto grado de experiencia y práctica culinaria.
Fundamentalmente, pueden ser diferenciadas cuatro fases al sofreír la cebolla: cuando sólo es rehogada, cuando toma un color dorado, cuando se le da un dorado más intenso y cuando se pone de un dorado oscuro. Al alcanzar la fase deseada, se disminuye a lo mínimo el calor de la cocina y, a la manteca con cebolla, ya no tan caliente, se le agrega la paprika molida, se mezcla rápidamente y se le añade de inmediato la carne (o cualquier otro ingrediente a cocer, por ejemplo, champiñones) y sal, y se mantiene al fuego. Este proceso, que dura de 3 a 4 minutos, es imprescindible para obtener el tan característico sabor húngaro. Esta operación no debe ser realizada nunca a fuego vivo, pues en la manteca hirviendo se oscurece la paprika molida y toma un sabor amargo. Mientras se revuelve constantemente, y en cuanto el jugo natural de la carne se evapore, agregar un poquito de agua u otro liquido, pues éste juega un papel importante en la regulación de la temperatura.
Salvo advertencia expresa, las recetas sirven para seis personas.
Recetas
Sopas
Generalmente, nuestras recetas indican una cantidad de 3 a 4 decilitros (décimo de litro) de sopa por persona. Esto es necesario para una comida de 2 ó 3 platos. Sin embargo, si alguien quisiera servir un día de labor una sopa (sobre todo de las más nutritivas) como plato único, se puede aumentar las proporciones de los ingredientes, en cambio, si quisiera ofrecerla como parte de un largo menú, en menor cantidad, se puede reducir dichas proporciones. En este último caso es muy práctico cortar los ingredientes en pedazos más pequeños. Para guardar el estilo, se puede servir el “gulash” y la “sopa de pescado” en un caldero de mesa con su trípode, que puede ser personal o para mayor cantidad, mo una sopera familiar.
No solamente nuestras sopas sino también nuestros guisos y nuestras salsas serán más sabrosas y nutritivas si, en lugar de agua, se utiliza caldo de hueso. Éste se prepara así: poner los huesos bien lavados, de vaca o de ternera, a cocer en agua fría, a fuego lento y, luego de dos horas de cocción, añadir las verduras y las especias (esta modalidad clásica puede ser reemplazada hoy utilizando pastillas de caldo).
Sopa gulash - Bográcsgulyás
Ingredientes:360 g. de carne de vaca sin hueso, 800 g. de patatas, 80 g. de manteca de cerdo, 40 g. de paprikas verdes, 150 g. de cebollas, 60 g. de tomates frescos, 15 g. de paprika molida, 6 raciones de la pasta csipetke ,sal, cominos, ajo
Cortar la carne que, en lo posible, debe ser bien jugosa y con tendones (jarrete, paletilla, cuello), en cuadraditos de 1,5 a 2 cm. Poner a dorar la cebolla finamente picada en la manteca derretida, luego reducir el calor, agregar rápidamente la paprika molida, añadir la carne y la sal y dejar que se haga. Al consumirse el jugo de la carne, agregar los cominos y el ajo picado, y adicionando siempre muy poca agua, dejar que se cueza, bajo la tapadera, a fuego medio, revolviéndolo de vez en cuando.
Por tanto, la carne no tiene que hervir, sino ablandarse en un poco de caldo al vapor. Mientras, cortar las patatas peladas (de una variedad que no se deshaga al cocerse) en cuadraditos de 1 cm aproximadamente, la paprika verde y el tomate, y preparar la pasta csipetke para que se cueza. Se puede regular la cantidad definitiva adicionándole agua o caldo y completando la sazón.
Sopa de judías a la Jókai - Jókai bableves
A este delicioso plato, de muchos sabores, le fue dado el nombre de nuestro famoso y extraordinariamente fecundo novelista Mór Jókai (1825-1904).
Ingredientes:
180 g. de judías pintas 300 g. de chorizo
300 g. de judías verdes frescas desenvainadas 40 g. de manteca
30g. de cebollas 5 g. de paprika molida
1 codilla de cerdo ahumado hojas de perejil 100 g. de zanahoria
1,5 dl. de crema de leche agria 80g. de raíz de perejil
30 g. de harina laurel
ajo 150 g. de paprikas verdes
70 g. de tomates frescos pasta csipetke
Lavar bien las judías pintas y ponerlas en remojo la víspera. (En caso de judías verdes recién desenvainadas no es necesario.)
Poner a cocer el codillo ahumado en aproximadamente litro y medio de agua hasta que esté completamente blando. Al otro día, poner a sofreír las verduras, cortadas en rodajas, en la manteca espesada en la superficie del caldo de la carne ahumada y recogida con un tenedor. En cuanto se doren bien, se les agrega las judías con el agua del remojo, así como también el caldo de la carne ahumada, una hoja de laurel, una pisca de ajo, paprika verde y tomate, ambos cortados en cuadraditos pequenos y, dependiendo del contenido de sal del caldo ahumado, un poquito de sal. Cocer todo hasta que se ablande. Mientras tanto, freír el chorizo, sacarlo de la manteca y cortarlo en rodajas. Cuando las judías se han ablandado ya, preparar una salsa rubia con harina y cebolla bien picada en la misma grasa donde se ha frito el chorizo, agregando en el último momento paprika molida y perejil. Cuando la sopa haya hervido con la salsa rubia, agregar la crema de leche agria en la que se ha desleído la harina, la pasta csipetke y, finalmente, las rodajas de chorizo frito. Antes de servir, cortar en pedacitos la carne ahumada de cerdo, ponerlos en el fondo de la sopera y verter encima la sopa hirviendo. Luego, cada uno puede alinar a gusto, en su plato, con vinagre o vinagre de estragón. Para equilibrar el sabor ácido, se puede poner, al final, un poco de azúcar en polvo, logrando así la necesaria armonía de sabores.
Caldo de segadores
Plato de antaño de los agricultores, jornaleros y segadores pobres.
Ingredientes: 1,4 kg. de patas de cerdo con pezuña, ajo, sal, pimienta, vinagre o vinagre al estragón, 3 dl. de crema de leche agria, 80 g. de harina, 1 huevo
Cocer con ajo machacado, sal y pimienta molida las patas bien limpias y cortadas en dos, hasta que estén blandas. Seguidamente, sacarlas del caldo, deshuesarlas y cortarlas en pedazos más peque ños. Luego, mezclar la crema de leche agria con la harina y el huevo, y batiéndolo todo verterlo en la sopa que se aliña, al gusto de cada uno, con vinagre o vinagre al estragón; por último, se sirve la sopa hirviendo vertiéndola sobre los pedazos de carne. Con patas de cerdo ahumadas sale más sabrosa, pero en este caso hay que salarla menos.
Pasta csipetke (para sopas)
Ingredientes: 80 g. de harina 1 huevo, sal
Preparar una masa dura con el huevo y la harina, pero sin agua. En una tabla de madera previamente espolvoreada con harina, se extiende la pasta hasta que sea de un grosor de 1 mm. aproximadamente, luego, con las manos enharinadas, pellizcar pedacitos del tamaño de la uña del dedo meñique. El nombre de la pasta se origina de esta operación (csipetke=pellizquito). Se pone a cocinar en sopas en estado de ebullición, revolviendo de vez en cuando. Está lista cuando sube a la superficie de la sopa (de 2 a 3 minutos).
Platos Principales
Un consejo: Los guisos y nuestras salsas serán más sabrosas y nutritivas si, en lugar de agua, se utiliza caldo de carne. Éste se prepara así: poner los huesos bien lavados, de vaca o de ternera, a cocer en agua fría, a fuego lento y, luego de dos horas de cocción, añadir las verduras y las especias (esta modalidad clásica puede ser reemplazada hoy utilizando pastillas de caldo).
Paprikás de pollo, cordero o ternera
100 g. de manteca 160 g. de paprikas verdes
sal 12 g. de paprika molida
120 g. de cebollas 80 g. de tomates frescos
2,1 kg. de pollo o 1,25 kg. de cordero con hueso, o 1 kg. de carne de ternera sin hueso 20 g. de harina
3 dl. de crema de leche agria
Se prepara igual que el pörkölt (guiso de carne) a excepción de que hay que espesarlo con crema de leche agria al final, pero con menos manteca, paprika molida y cebolla, esta última ligeramente dorada, apenas rehogada. Cortar la carne en cuadrados de 2 a 3 cm, la carne con huesos en trozos de 40 a 50 g., el pollo en 8 ó 10 pedazos. Dorar la carne y luego, reduciendo el fuego, añadir la paprika molida, mezclando con rapidez; poner la carne, agregar sal y continuar sofriendo. Luego, revolviéndolo de vez en cuando. Siempre que reabsorbe el líquido, añadirle otro poco, para que la carne no hierva, sino que se vaya haciendo casi en su propia grasa, con poco caldo. Cuando la carne comience a ablandarse, agregar el tomate y la paprika verde cortados en cuadraditos.
Cuando la carne se ablande, mezclar la crema de leche agria con la harina, sin que se hagan grumos, y añadirla al jugo un poco más abundante que para el pörkölt, moviendo la olla en que se está cocinando. Lo que más le va es la pasta galuska pero también puede ser servido con patatas cocidas o aplastadas, o con arroz. Se sirve con ensalada, según los gustos.
Col rellena
100 g. de arroz 1,2 kg. de col fermentado
10 g. de manteca 6 hojas grandes de col o 12 medianas (preferiblemente de igual tamaño)
un poco de sal 200 g. de costillas ahumado
100 g. de cebollas 60 g. de manteca
500 g. de carne de cerdo sin hueso 6 g. de paprika molida
ajo, pimienta 120 g. de tocino ahumado
30 g. de manteca 20 g. de harina, 20 g. de cebollas
1½ huevo, muy poca sal pizca de paprika molida.poca mejorana
5 g. de paprika molida 10 g. de harina
3 dl. de crema de leche agria
Rehogar el arroz en manteca caliente y agregarle una cantidad de agua igual al volumen del arroz empleado. Cubrir la cacerola con una tapadera y dejar que se haga, con un poco de sal, hasta que esté medio blando. Dorar bien la cebolla picada en la manteca. A la carne previamente picada se le añade el arroz, ya frío, la mitad de la cebolla, el tocino picado en cuadraditos, el huevo y las especias, y se amasa todo muy bien. Preparar la col agregando aproximadamente 2 dl. de caldo o de agua, y estofar de manera que la col quede un poco crujiente. Cortarle las partes más duras, que parecen venas, de cada una de las hojas de la col para poder doblarlas bien. Repartir el relleno sobre cada una de las hojas.
Crepes a la Gundel - Gundel palacsinta
Entre las creaciones de Károly Gundel es ésta la más popular en nuestros días, tanto en Hungría como en el extranjero. Lamentablemente, en pocos lugares es según la receta original. Por ejemplo, siempre la hacen flamear, lo cual es muy espectacular pero, sin embargo, lo fundamental es que tanto el relleno de nueces como la crema de chocolate tengan un intenso sabor a ron por lo que no se debe eliminar el alcohol flameándolo.
Para el relleno : Para la salsa de chocolate : 12 crêpes
1,5 d. de ron de 50º ó 60º 2,5 dl. de leche 15 g. de harina
40 grs. de pasas vainilla 3 yemas de huevo
20 grs. de cáscaras de naranja confitadas 30 g. de azúcar 50 g. de mantequilla (para freír)
180 g. de nueces 100 g. de chocolate 5 dl. de leche
1 dl. de nata 1,5 dl. de nata 80 ó 100 g. de azúcar
120 g. de azúcar
canela en polvo
50 g. de cacao
El día anterior, poner a remojar en ron las pasas y las cáscaras de naranja confitadas y cortadas en tiras. Al otro día, moler las nueces para el relleno de modo que éste no sea tan fino como la harina ni tan grueso que quede en pedazos. Hervir la nata, agregar las nueces, el azúcar, una pizca de canela, las pasas y las cáscaras de naranja escurridas (si fuera necesario, agregándole un poco más de leche) y cocerlo todo durante 1 ó 2 minutos hasta obtener una masa que se pueda untar bien. Cuando se enfríe un poco, añadir la mitad del ron. Luego, hacer 12 crêpes, rellenarlas, enrollarlas y mantenerlas calientes.
Para la salsa de chocolate, hervir la leche con azúcar y vainilla. Derretir el chocolate al horno en una vasijita, batir la nata (crema de Chantilly). Luego, mezclar las yemas de huevo con el azúcar, agregar el cacao, un poco de harina y leche fría, revolverlo todo hasta que esté cremoso. Añadir el chocolate y, poco a poco, la leche hirviendo, sin dejar de revolver con las varillas. Calentar todo a fuego medio hasta el punto de ebullición, pero sin dejar que hierva. Retirar del fuego y seguir revolviendo la crema; luego, agregar gradualmente la nata batida y, por último, la otra mitad del ron. La crema no debe quedar demasiado dulce, pero se le puede agregar más azúcar en polvo, según la calidad del chocolate y el gusto de cada uno.
Dorar por los dos lados las crêpes ya rellenas en una sartén con mantequilla, colocarlas en una fuente de cristal precalentada; la crema bien caliente debe ser vertida sólo en el momento de servir.
Ñoquis a la Somló - Somlói Galuska
(para 10 a 12 personas)
Creación de Károly Gollerits que durante dieciséis años fue camarero jefe del restaurante Gundel del Jardín Municipal.
Ingredientes
Para esparcir: 100 g. de nueces, 80 g. de pasas, 1 dl. de ron
Para el bizcocho: 8 huevos, 160 g. de harina, 160 g. de azúcar, 40 g. de nueces, 20 g. de cacao
Para la crema pastelera: 4 yemas de huevo, 30 g. de harina, 100 g. de azúcar, 5 dl. de leche, 1 barra de vainilla
Para el almíbar: 200 g. de azúcar, 3 dl. de agua, 1,5 dl. de ron, cáscara de naranja y de limón
20 g. de cacao, 80 g. de mermelada de frambuesa o de albaricoque, 300 g. de crema Chantilly azucarada, 3 raciones de salsa de chocolate
En lo posible, ya el día anterior poner a remojar en ron las pasas y moler las nueces. Para hacer la masa del bizcocho, batir a punto de nieve las claras de huevo adicionándoles gradualmente el azúcar. Luego, agregar las yemas y la harina. Dividir en tres partes la masa ya lista: Mezclar una parte con las nueces molidas; otra, con el cacao, dejando la tercera al natural. Formar un cuadrado de un dedo de grosor con cada una de las tres partes y hornearlas, por separado, a fuego medio.
Para la crema pastelera hervir la leche con la vainilla, agregar las yemas de huevo, el azúcar, y la harina. Para preparar el almíbar, cocer el azúcar en agua con cáscara de limón y de naranja, durante un cuarto de hora y, luego, al enfriarse, añadir el ron.
Preparación final del postre:
Poner en una bandeja el bizcocho de nueces, rociarlo con la tercera parte del almíbar, agregar la tercera parte de las pasas y de las nueces que quedaron, y verter encima la tercera parte de la crema pastelera. Encima, poner el bizcocho de cacao, repitiendo la operación anterior y, por último el bizcocho al natural. Poner sobre el último bizcocho la mermelada de frutas, luego la crema pastelera, y espolvorear con cacao. Ponerlo en el refrigerador por espacio de varias horas. Se puede servir en una fuente o en platos individuales de vidrio, de dos maneras: o sacando del bizcocho con una cuchara sopera pedazos en forma de ñoquis y colocándolos en un montón en medio de la fuente o del plato, o cortándolo en forma de cuadrados. En ambos casos, cubrir todo con crema Chantilly dulce y rociar con una salsa espesa de chocolate (véase receta Crepes a la Gundel).
Pastel de Requesón a la Rákóczi - Rákóczi túrós
Creación del gran jefe de cocina János Rákóczi (1897-1966).
Ingredientes:
Para la masa: 180 g. de harina gruesa, 120 g. de mantequilla, 60 g. de azúcar en polvo, 1 dl. de crema de leche agria, 2 yemas de huevo, bicarbonato o polvos de hornear
Para el relleno: 120 g. de azúcar en polvo, 30 g. de azúcar a la vainilla, 3 yemas de huevo , 600 g. de requesón (de vaca), 2 dl. de crema de leche agria, 40 g. de pasas, ralladura de cáscara de limón, 2 claras de huevo.
Otros: 30 g. de migas dulces, 3 claras de huevo, 90 g. de azúcar en polvo, mermelada de albaricoque o de grosellas
Mezclar y trabajar la harina, la mantequilla, el azúcar, la crema de leche agria, las yemas de huevo y una pizca de bicarbonato o una bolsita de polvos de hornear, y dejar que la pasta repose. Luego, extenderla, cubrir con ella el fondo de un molde, pincharla en varios lugares con un tenedor y hornearla hasta que esté medio hecha.
Después, para hacer el relleno, mezclar bien el azúcar en polvo, el azúcar a la vainilla y las yemas de huevo, agregar el requesón triturado, la crema de leche agria, las pasas, la ralladura de cáscara de limón y, por fin, procediendo con cuidado, dos claras batidas a punto de nieve.
Luego, espolvorear la masa con migas dulces (por ejemplo, bizcocho rallado), esparcir por encima el relleno, de manera uniforme, y hornear el pastel a fuego medio. Mientras, batir a punto de nieve el resto de las claras de huevo, agregar el azúcar en polvo y, con una manga pastelera, decorar la superficie del pastel ya casi listo, formando una reja de merengue; volver a poner en el horno hasta que se dore. Por último, poner mermelada entre los cuadrados de la reja de merengue. Cuando se enfríe un poco, cortarlo con un cuchillo afilado mojado en agua caliente.
Pastel de ciruleas - Szilváslepény
Ingredientes
Para la masa: 100 g. de azúcar, 200 g. de mantequilla, 300 g. de harina, 1 yema de huevo, 10 g. de azúcar a la vainilla, ralladura de cáscara de limón, 10 g. de polvo de hornear
Otros: 80 g. de nueces, 1 kg. de ciruelas sin cuesco, 120 g. de almendras, canela en polvo, 80 g. de azúcar granulado
Amasar los ingredientes para la masa con 2 cucharadas de agua; luego, extender la pasta hasta que alcance un grosor de 4 mm, y hornearla a medias. Cuando la masa comienza a levantarse y la superficie a dorarse, sacarla del horno, verterle encima las nueces molidas y cubrirlo todo con ciruelas partidas por la mitad, colocadas con la parte entera hacia abajo y muy juntas. Escaldar las almendras, pelarlas y cortarlas en pedacitos delgados y esparcirlas sobre las ciruelas. Espolvorear con canela y azúcar, poner al horno a 140 grados, durante unos 20 minutos. También al otro día, incluso en frío, resulta delicioso.
Beigli
relleno con semillas de adormidera (amapola) o nueces
El bollo enrolado y relleno de nueces o amapola es el típico dulce de la época de navidad en Hungría.
Para la pasta:
1 kg. de harina
500 gr. de mantequilla
30 gr. de levadura fresca de panadero
8 yemas de huevo
60 gr. de azúcar
sal
4 dl. de leche
2 huevos para dorar
Para el relleno de nueces:
Hervir 2 dl. de leche con 300 gr. de azúcar, verter la mezcla hirviendo sobre 300 gr. de nueces molidas, luego mezclar con pasas de Corinto, canela en polvo, ralladura de limón y un manzana rallada.
Para el relleno de simientes molidas de adormidera (amapola):
Hervir 2 dl. de leche con 250 gr. de azúcar, verterla sobre 300 gr. de semillas de adormidera molidas, luego mezclar con la cáscara rallada de un limón, 2 manzanas ralladas, canela en polvo, clavos en polvo, pasas de Corinto, un poco de mermelada de albaricoque (damasco) y, eventualmente, con ron o miel.
Mezclar la harina con el azúcar, una pizca de sal, los huevos y la mantequilla, añadir la levadura hinchada en un poco de leche tibia azucarada, y el resto de la leche tibia y hacer una pasta no muy dura. Trabajar bien hasta que se desprenda de los dedos.
Dejarla reposar en un lugar caliente cubierta con un paño limpio por espacio de 10 minutos, luego hacer 6 bolas iguales y estirarlas con un rollo pastelero en rectángulos delgados.
Repartir el relleno en los rectángulos, enrollarlos y ponerlos en una placa engrasada. Pinchar con un tenedor en varios lugares. Tener cuidado de no apretar los rollos de pasta porque se hincharán al cocer. Untar varias veces con huevo batido primero a lo largo y luego en el otro sentido. Poner a horno mediano.
Es mejor consumir después de dejar reposar durante 2 o 3 días. Es un pastel típico de Navidad y de Pascuas de Resurrección.
Algunas bebidas para deleitar el paladar
No olvide tomar aperitivos, como Aguardiente de Duraznos (Barackpálinka), o el amargo Unicum - que también es un excelente digestivo.
Acompañe sus platos con excelentes vinos de las regiones vinícolas históricas o refresquese con las aguas minerales que abundan en este país.
Educación
Estudiar en Hungría
Información general:
Tempus Public Foundation (TPF) es una organización no lucrativo establecida en 1996 por el Gobierno húngaro, con la tarea de gestionar programas de cooperación internacional y proyectos especiales en el campo de la educación, la formación y los asuntos relacionados con la UE. TPF participa intensamente en actividades internacionales, con el fin de alentar a las instituciones extranjeras a cooperar con los socios húngaros, por un lado, y dar a conocer los logros a nivel europeo, por el otro.
Contacto:
1077 Budapest, Kéthly Anna tér 1.
tel.: +36 1 237-1300
fax: +36 1 239-1329
e-mail: studyinhungary@tpf.hu
Study in Hungary es un sitio de web administrado por el TPF para resumir todas las informaciones sobre estudiar en Hungría.
http://studyinhungary.hu/article/spanish
Cursos de verano:
Eötvös Loránd University (ELTE)
National University of Public Sevice
Información sobre becas:
Se puede encontrar información sobre becas en este enlace:
http://studyinhungary.hu/study-in-hungary/menu/scholarships
Estudiar húngaro en España
En Madrid existe un centro que imparte de forma oficial clases de húngaro a varios niveles:
Sobre Hungría
La bandera nacional es un tricolor rojo, blanco y verde, de tres franjas en sentido horizontal de la misma anchura.
El escudo actual de Hungría es el llamado "pequeño blasón" con corona que consta de un blasón dividido verticalmente en dos. El flanco diestro está cortado en siete franjas color gules y plata. En el flanco siniestro, en el transfondo rojo sobre tres monticulos se encuentra en el medio una corona de oro y sobre ella una cruz patriarcal de plata. Sobre el borde superior del blasón reposa la corona húngara.
Superficie: 93.030 km²
Población: 9.908.798 habitantes (2013)
Densidad: 106,5 personas/km²
Capital: Budapest (1.735.711 habitantes - 2013)
División administrativa: 19 provincias y la capital
Ciudades principales: Debrecen, Miskolc, Szeged, Gyõr y Pécs
Ríos principales: Danubio 417 km, Tisza 597 km (en sus tramos de Hungría)
Lagos principales: Balaton, Fertõ y Velence
Moneda oficial: Forint - HUF
Fiestas nacionales: 1. 15 de marzo, aniversario del inicio de la revolución y guerra de independencia de 1848-1849, día del nacimiento de la Hungría parlamentaria moderna.
2. 20 de agosto, fiesta de San Esteban, fundador del Estado (es a la vez fiesta estatal).
3. 23 de octubre, aniversario del inicio de la revolución y lucha de independencia de 1956, y de la proclamación de la República de Hungría en el año 1989.
Presidente de la República: Excmo. Sr. János Áder (desde el 2 de mayo de 2012)
Primer Ministro: Excmo. Sr. Viktor Orbán (desde el 29 de mayo de 2010)
Geografía
Hungría se sitúa en la región central de Europa, en la Cuenca de los Cárpatos, rodeada por los Alpes, los Cárpatos y los Alpes Dináricos. Su superficie ocupa el uno por ciento del continente europeo. La decisiva mayoría de la población habla el húngaro, idioma que pertenece a la familia lingüística fino-ugria. La mayor longitud del territorio húngaro de norte a sur es de 268 km. y de este a oeste es de 528 km. El largo total de sus fronteras es de 2246 km.
El país se ubica en el punto de encuentro de los climas euro-oriental, del oceánico euro-occidental y del subtrópico mediterráneo, de modo que su clima es variable. Según los datos registrados en Budapest, la temperatura media anual es de 12§C. La temperatura media del mes més caluroso (julio) es de 21,7§C y la del mes más frío (enero) es de -1,2. La precipitación media anual es de 561 mm. El promedio anual de horas de sol fluctúa alrededor de las 2000 horas. La velocidad media del viento es de 2,6 m/seg.
Las dos terceras partes del territorio de Hungría es llanura, su altura no alcanza a los 200 metros sobre el nivel del mar. Se distinguen seis grandes regiones geográficas. La llanura (Alföld) ocupa la parte central y oriental del país. La Pequeńa Llanura (Kisalföld) es la "puerta occidental", su región central es un altiplano, sobre el cual el río Danubio ha depositado un gigantesco cono de aluvión. La periferia del sur ha sido destruida por el viento, el agua y la erosión.
En las superficies de los Montes del Transdanubio, la Cordillera Central del Transdanubio, la región Subalpina y la Cadena Montańosa del Norte pueden encontrarse numerosas formaciones geológicas antiguas.
Hungría forma parte de la cuenca danubiana. Los ríos corren desde las montańas circundantes hacia la zona más baja que es la Llanura o, directa o indirectamente desembocan en el Danubio. El Danubio atraviesa Hungría en un tramo de 417 km. (su longitud total es de 1860 km). El otro río importante es el Tisza que pasa por Hungría en un tramo de 598 km. y sus afluentes en la Llanura recuerdan la gigantesca obra de regulación de su caudal durante el siglo pasado.
En Hungría existen unos 1200 lagos naturales y artificiales, entre los cuales el más conocido y más importante indudablemente es el Balaton. El lago se encuentra en el Transdanubio, su longitud es de 77 km. y su anchura es de 14 km. La superficie del agua es aproximadamente de 598 kmý. Su profundidad media es de 3 metros, lo cual demuestra que es un lago poco profundo. A esto se debe que durante el verano se calienta fuertemente (26§C como promedio). El Lago Velence, igualmente ubicado en el Transdanubio, tiene 26 kmý de extensión. La mayor parte del lecho de la zona sur del Lago Fertő, 82 kmý., perteneciente a Hungría y que se encuentra en la frontera occidental del país, está cubierta por juncos.
En Cuanto a las aguas del subsuelo, Hungría es un país muy rico en aguas termales. A profundidades de 1000 a 2000 metros bajo la Llanura se halla una gran reserva de aguas termales con energía geotérmica de gran valor. Las aguas minerales y termales, gracias a la actividad volcánica de tiempos remotos, contienen numerosos tipos de minerales.
Regiones de Hungría
La capital
La capital de Hungría es Budapest que se fundó en 1873 mediante la fusión de las ciudades de Buda, Pest y Obuda. Tiene casi dos millones de habitantes y no sólo es el centro de la administración estatal sino también de la cultura, de las ciencias, de la industria, del comercio y de las comunicaciones.
La capital húngara está ubicada en las dos orillas del río danubio. De sus 23 distritos 16 se encuentran en Pest, 6 en Buda y uno en la isla Csepel, rodeada por el mismo río. Buda es la zona montańosa de la capital y Pest es plana. Casi en el centro de la ciudad, en la orilla derecha del Danubio se alza el monte Gellért de 235 m. de altura, ofreciendo un hermoso panorama sobre Budapest.
Siete puentes carreteros y dos de ferrocarril unen las dos riberas del Danubio junto a Budapest. Estos puentes, destruidos durante la guerra fueron reconstruidos en su forma original, a excepción del puente Isabel (Erzsébet-híd) que ha recibido una arquitectura moderna.
Entre las curiosidades más notables de la capital húngara se encuentra el palacio real y el casco viejo de la ciudad, reconstruidos en su estilo y forma originales. El palacio alberga actualmente la riquísima colección de la Galería Nacional Húngara y la Biblioteca Nacional Széchényi, que es la más grande del país.
Frente al palacio real, en Pest se halla el edificio neogótico del Parlamento. No lejos de allí está la Isla Margarita de 3 km. de largo aproximadamente, con parques, canchas deportivas, piscinas y un hotel curativo, siendo una de las zonas naturales más hermosas de la capital húngara.
La capital alberga asimismo las instituciones científicas y culturales nacionales, como es la Academia de Ciencias de Hungría con sus numerosos institutos de investigación científica. La mayoría decisiva de los estudiantes universitarios del país estudia en las instituciones de educación superior de Budapest.
Desde Budapest parten 9 de las principales líneas ferroviarias y 7 de las 8 carreteras nacionales. Todo ello demuestra que desde principios de este siglo las infraestructuras están concentradas en la capital. También aquí está el centro de navegación, del transporte aéreo y de autobuses. Esta herencia desfavorable se corregirá con la reestructuración de la red de transporte y con la designación de nuevas rutas de las autopistas a construirse. Los problemas del transporte colectivo de Budapest son atenuados por la existencia de tres líneas de metro. Numerosas estaciones ferroviarias han sido modernizadas y enlazadas con las líneas de metro.
Desde el principio la infraestructura y los establecimientos industriales fueron concentrados en la capital y esta situación se agravó aún más por el erróneo concepto político del desarrollo industrial de la postguerra. Si bien en los últimos tiempos las proporciones han mejorado, gracias a la industrialización del campo, aún hoy el 21% de los empleados en la industria vive en la capital.
Debido a que en la capital existen numerosas fuentes termales y medicinales, Budapest se conoce también como la ciudad de los balnearios (sus bańos incluso en la época romana habían sido elogiados). Hoy en día Budapest tiene 80 fuentes termales de 24§ a 78§C. 12 de los 47 bańos de la ciudad son termales o medicinales. Estas aguas medicinales sirven para curar, en primer lugar, enfermedades de los órganos de locomoción, de la articulación, de la circulación sanguínea, así como de enfermedades ginecológicas. Su consumo como bebida puede aliviar diferentes tipos de enfermedades digestivas.
Budapest, gracias a sus valores arquitectónicos y naturales así como a la belleza de su paisaje, ha ganado merecidamente el rango de centro turístico.
La llanura (Alföld)
La planicie ubicada en la región central de la Cuenca de los Cárpatos es la zona continua más grande de Hungría, que ocupa cerca de la mitad del territorio del país. El punto más bajo desde el nivel del mar es de 78 m. y el más alto de 220 m. Esta región está poblada por una 4 millones de personas y su superficie es de 50.8 mil kmý. Entre sus ciudades más importantes se encuentra Debrecen (205.000 hab.) centro económico y cultural del nordeste del país. El centro de la región de Nyírség es Nyíregyháza con 113.000 habitantes. La ciudad de Szeged (159.000 hab.) se encuentra a orillas del río Tisza, siendo el centro de la región sur de la Llanura. La ciudad más grande de la zona entre el Danubio y el Tisza es Kecskemét con 105.000 habitantes.
La Llanura ofrece condiciones favorables, en primer lugar, para la agricultura y la ganadería. La estructura rural que se adaptaba a este sistema de actividades se caracterizaba anteriormente por los caseríos, aldeas y pequeńas ciudades agrícolas apartadas. Sin embargo, esta región no solamente es la más grande sino también la zona agrícola más importante de Hungría. Aquí se produce la mayor cantidad de trigo, maíz, vegetales industriales, verduras, uvas y frutas. Aquí se cría la mayor cantidad de ganado porcino, bovino, vacuno y aves de corral. La crisis económica del último decenio, que primero surgió en forma latente y que luego explotó, conmocionó también a la agricultura, sector de la economía húngara, cuyos resultados anteriormente habían sobrepasado considerablemente a los de los países de Europa del Este. Desde el cambio de sistema político, la estructura de la propiedad de la tierra (caracterizada por el predominio de la propiedad estatal y cooperativista) se encuentra en un proceso de cambio radical.
La planicie de Hortobágy, situada al este de la Llanura (63.600 hab.) es un parque nacional. En el colegio de Debrecen, fundado en los ańos 1500, se encuentra una de las bibliotecas más grandes del país, con muchos tomos que son verdaderas curiosidades.
Hajdúszoboszló es un famoso balneario curativo con una célebre arquitectura. En la famosa plaza de la Basílica de Szeged se celebran las Jornadas Teatrales que se registran también en las agendas culturales internacionales. Kalocsa es un centro original del folklore húngaro de la región limitada por los ríos Tisza y Danubio.
En lo que a la industria se refiere, durante largos ańos la industria alimentaria y ligera fueron las determinantes en la Llanura. Sin embargo, esta situación cambió tras la explotación de los yacimientos de petróleo y gas natural en la región sur de la Llanura y la creación de la industria de maquinarias y química.
Cadena Montańosa del Norte (Északi hegyvidék)
La zona que limita la Llanura por el norte, se encuentra entre las regiones geográficamente más variadas del país. En una superficie de 11,1 mil kmý se van alternando colinas cubiertas de bosques, valles profundos, cuencas extensas y lomas de poca inclinación, cultivadas agrícolamente. Con casi un millón y medio de habitantes ésta es la zona industrial más desarrollada del país.
En la Cadena Montańosa del Norte, precisamente en el Monte Mátra se encuentra la cumbre más elevada del país: el Kékestető de 1014 metros. En esta región, durante el otońo y el invierno el número de horas de sol es superior al de otras zonas húngaras. También sus condiciones naturales son favorables para curar diferentes tipos de enfermedades y para el descanso.
La ciudad más importante de la región de las Montańas del Norte es Miskolc, con 173.000 habitantes, centro de la metalurgia y de la industria de maquinarias de Hungría, así como de enseńanza.
En esta parte del país se encuentra la ciudad de Gyöngyös y su región conocida por sus vinos, así como Eger (58.000 hab.) una excepcional ciudad, rica en monumentos históricos y culturales, también se encuentra Mezőkövesd, un balneario de grandes tradiciones folklóricas y Sárospatak, ciudad famosa por la fortaleza de de Rákóczi, construida en el siglo XI y también por su colegio. En esta región encontramos además Lillafüred, uno de los centros turísticos más hermosos del país, así como la famosa gruta subterránea de estalactitas de Aggtelek-Jósvafő.
Antes del cambio del sistema político, cuando la industria pesada tenía un papel destacado, en esta región trabajaba el 15% de la mano de obra ocupada en la industria. Las intenciones de la política económica coincidían con las condiciones naturales: aquí se encuentra una parte considerable de las reservas minerales y de carbón. El primer alto horno húngaro se contruyó en las cercanías de Miskolc, pero aquí funcionaba también el gran horno de la fundición de Ózd y de Miskolc-Diósgyőr, que en medio de las cambiadas circunstancias de mercado de los ańos 90, está buscando, con graves conmociones, su nuevo lugar y nuevo papel. Pues el colapso del mercado de los antiguos países socialistas ha creado una situación muy grave para la industria pesada húngara, ya que su estructura se había adaptado a las demandas de ese mercado.
En las colinas que constituyen el límite entre el Monte Mátra y la Llanura se encuentra la región vitivinícola de Gyöngyös. Aquí se producen los famosos vinos de Eger, mientras que, un poco más lejos, en los montes volcánicos de Zemplén están los vińedos más viejos y más famosos, cuyo néctar: el vino Tokaj, fue evocado, dos siglos atrás, por el poeta del himno nacional húngaro.
Transdanubio (Dunántúl)
LLamamos Transdanubio aquélla superficie de 36 mil kmý de Hungría que está limitada por los ríos Danubio, Dráva y por la frontera nacional. Las Montańas Centrales del Transdanubio dividen en dos partes esta región. Al norte se encuentra la Pequeńa LLanura (Kisalföld), mientras que el triángulo sureste incluye en sí a Mezőföld, Somogy y Hegyhát. De esta región resalta como una isla el monte Mecsek, cerca de la ciudad de Pécs, la más grande del Transdanubio.
El Transdanubio está habitado por el 30% de la población del país (cerca de 3,2 millones de personas). Entre las ciudades más importantes de la zona figura Győr (128.000 hab.) el centro de la Pequeńa Llanura. El centro económico e intelectual de la zona colindante con Austria es Szombathely (82.000 hab.). Al noroeste de esta ciudad, en las estribaciones de los Alpes se halla la ciudad de Sopron (54.000 hab.) muy rica en monumentos arquitectónicos. En dirección contraria, hacia Budapest está Székesfehérvár (105.000 hab.), que en los siglos XI - XII fuera la sede de coronación de los reyes húngaros. Al norte de la región se encuentra Esztergom (28.000 hab.) otra ciudad antigua, centro del catolicismo húngaro y sede del arzobispo-primado de Hungría.
En el costado sur del monte Mecsek, se ubica la ciudad de Pécs (158.000 hab.) que albergó la primera universidad húngara en 1367 y también hoy se conoce como ciudad universitaria. Pero, existe universidad también en Veszprém (63.000 hab.) un centro de educación superior en Keszthely (20.000 hab.), “capital del lago Balaton”, donde en 1797 se inauguró la primera escuela económica, la Georgikon.
Esta región es muy rica en yacimientos minerales. En el monte Bakony hay en el subsuelo lignito, bauxita, manganeso, en el Mecsek carbón y urania y en Zala gas natural y petróleo.
En esta zona se encuentra la única central termonuclear de Hungría, en la ciudad de Paks, junto al río Danubio, la cual produce cerca de la mitad de la energía eléctrica del país.
En el Transdanubio hay una importante producción de verduras y frutas. La ciudad de Sopron, así como el monte Mecsek y los alrededores del Lago Balaton, son zonas vinícolas famosas, pero también está desarrollada la ganadería y la cría de aves de corral.
Y, además, aquí se encuentra el “mar húngaro”, el Balaton, el mayor lago de agua caliente de Europa Central, con un gran movimiento turístico internacional.
Habitantes
El 96,6% de la población de Hungría tiene el húngaro como idioma materno. (Fuera de las fronteras del país viven cerca de 5 millones de húngaros, la mayoría de ellos en Transilvania, que pertenece a Rumanía). Sobre la base de los datos del censo de 1990 y según las respuestas entregadas, la proporción de las minorías nacionales es relativamente baja, constituyendo el 2,05% de toda la población permanente del país. Entre los más de 3000 poblados existentes en 800 viven personas pertenecientes a alguna minoría nacional. Para las minorías nacionales la constitución húngara asegura plena libertad, igualdad y el derecho al libre uso de su lengua materna.
El húngaro es un pueblo de origen finougrio y hace más de mil ańos vive en la cuenca danubiana, su patria actual. Entre las minorías nacionales, los de habla alemana constituyen el mayor número. Ellos viven principalmente cerca de las fronteras occidentales, en las Montańas Centrales del Transdanubio, en las proximidades de la capital, así como en la región del Mecsek. Los eslavos meridionales (serbios, croatas, eslovenos, sokacos y bunyevac) pueblan el suroeste, los rumanos habitan en el sureste del país y cerca de la capital también.
Según los datos registrados durante el censo de 1990, la población de Hungría es de 10.375.323 (el 1 de enero de 1990). Debido al decrecimiento natural ocurrido en el curso de los últimos cinco ańos, para 1999 la población disminuyó en 283.000 personas.
A base de las estimaciones realizadas por las organizaciones de las minorías étnicas, en la República de Hungría viven unos 200-220 mil alemanes, 110 mil eslovacos, 80 mil croatas, 25 mil rumanos, 5 mil serbios y 5 mil eslovenos. El número de la minoría búlgara es de aproximadamente 2500, el de griegos de 6000, el de armenios de 3000 y el de polacos de 10 a 15 mil.
Según datos recientes, el número de gitanos varía entre los 400 y 600 mil.
En el primer decenio posterior a la segunda guerra mundial en Hungría se produjo un rápido crecimiento demográfico. Luego, la liberalización del aborto trajo como consecuencia la disminución de la natalidad. Este proceso, a fines de la década del 80 desembocó en una crisis demográfica. Desde 1981 la población de Hungría va en decrecimiento y no se puede esperar un cambio radical y próximo en esta tendencia.
La distribución territorial de la población se ha configurado en dependencia de la industrialización y la migración interna que ella conlleva. La densidad poblacional es mayor en las ciudades, así como en la aglomeraciones nacidas alrededor de ellas y en algunas regiones industrializadas.
La composición por edad de la población húngara refleja una situación de estancamiento, más de la mitad de los húngaros es mayor de 35 ańos. El número de personas que pertenece a la generación mayor de 60 ańos es considerable, siendo su proporción mucho más alta que el promedio internacional.
La transformación de la estructura económica, el debilitamiento del carácter agrario provocan rápidos cambios también en las estructuras ocupacionales. Simultáneamente a la disminución de la población agrícola, ha aumentado el número de los ocupados en la industria. En el último decenio y medio una proporción cada vez mayor de trabajadores han pasado a laborar a los sectores de servicios. El necesario cambio de la estructura económica ocurrido en la década del 90 conllevó a un rápido crecimiento del desempleo. Su nivel actual sobrepasa el 10%, que corresponde al promedio europeo.
Poblaciones húngaras
En Hungría pueden distinguirse tres tipos principales de poblaciones: caserío, aldea y ciudad. Su formación tiene motivos tanto históricos como geográficos.
En los últimos decenios se ha acelerado el proceso de urbanización. Mientras que en 1949 en las 50 ciudades del país vivía el 37.5% de la población, en 1998 en 218 ciudades el 63% de los húngaros.
El decrecimiento demográfico que dura desde principios de la década de los ochenta tuvo su efecto también sobre la población urbana. Desde 1985 tan sólo en 75 ciudades ha aumentado la población.
Dos quintas partes de la población de Hungría vive en el campo. Antes la tarea de las zonas rurales era producir alimentos y su ubicación respondía a esta necesidad. En la Llanura se formaron aldeas irregulares, donde las calles en forma radial desde el centro conducían hacia los pastizales. En las regiones montańosas, en los valles o a lo largo de la calle principal encontramos las llamadas aldeas con calles. Las aldeas con la forma de un tablero de ajedrez son características de la región sur de la Llanura. A partir del período de formación masiva de las cooperativas agrícolas (1960-1961), el mundo de los caseríos, tan característico en la primera mitad del siglo XX, se redujo a fragmentos.
La parte sur y oriental del Transdanubio está dominada por las aldeas menores. En la Pequeńa Llanura existen poblaciones medianas y en la Llanura aldeas grandes.
Alrededor del Lago Balaton y en el monte Mátra se formaron las llamadas aldeas turísticas, mientras que en los alrededores de las grandes ciudades y, sobre todo, alrededor de Budapest, se encuentran las llamadas aldeas periféricas, o “poblaciones dormitorios”.
La tierra y el subsuelo: patrimonio nacional
Más del 66% de la superficie del país se explota agrícolamente. Un 19% está cubierta por bosques. En los últimos decenios, la expansión de las ciudades y las necesidades de la industria y del transporte han reducido en un 10% las tierras disponibles para la explotación agropecuaria.
En los últimos decenios la agricultura húngara ha tenido que recorrer un largo y tortuoso camino, desde la propiedad privada, pasando a través de las cooperativas organizadas forzosamente, hasta llegar a la transformación de las relaciones de propiedad. Posteriormente a la segunda guerra mundial los campesinos pobres recibieron tierra. Entre 1949 y 1963 se realizó, en dos etapas, la colectivización en la agricultura. Como consecuencia de los métodos violentos, de la producción basada en las instrucciones centrales, de la falta de motivación de los agricultores, la producción agropecuaria hasta mediados de los ańos 60 prácticamente no había podido superar el nivel de producción del ańo 1938.Sin embargo, en los siguientes 25 ańos la industria agropecuaria y alimentaria húngaras, especialmente algunas de estas ramas productivas, lograron un alto nivel a escala internacional.
Los procesos de privatización que se llevan a cabo hoy en día han causado una caída transitoria de la producción agrícola, no obstante, el reordenamiento basado en el mercado restablece el deteriorado equilibrio al nivel de la oferta y demanda real.
La distribución de las tierras de cultivo, según sectores de producción, en 1998 fue la siguiente: tierras de arado 50.6%, huertos, frutales, vińedos 3.6%, bosques 19%.
Hungría vigila cuidadosamente que los valores naturales no sean perjudicados ni por el desarrollo técnico ni por la transformación estructural. 177,7 mil hectáreas han sido declaradas Parque Nacional. De esto, 63,6 mil hectáreas pertenecen al Parque Nacional de Hortobágy, 35,8 mil hectáreas al Parque Nacional de Kiskunság, 38,8 mil hectáreas al Parque Nacional de Bükk, 19,7 mil hectáreas al Parque Nacional de Aggtelek y 19,7 mil hectáreas al Parque Nacional de Fertő-Hanság. Al mismo tiempo, 26,2 mil hectáreas han sido calificadas como regiones de protección natural y el territorio total de las denominadas zonas protegidas sobrepasa las 466,6 mil hectáreas. Es decir, en Hungría el total de territorios protegidos ocupa 670,6 mil hectáreas, el 7.6% del territorio del país.
Breve historia
El origen de los húngaros, que se remonta a varios milenios, aún no ha sido esclarecido del todo por la ciencia, no obstante, según una tesis generalmente aceptada, en las distintas épocas supuestamente había relaciones estrechas entre los húngaros y los pueblos finougrios, que habitaban los alrededores de los montes Urales, y luego con los pueblos turcos de Asia Central. En retrospectiva cronológica, la ciencia es capaz de suministrar datos hasta llegar al territorio situado al suroeste de los Urales, hasta la "patria primitiva húngara", situada a las orillas del Volga. Allá (en Bashkir) los húngaros vivieron en la primera mitad del Ier milenio antes de Cristo. Mil ańos después ya los encontramos en las estepas situadas entre los ríos que desembocan en el mar Negro. Como consecuencia de una de las muchas olas migratorias de las tribus asiáticas, partieron desde ahí rumbo a occidente y, atravesando la cordillera de los Cárpatos, en 895-896 se asentaron definitivamente en la Cuenca de los Cárpatos. El líder de la gran empresa, que significó la conquista de la nueva patria, fue Árpád (?-910) a quien los jefes de las siete tribus húngaras eligieron príncipe entre ellos.
Los descendientes de Árpád reconocieron en la nueva patria, que la condición de su supervivencia era asimilar el modelo europeo de vida sedentaria. Esto equivalía principalmente a la adopción del cristianismo y a la estructuración de la organización estatal. El bisnieto de Árpád, Géza († 997) dio los primeros pasos en esa dirección. Su hijo, el rey Esteban I (997-1038), posteriormente canonizado, siguió fielmente el concepto trazado por su padre, y en la Cuenca de los Cárpatos organizó un fuerte estado cristiano de tipo europeo occidental, que todavía en la vida del rey fue lo suficientemente fuerte para oponerse a las tentativas hegemónicas del Imperio Romano Germánico.
La época de los descendientes de (San) Esteban I, los reyes de la Casa de Árpád, se caracterizaba por un desarrollo relativamente equilibrado, solamente interrumpido por un ataque de las huestes tártaras-mongólicas en 1241, que duró poco tiempo, tan sólo un ańo, pero causó enormes dańos, a raíz de los cuales prácticamente hubo que reconstruir el país arrasado. A excepción de este trágico suceso, la Hungría fundada por San Esteban se consideraba una potencia centroeuropea importante, ya en los tiempos de los monarcas de la casa de Árpád (extinguida en 1301), y luego -con fronteras prácticamente inalteradas- bajo el reinado de los reyes de la casa de Anjou.
Carlos I (Anjou) (1307-1342) logró consolidar el país gracias a una buena política tributaria, a la reforma monetaria y a la explotación más eficaz de las ricas minas húngaras. Con el propósito de colaborar económica y políticamente, en 1335 invitó a los reyes de Bohemia y Polonia, y en el llamado "encuentro real de Visegrád", creó la primera alianza centroeuropea. Como resultado de las guerras que libró su hijo, Luis (el Grande) (1342-1382), las fronteras meridionales del país llegaban hasta Bulgaria, los nuevos principados rumanos (Moldavia y Valaquia) prestaron juramento feudal y Venecia cedió Dalmacia a Hungría. La fundación de la primera universidad húngara (Pécs, 1372) da testimonio del auge de la vida cultural de la época.
El rey Luis murió sin sucesor varón. El pretendiente al trono que salió victorioso, Segismundo de Luxemburgo (1387-1437), basándose principalmente en su prestigio internacional, logró poner fin a la anarquía que se había desencadenado, a consecuencia de la lucha por el trono. En 1410 Segismundo fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Como emperador y como rey de Hungría, hizo mucho por restaurar la paz de Europa, sin embargo, demostró ser impotente frente al inminente peligro turco osmanlí, que determinó de manera cada vez más marcada la historia húngara de los tres siglos posteriores.
Las tropas turcas osmanlíes que atacaban desde los Balcanes, cruzaron el mar Mármara y pisaron por primera vez suelo europeo en 1354. Al cabo de algunas décadas sometieron a los pueblos de los Balcanes y avanzaron inconteniblemente hacia el corazón de Europa. El legendario estratega, János Hunyadi (1407-1456), mediante sus campańas victoriosas, postergó durante un siglo la expansión ulterior del Imperio Otomano por Europa. Toda Europa observaba tensa la suerte de su batalla librada en 1456 por Nándorfehérvár (hoy Belgrado), y a raíz de la noticia de su victoria, por todo el continente se celebraron festejos de tedéum.
Su hijo de talento sobresaliente, Matías Hunyadi (Corvino), fue elegido rey por los estamentos de Hungría en 1458, a la edad de quince ańos. Durante su reinado el país vivió su época de mayor esplendor. Creó una fuerte monarquía centralizada, con sólidas rentas, con un cuerpo de funcionarios bien formados, y con un ejército a sueldo fuerte y confiable. El "Matías el justo" de los cuentos populares mantenía una de las cortes renacentistas más lujosas de la Europa de su época en el palacio de Buda y en la pintoresca Visegrád, junto al Danubio. Su biblioteca (donde se guardaban los "Corvinas") era una de las colecciones más importantes de la Europa de aquella época, y en su corte trabajaban artistas y científicos. El objetivo de sus conquistas territoriales (Moravia, Silesia y buena parte de Austria) era crear un fuerte "imperio danubiano", capaz de oponer resistencia al Imperio Otomano.
Matías murió sin heredero legítimo en 1490. Bajo el reinado de los monarcas blandos que le siguieron, se quebrantó la solidez del país y disminuyó su papel internacional. Las guerras internas de la anarquía feudal condujeron a una guerra campesina en 1514. El país se encontraba en un estado total de división y desacuerdo, cuando el Imperio Otomano, en la cúspide de su poder, preparaba una nueva campańa contra Europa, y sus tropas estaban en los confines meridionales del país.
El tan temido acontecimiento, el ataque turco ocurrió en 1526, en la batalla de Mohács. El gigantesco ejército turco, de 70 mil a 80 mil soldados, estaba bajo la dirección personal de Solimán I (el Magnífico). Frente a la superioridad de fuerzas, al cabo de una hora y media, fue derrotada la infantería húngara, pereciendo la flor y nata de la capa dirigente del país y también Luis II (1506-1526), el rey de Hungría.
Tras la fracasada batalla de Mohács, durante 150 ańos el país quedó dividido en tres partes: la zona central, en forma de cuńa, estuvo invadida por los turcos; las provincias occidentales y septentrionales estuvieron dirigidas por los Habsburgo que ocuparon el trono de Hungría; mientras que en la parte oriental del país se formó el Principado de Transilvania.
Se libraban luchas casi constantes por liberar la parte central del país, invadida por los turcos. Esto, más el sistema económico turco basado en la explotación y el hecho de que los turcos se llevaron a la fuerza una considerable parte de la población húngara, como esclavos, tuvo consecuencias trágicas para todo el país. En la Hungría del rey Matías todavía vivían 4 millones de personas, lo mismo que en la Inglaterra de aquellos tiempos. En los dos siglos siguientes la población de Europa aumentó al doble, sin embargo en Hungría, a fines del siglo XVII vivían ya solamente 3 millones de habitantes.
Buscando aliados contra los turcos, los aristócratas húngaros de la parte occidental y septentrional del país eligieron al archiduque austríaco Fernando de Habsburgo I (1503-1564) sucesor del rey muerto en la batalla de Mohács. Desde entonces, durante casi cuatrocientos ańos, la dinastía Habsburgo ocupó el trono de Hungría. Los húngaros y los Habsburgo necesitaban recíprocamente la ayuda del otro en la lucha contra los turcos. Se debió a ello que, aunque el rey desarrollaba su política principalmente de acuerdo con sus propios intereses dinásticos de gran potencia, respetaba la constitución húngara y los seńores húngaros podían dirigir los asuntos internos del país casi de manera independiente.
Transilvania, la parte oriental del país, no fue invadida por los turcos, pero sí debía pagarles tributos considerables. Los príncipes de Transilvania podían gestionar sus asuntos internos con relativa autonomía, mientras que en los asuntos exteriores, se vieron obligados a guardar un equilibrio muy delicado entre las dos grandes potencias, el Imperio Habsburgo y el Imperio Otomano. Los príncipes más destacados de Transilvania, como István Báthori, Gábor Bethlen y los Rákóczi, lucharon hasta el final por la reunificación del país y por expulsar, primero a los turcos y luego -paralelamente al fortalecimiento de su dominio- también a los Habsburgo. Mientras que en Europa se libraban guerras de religión, Transilvania se consideraba la isla de la tolerancia religiosa, donde en 1571, la asamblea nacional promulgó una ley acerca del derecho al ejercicio libre de las religiones católica, reformada (calvinista), evangélica (luterana) y unitaria.
Los húngaros lucharon durante 150 ańos para liberar su país. Sin embargo, el Imperio Otomano aún representaba una fuerza tan grande, que solamente era posible vencerlo por medio de la cooperación europea. Esto se hizo realidad en 1686, cuando las tropas internacionales de la llamada Santa Alianza (el Papa, el Emperador Habsburgo, Polonia y Venecia), dirigidas por el príncipe Eugenio de Saboya, expulsaron a los turcos de todo el territorio de Hungría.
El emperador Habsburgo manejaba los territorios liberados del país como provincias conquistadas, lo cual conllevó a la resistencia de los aristócratas húngaros, provocando conspiraciones y sublevaciones. La más sobresaliente de todas éstas fue la lucha de independencia (1703-1711) encabezada por el príncipe Ferenc Rákóczi II (1676-1735), que a pesar de haber sido aplastada, obligó a los monarcas Habsburgo a respetar, como reyes de Hungría, los derechos tradicionales de los estamentos húngaros.
En el siglo posterior, de acuerdo con el modelo general de desarrollo europeo, el país percibió las influencias intelectuales de la ilustración, lo mismo que las reformas centrales del absolutismo ilustrado (María Teresa /1740-1780/ y José II /1780-1790/), luego, a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, la época del despertar de la conciencia nacional, de las reformas y de las revoluciones burguesas.
La lucha librada por las reformas que abriesen campo al desarrollo burgués estuvo estrechamente ligada al combate sostenido por la independencia nacional, lo que condujo a una revolución en Budapest, el 15 de marzo de 1848. Las dos personalidades históricas más destacadas de la época eran el conde István Széchenyi (1791-1860) y Lajos Kossuth (1802-1894). Széchenyi consideraba posible el progreso incluso dentro del marco del Imperio Habsburgo, e hizo especial hincapié en el desarrollo económico y en la evolución. Obró a favor de dar inicio al desarrollo burgués, no sólo mediante sus libros trascendentales, su actividad organizativa y por medio de su labor de divulgación desempeńada en los círculos de la aristocracia húngara, sino también sacrificando buena parte de su patrimonio privado. Entre otros cosas, fue el fundador de la Academia de Ciencias de Hungría (1825), promotor de la regulación fluvial de los ríos Danubio y Tisza, de la creación de las condiciones de la navegación a vapor y del transporte ferroviario. En comparación con él, Kossuth consideraba más importante la independencia nacional y representaba principios políticos más radicales. Como excelente orador, le dio fuerza a la nación para librar la guerra de independencia que siguió a la pacífica revolución de Pest, cuando el monarca Habsburgo, traicionando los logros revolucionarios anteriormente sancionados, inició el ataque militar contra Hungría. El monarca Habsburgo, Francisco José I (1830-1916), sólo aliándose con el zar ruso pudo ahogar en sangre la heroica guerra de independencia que duró un ańo. El 13 de agosto de 1849 las tropas húngaras depusieron las armas en Világos.
Tras el aplastamiento de la guerra de independencia, siguió la época de la represión, de la opresión burocrática, y luego dos decenios de letargo. A mediados de los ańos 1860, a consecuencia de la situación política europea, la dinastía Habsburgo ya tenía interés en arreglar sus relaciones con la Hungría sometida, que se encerraba en una profunda resistencia pasiva. Por parte húngara dirigió las negociaciones políticas la tercera gran figura del siglo XIX, Ferenc Deák (1803-1876), quien en 1867 logró el llamado „compromiso” entre Francisco José I y Hungría, y con ello se mereció el calificativo de „el sabio de la patria”. Como resultado del compromiso, el Imperio Habsburgo se convirtió en una confederación dualista de Austria y Hungría, la llamada Monarquía Austro-Húngara. El rey sancionó los logros revolucionarios de Hungría de 1848, retornó a la constitucionalidad, el país cobró total soberanía en sus asuntos del interior, se formó un gobierno húngaro independiente, y solamente las carteras a cargo de los asuntos exteriores y los de guerra, así como de las finanzas de los mismos, quedaron bajo administración común con los austríacos
La historia del casi medio siglo siguiente trajo consigo un florecimiento económico y cultural nunca antes vistos, durante el cual Hungría se convirtió en un país agroindustrial, que disponía de una infraestructura moderna para la época y de una cultura burguesa floreciente.
La primera guerra mundial puso fin a estos "felices ańos de paz", y Hungría, como miembro de la Monarquía, salió derrotada de la contienda. En otońo de 1918, en aquella situación crítica, estalló una revolución burguesa, que proclamó la república. Su presidente, el conde Mihály Károlyi (1875-1955), quien simpatizaba con la Entente, no pudo superar la crítica situación de política interna y tampoco fue capaz de influir sobre la marcha de las negociaciones de paz de manera favorable para el país. Por ello, en 1919 entregó el poder al comunista Béla Kun. La República de los Consejos de Hungría de los comunistas, en sus apenas tres meses de vida, deterioró aún más la situación del país, ya trágica de por sí. Como consecuencia del tratado de paz de Versailles (Trianon), de 1920, dictado por las potencias victoriosas de la Entente, Hungría perdió dos terceras partes de sus territorios antiguos y más de la mitad de su población. A raíz de ello, dejó de existir el unificado sistema económico y cultural milenario del país, al igual que su red de comunicaciones. Más de 3 millones de húngaros corrieron la suerte de vivir en minoría en los ya crecidos Estados vecinos.
La élite política en el poder entre las dos guerras, encabezada por el gobernador conservador Miklós Horthy (1868-1957), en diez ańos pudo cumplir las tareas derivadas de la derrota en la guerra y de la extraordinaria mutilación del país. Logró consolidar el país, pero no fue capaz de modernizar la estructura social, ni de resolver los asfixiantes problemas sociales. No pudo oponer resistencia a la expansión cada vez más fuerte de la Alemania de Hitler y, a pesar de no ser fascista, en la IIa guerra mundial se puso al lado de Hitler, con la esperanza de que tras la revisión del tratado de paz de Versailles (Trianon), pudiese recobrar algo de sus territorios que le fueron arrebatados después de la primera guerra mundial. La élite conservadora húngara, que desde el comienzo se oponía al nacismo, buscó un acuerdo con las potencias de la Entente. Las intenciones de Hungría de “abandonar” la guerra llegó a conocimiento de los servicios secretos alemanes y, para evitarlo, el 19 de marzo de 1944 Alemania invadió militarmente el país. Los invasores ayudaron a que un gobierno títere, extremista, nacionalsocialista húngaro subiera al poder. Luego, iniciaron la deportación de los judíos húngaros y las persecuciones de la élite progresista del país. Con el avance del Ejército Rojo, Hungría se transformó en un campo de operaciones bélicas. La conferencia de Yalta de 1945 clasificó el país, convertido en ruinas, como perteneciente a la esfera de intereses soviéticos.
Al contrario de las esperanzas húngaras y de las promesas de las Potencias Aliadas, el país liberado de los alemanes no pudo convertirse en un Estado democrático independiente. Las tropas soviéticas se quedaron en el país. La democracia pluripartidista establecida después de la guerra desapareció paulatinamente por influencia soviética y por la fuerza pusieron en el poder al Partido Comunista, cuyo bando stalinista dirigido por Mátyás Rákosi (1892-1971) introdujo en el ańo 1948 la dictadura de tipo soviético.
Contra la ilegalidad y el terror, el 23 de octubre de 1956 estalló una revolución, que la Unión Soviética sólo pudo derrotar, poniendo en acción sus fuerzas militares, en lucha armada. Tras la cruenta represión, János Kádár -colocado en el poder por la Unión Soviética- y su partido comunista reorganizado, con el fin de consolidar su situación, en los ańos sesenta atenuó la opresión. A través de sus reformas económicas incrementó el nivel de vida, gradualmente hizo posible que los ciudadanos viajaran al extranjero y revitalizó sus relaciones económicas con el Occidente. Todo esto diferenció hasta cierto punto a Hungría de los demás países llamados socialistas de Europa del Este, lo que se refleja en la expresión, de uso generalizado en aquellos tiempos y aplicada en sentido positivo, de que Hungría era "la barraca más alegre".
A mediados de los ańos 1980 se hizo evidente a nivel mundial la crisis del sistema económico llamado socialista. La fermentación social e intelectual fue especialmente fuerte en Hungría, relativamente abierta hacia el Occidente. Por ello, cuando en 1989 los acontecimientos ocurridos en la política mundial permitieron que Hungría recobrase su independencia, la sociedad húngara llegó preparada a las transformaciones y llevó a cabo por la vía pacífica el cambio de su sistema político.
Los distintos grupos de la sociedad, que venían luchando por los cambios y organizando manifestaciones masivas, se convirtieron en partidos políticos. El 23 de octubre de 1989 (aniversario de la revolución de 1956) se proclamó la República de Hungría, lo que expresó de manera simbólica la esencia del cambio de sistema: que el país recuperó su soberanía, que reemplazó la gestión económica centralmente planificada por la economía de mercado y el régimen de la dictadura del estado-partido por la democracia pluripartidista. Tras cuarenta ańos de sistema unipartidista del llamado socialismo, en 1990 tuvieron lugar por primera vez elecciones realmente libres. La Asamblea Nacional formada a raíz de dichas elecciones, creó con su labor legislativa el sistema institucional del Estado democrático de tipo occidental, sobre la base del cual el país nuevamente funciona como un estado de derecho europeo independiente. Entre los partidos políticos que están presentes en el Parlamento hay concenso con respecto a los intereses económicos primordiales y los principales objetivos de política exterior del país. El gobierno de los partidos de centro-derecha, victoriosos en 1990, al igual que la coalición socialista-liberal que gobernó entre 1994 y 1998 y luego la coalición cívica de centro-derecha que la sustituyó después de las elecciones de mayo de 1998, y que gobierna actualmente, consideraban y consideran todos como su tarea principal la integración euroatlántica de plenos derechos de Hungría lo antes posible, así como el desarrollo de sus relaciones con los países vecinos, prestando especial atención a la protección, según las normas europeas, de los derechos de las numerosas minorías húngaras que viven en ellos.
Hungría forma parte de la OTAN desde el 12 de marzo de 1999. Es miembro de la Unión Europea desde el 1 de mayo de 2004.
Cultura
Hungría desarrolló en sus orígenes un arte metalúrgico similar al arte de las estepas*, pero a partir del s. XI se abrió a las influencias occidentales. De época románica se conservan las torres de Pécs y la decoración escultórica de portadas como la de Ják. En estilo gótico destacan la catedral de Kosice, las esculturas de madera policromada de Matheóc y Felsöguz, la estatua ecuestre de bronce de San Jorge esculpida por Jorge y Martín de Kolozsvár y la pintura de Thomas Kolozsvár y del maestro del que sólo se conocen sus iniciales M. S. El renacimiento tan sólo dejó edificios, como el castillo de Frics, mientras que el barroco alcanzó gran difusión, como lo demuestran en la arquitectura las iglesias de Santa Ana en Pest y de los franciscanos de Egar y el palacio de Gödöllo, en escultura las obras de J. A. Krauss y Hebenstreit y en pintura las de J. Kupeczky, A. Mányoky y Bogdány. En el neoclasicismo sobresalen los arquitectos Mihály Polláck y J. Hild y el escultor I. Ferenczy. De estilo neogótico son el Parlamento de Budapest, de E. Steindl, y la Casa de los Pescadores en Buda, de Schulek. En el s. XIX debemos citar a los pintores Pál Szinyei Merse, C. Ferenczy, L. Paál y M. Munkácsy y ya en el s. XX a los arquitectos B. Latja, B. Árkay y J. Vágó; a los pintores abstractos Barcsay y Korniss; a los surrealistas Bálint, Kondor e Illes; a los escultores Schaár, Varga, Vigh, Kö y Vilt, y a los ceramistas Gorkä y Kovács.
La literatura en lengua húngara comenzó su desarrollo en el s. XVI, en que fue redactada la primera gramática magiar, y alcanzó un gran florecimiento en época barroca gracias a István Gyöngyösi en prosa y Miklós Zrinyi en poesía, pero después decayó debido a la hegemonía cultural de las lenguas francesa y alemana. En el s. XVIII comenzó un periodo de renacimiento nacionalista; los dramaturgos György Bessenyei, József Kármán y Ferenc Kazinczy renovaron la literatura. El movimiento nacionalista llegó a su mayor esplendor en el periodo romántico con el poeta Sándor Petöfi, el novelista József Eötvös y el dramaturgo Zsigmond Czako. La época de dominio austriaco impuso de nuevo la lengua alemana, pero ello provocó un brote más violento de nacionalismo magiar, en el que se significaron el poeta János Arany, los novelistas Maurus Jókai y Zsigmond Kemény y el dramaturgo Imre Madách. A principios del s. XX escribió el gran poeta lírico Endre Ady, de estilo modernista. Tras la Primera Guerra Mundial, la disolución del imperio austrohúngaro significó el retroceso de la influencia cultural germánica, pero tras la Segunda Guerra Mundial la inclusión de Hungría en el bloque soviético favoreció la implantación de un estilo de realismo socialista poco fructífero para las letras. En el s. XX merecen especial mención el premio Nobel Lajos Zilahy, los también novelistas Kálmán Kikszáth y Zsigmond Móricz y el dramaturgo Ferenc Molnár.
La música húngara tuvo su primer gran representante en el romanticismo: Franz Liszt, compositor de rapsodias y creador del poema sinfónico. En el s. XX, dentro del nacionalismo musical, Bela Bartók y Zoltán Kodály recuperaron gran número de temas del folclore magiar.
Hungría ha proporcionado grandes figuras al cine, algunas de las cuales han dirigido sus películas en otros países, como Alexander Korda en el Reino Unido o Michael Curtiz en EE UU. Los más destacados de los que han desarrollado su labor en Hungría son Miklós Jancsó e István Szabó.
Símbolos Nacinales
el Escudo Nacional
El escudo es uno de los emblemas más importantes de un país, es el símbolo de su historia. Las alteraciones en el escudo nacional de Hungría reflejan cambios ocurridos en el destino de la nación.
Los componentes del escudo de la mayoría de las naciones modernas sancionan su pasado histórico. La validez del escudo de una nación no sólo depende de las leyes y decretos que le respalden, sino de su reconocimiento por parte de los ciudadanos del país como símbolo; en su capacidad de identificarse con dicho escudo. Así pues, el escudo no sólo diferencia a un país del otro, sino que presenta una imagen compleja, arraigada en las tradiciones únicas, nacionales e históricas de un país.
La cruz patriarcal es el componente más antiguo del histórico escudo nacional de Hungría, rehabilitado hace poco, en 1990. La cruz patriarcal forma parte del conjunto de símbolos nacionales desde hace ochocientos años, cuando apareció por primera vez en las monedas, a fines del siglo XII, y más tarde ocupó el flanco siniestro del escudo nacional. El color del blasón es gules. Los tres montículos fueron incorporados unos cien años más tarde, debido probablemente a la influencia napolitana de la casa real de la época. Originalmente la cruz patriarcal se apoyaba sobre tres pies, de éstos se formaron los tres montículos que al principio eran incoloros.
En lo que concierne a las franjas del flanco diestro se supone que se incluyeron por influencia española a fines del siglo XII, principios del siglo XIII, por medio de una relación familiar con la dinastía de la época.
La corona húngara también aparece en el escudo nacional desde hace más de seiscientos años.
El centenario escudo histórico húngaro pasó por una serie de cambios. No hay ni un detalle en el escudo húngaro que tras un detenido estudio, no hable sobre las razones históricas, las grandes luchas que produjeron estos cambios. Guerras y paces, luchas internas, revoluciones, cambios de familias reales, caídas de los sistemas en el poder y conmociones históricas han dejado sus huellas en el escudo nacional de cada época.
En el verano de 1990, el Parlamento húngaro decidió rehabilitar el escudo nacional histórico como nuevo emblema del país. Este escudo es el llamado "pequeño blasón" con corona, que consta de un blasón dividido verticalmente en dos. El flanco siniestro está cortado en ocho franjas color gules y plata. En el flanco diestro, en el trasfondo rojo sobre tres montículos, se encuentra, en el medio, una corona de oro y sobre ella una cruz patriarcal de plata. Sobre el borde superior reposa la corona húngara.
La bandera de Hungría
La bandera nacional de la República de Hungría consta de tres franjas horizontales de la misma anchura, de color rojo, blanco y verde.
Por primera vez en la historia milenaria de Hungría, durante la Revolución y Guerra de Independencia húngara de 1848-1849 contra los Habsburgo, se proclamó la utilización legal de la bandera roja-blanca-verde. Hasta ese momento histórico la forma y utilización de la bandera se basaba en el derecho consuetudinario.
Según algunas fuentes, la mayoría de las banderas de las tribus Magiares provenientes del Este en el siglo IX exhibían el Turul, el águila mítico. Más tarde, las obras pictóricas representaron a varios reyes húngaros con banderas, portadoras de la cruz patriarcal y franjas rojas y blancas. Esta situación se mantuvo durante siglos, tras la fundación del estado por el rey San Esteban (1001-1038).
La primera aparición simultánea de los colores nacionales de Hungría (rojo-blanco-verde) sobre un cordón de sello se remonta a la época de Matías 11, en 1618. El color verde, probablemente, vino del escudo, para acompañar el rojo y el blanco. El tricolor impulsado por la Revolución Francesa se convirtió en el prototipo de las banderas nacionales.
La generación de la época de Reformas húngaras (años 1830-1840) utilizó de forma consciente las banderas de colores rojo-blanco-verde en sus reuniones políticas.
Entre los primeros logros de la Revolución y Guerra de Independencia de 1848-49 se cuenta la reintegración de los colores nacionales y el escudo histórico del país en sus derechos ancestrales. Según descripciones posteriores, el color rojo simboliza el vigor, el blanco la lealtad y el verde la esperanza. En el período de la Monarquía, la corona fue parte integrante de la bandera nacional húngara.
Después de 1945, el escudo sin corona conocido como escudo "Kossuth"' pasó a ornar la bandera. La Constitución de 1949 desestimando las tradiciones y la continuidad jurídica histórica reemplazó el escudo "Kossuth" por el escudo de la República Popular. Actualmente, desde el cambio de sistema político, con el establecimiento de la República de Hungría, de nuevo el escudo con la corona decora la bandera roja-blanca-verde.
La Corona De Hungría
El rey Esteban, canonizado tras su muerte, organizó la institución del reino en Hungría. En símbolo por su labor desarrollada en la formación del estado y la iglesia, el Papa Silvestre 11 le envió en el año 1 000 la corona real, con la cual Esteban se hizo coronar rey en el primer día del nuevo milenio, cuando toda Europa temblaba por la llegada del Fin del Mundo y el Anticristo.
En esa época la corona recibida del Papa tenía un doble significado. Por una parte, subrayaba el hecho de que el rey de Hungría espiritualmente dependía en forma directa del Papa en Roma y no se transformó en un vasallo del Emperador Germano-Romano. Así pues, simbolizaba hasta cierto punto, la soberanía de la nación. Por otra parte, la corona era el símbolo del poder secular y el Papa al entregársela al rey Esteban le señalaba que propagara las doctrinas de la Iglesia Católica romana en Hungría. Esta corona, reproducida en obras de arte antiguas, en ningún detalle coincide con la corona que conocemos actualmente, la corona original era una banda con piedras preciosas, igual que las coronas que llevaban los demás reyes europeos a principios del milenio.
Es interesante notar que a lo largo de muchos siglos persistió la idea en el reino húngaro de que la corona llamada santa, era la misma otorgada por el Papa para la coronación del fundador del Estado.
¿Qué pasó en realidad con la corona de San Esteban?
De todas las hipótesis expuestas por historiadores, actualmente la teoría más fundamentada parece ser aquella, que sostiene que el emperador germano Enrique III, la tomó como botín y debido a que la soberanía húngara quedó provisoriamente suspendida, devolvió la corona a Roma, desde donde ya no se pueden seguir las huellas de la reliquia. La corona que conocemos hoy en día como Santa Corona, también es una reliquia de la época de San Esteban. Esta corona probablemente está compuesta por la unión de un relicario del cráneo de San Esteban y la parte inferior por la corona griega ofrecida por el emperador bizantino Miguel Ducas alrededor de 1074 al rey húngaro Géza 1. Según una hipótesis, la Santa Corona, símbolo de la monarquía húngara cobró su forma actual en 1166. Es decir, la reliquia más bella de la historia y el símbolo más glorioso de Hungría tiene más de ochocientos años.
A lo largo de los siglos la corona de Hungría pasó por una serie de aventuras increíbles. Es posible que no exista otra obra de arte en el mundo, que debido a las vicisitudes históricas haya sido escondida en tantos países, palacios, castillos, fortalezas y ciudadelas.
Para poseer este tesoro se libraron muchas guerras de sucesión, luchas por el poder y conflictos armados. A veces la corona se perdió en el curso de repatriación desde el extranjero, o simplemente fue apropiada por personalidades históricas, otros la secuestraron para protegerla, fue empeñada y enterrada. Muchas veces la sacaron del país y cada vez se festejó su retorno, su devolución.
Durante la historia tan agitada de este tesoro se formó una institución especial para protegerlo. Los guardianes de la corona fueron escogidos de la alta aristocracia húngara, así como se constituyó un destacamento militar especial con el fin de velar por la seguridad de la corona.
A fines de la Segunda Guerra Mundial, políticos del gobierno de entonces de extrema derecha escaparon a occidente con la corona, donde la reliquia llegó a parar a manos de las fuerzas militares norteamericanas. La corona y varias joyas de la corona fueron custodiadas y en parte restauradas en Estados Unidos hasta 1978, cuando a base de la decisión del entonces Presidente Cárter, el Secretario de Estado Norteamericano Vance devolvió solemnemente las reliquias de la corona al pueblo húngaro. Desde entonces la corona y las joyas de la corona están expuestas al público en el Museo Nacional de Hungría.
Como pueden apreciar en la fotografía adjunta, la corona está compuesta de dos partes. Su ensamblaje se remonta, según la opinión de la mayoría de los especialistas, al último cuarto del siglo XII. Sobre una de las placas de esmalte, en la parte inferior de la corona, de origen griego, se lee la siguiente inscripción griega, al lado del busto del rey húngaro: "Géza, rey leal de Turkia (Hungría)". Sobre la cabeza del rey Géza vemos una diadema similar a la parte inferior de esta corona, pero sin ornamentos y los pendientes colgantes. Esta parte de la corona, como ya hemos mencionado, fue un regalo del Emperador bizantino, Miguel Ducas a Géza, quien había contraído nupcias con la hija de un patricio bizantino. La parte superior de la actual corona se asemeja a un relicario de cráneo que se usaban en la Edad Media. En su forma original las figuras de los doce apóstoles decoraban las bandas ensambladas en sentido transversal y las cuatro bandas se juntaron con una placa que llevara Cristo en el trono. Para poder integrar el relicario a la corona hubo que cortar una placa de cada banda, con la imagen de sólo ocho apóstoles.
El Himno Nacional de Hungría
El Himno Nacional de Hungría fue escrito por Ferenc Kölcsey (1790-1838), uno de los mayores poetas de la Época de las Reformas y se publicó por primera vez en 1828. La música fue compuesta por el compositor y director de orquesta, Ferenc Erkel (1810-1893) en 1844, como resultado de un concurso público que se organizó para obtener la música del Himno. El Himno de Kölcsey-Erkel se estrenó en 1844, en el teatro Nacional de Budapest. Se convirtió oficialmente en Himno Nacional, tan sólo en 1903.
El Himno tiene ocho estrofas pero en las ceremonias oficiales generalmente se interpreta y canta sólo la primera estrofa.
Bendice al Húngaro, Señor, que la abundancia sea consigo; que halle tu amparo protector cuando se enfrente al enemigo; que deje atrás su adverso hado, y vea su trigo al fin maduro este pueblo que ya ha pagado por su pasado y su futuro.
A los Cárpatos condujiste nuestros ancestros, y, a su luz, horizontes nuevos nos diste en la sangre de Bendeguz. Y donde la corriente pasa del Tisza y del Danubio, has hecho perpetuar a la noble Casa de Árpád, por siempre en nuestro pecho.
Tú convertiste en mar dorado las mieses de nuestra llanura y del Tokaj has destilado la vid en su esencia más pura. Por ti nuestra enseña llameó sobre el turco fortín agreste y a Viena en su empuje arrolló de Matías la negra hueste.
Pero cuando nuestros pecados te hicieron tronar de furor, nos llegó en tus rayos sagrados la pena, el llanto y el dolor. Primero enviamos te plugo, del Mongol los dardos acerbos; después, del turco bajo el yugo, esclavos fuimos más que siervos.
Cuántas veces, sobre el montón de nuestros muertos Insepultos, de Osmán la ciega presunción nos llenó de oprobio e insultos! Y cuántas, desdichada Hungría, tus propios hijos convirtieron en una fúnebre y sombría el mismo seno en que nacieron!
Por más que el fugitivo huyera, la cruel espada hasta él llegó, sin que patria encontrar pudiera en la tierra que lo engendró. En la montaña o en el llano hay en sus labios sólo hiel. A sus pies, de sangre un pantano; un mar de llamas sobre él
Aquí entre estos muros, en donde antes reinaba la alegría, ahora el infortunio se esconde, ayes se escuchan noche y día. La libertad se extingue; muere la patria entre espinas y abrojos. Ahora es su canto un miserere, un río de lágrimas sus ojos.
Piedad del Húngaro, Señor juguete de encontrados vientos. Tíéndele un brazo protector, haz que terminen sus tormentos. Que quede atrás su adverso hado y vea su trigo al fin maduro este pueblo que ya ha pagado por su pasado y su futuro.
Traducido por Éva Tóth y S. Hernández Rivera (1980)
Iglesias históricas
En la vida pública y en la política nos encontramos cada vez más frecuentemente con la expresión „iglesia(s) histórica(s)”. Al mismo tiempo, incluso los que utilizan este concepto, no se han preocupado de dar una explicación o de argumentar el uso del término.
La ”iglesia histórica” como tal, pertenece a la terminología política, sin embargo en lo jurídico (ya sea desde el punto de vista del derecho público o del derecho canónico) es igualmente imposible de interpretar, como aplicando las categorías de las ciencias históricas (historia eclesiástica). Las ciencias exactas entienden por carácter histórico que algo -se trate de fenómenos, ideologías o instituciones, y de esta manera, naturalmente también de religiones y de iglesias- se haya creado y haya existido o exista y vaya a existir a lo largo de la historia de la Humanidad, pero como tales, también pueden dejar de existir en el futuro. Si interpretamos de esta forma el carácter histórico, entonces esto es válido para todas las iglesias y confesiones. ¿De acuerdo a qué otros criterios y puntos de vista se podrían establecer las diferencias entre las iglesias y confesiones „históricas” y las demás, si es que en general se puede hacer, teniendo pretensiones científicas?
El peso y el papel de las iglesias en la historia de Hungría
1. El primer punto de vista obvio es la duración de su presencia en la historia, o sea, la „edad” de la iglesia en cuestión. De esta manera, evidentemente hay confesiones y religiones cuya historia se remonta a miles de años (en primer lugar, se trata de las grandes religiones mundiales, como son la religión judía, la cristiana, la musulmana y la budista). En comparación con esas, hay otras iglesias y confesiones, cuya historia no tiene más de algunos cientos de años, o menos, sobre todo si su historia se calcula desde el momento de su aparición en este país. La iglesia católica y las iglesias cristianas orientales u ortodoxas corresponden a este criterio, tomando en cuenta sus referencias húngaras, ya que éstas han estado presentes desde el mismo momento de la fundación del Estado. Al lado de éstas, hay pruebas de la presencia de la confesión israelita desde los comienzos hasta nuestros días. Después de éstas, a partir de la centuria de la Reforma, del siglo XVI -o sea, desde hace casi medio milenio-, viven en Hungría las iglesias protestantes, en orden cronológico: la evangélica o luterana, la reformada o calvinista y finalmente la iglesia emparentada con las dos anteriores, la unitaria. Luego, desde mediados del siglo XIX y comienzos del siglo XX, aparecieron en grandes cantidades las confesiones e iglesias más nuevas, principalmente de carácter cristiano, que hoy en día suelen llamarse „iglesias menores”, antes se conocían por el nombre de iglesias libres, o de manera aún más generalizada, se les llamaba sectas. A mediados del presente siglo, es más, desde el cambio de sistema político ocurrido en Hungría, surgieron en el país religiones, confesiones e „iglesias registradas” bastante ext
Budapest
Información básica sobre Budapest
Enlace de Internet para más información sobre la ciudad
Moneda: forint (HUF) El cambio aprox. es de 1 euro = 280-300 forints
Ambulancia: 104.
Policía: 107.
Para llamar a España: 00 34 ...
Para llamar a Hungría desde el extranjero: 00 36 ...
prefijo de Budapest: 1
Horario del transporte público: desde las 5.00, hasta las 23.00
Hay transportes nocturnos (lineas "buho").
Los billetes se sacan con antelación en kioscos, estaciones de metro
City Taxi: 211 1111.
Fotaxi: 222 2222.
6x6 Taxi: 266 6666.
Tele 5: 355 5555.
Taxi 2000: 200 0000.
Propina: Generalmente no viene incluida, es más o menos de un 10%.
Transporte Público en Budapest
Se puede decir que el transporte público es muy bueno comparado a nivel internacional. En casi toda la parte poblada de Budapest cualquier punto tiene una parada de medios de transporte público a menos de 400 metros. Las numerosas líneas de metro, autobuses, tranvías y trolebuses en general funcionan entre las 4:30 y las 23:00 horas. Por la noche circulan 16 búhos. Entre estos la línea 78É que cubre más o menos la línea de metro M2 y la 14É la del metro M3. En el autobús y el trolebús se debe pulsar el botón al lado de la puerta para salir, los otros vehículos para en todas las estaciones.
Los billetes no se pueden comprar en el vehículo, sólo en determinadas paradas finales en las taquillas de las Oficinas de BKV Rt. (Empresa de Transporte Público de Budapest), en todas las paradas de metro, en las máquinas automáticas, en estancos o en correos. El billete para un sólo viaje es igual para todos los medios de transporte público. Los niños menores de 6 años acompañados no necesitan billete. En los vehículos no hay cobrador, los billetes se tienen que validar en los perforadores de los vehículos. (Las multas son elevadas.)
Tipos de billetes:
- Billete único para un sólo trayecto
- Billete único comprandolo en el medio de transporte
- Billete con trasbordo
- Billete de metro para 3 paradas y 30 minutos
- Billete metro para 3 paradas, 30 minutos y trasbordo
- Billete metro con trasbordo
- Bono para 10 viajes
- Bono para 20 viajes
- Billete válido para un día
- Billete turista para 3 días
- Billete semanal
- Billete familiar para fin de semana
- Tarjeta Budapest:
- Para un adulto más un niño menor de 14 años, 2 días
- Para un adulto más un niño menor de 14 años, 3 días
Otros bonos:
- Bono para 2 semanas
- Bono de 30 días -tarifa especial para estudiantes y mayores
- Bono mensual -tarfia especial para estudiantes y mayores
- Bono anual de oferta - tarifa especial para estudiantes y mayores
- Bono mensual para perros
- Bono HÉV (tren de cercanías)
Los billetes son válidos para metro, tranvía, trolebús, ferrocarril de cremallera, autobús del Castillo, autobús. Los billetes en los transportes públicos que tengan su fin de trayecto fuera del término municipal de Budapest, serán válidos, excepto en el HÉV (trenes de cercanías), donde el billete sólo será válido dentro del término municipal de Budapest.
Con la Tarjeta Budapest será gratuito el transporte público durante 2 o 3 días, dependiendo del tipo de tarjeta que a parte de los medios de transporte tendrá acceso a la mayor parte de los museos.
La red completa de transporte público se puede observar en los planos grandes situados en las entradas de los metros. Allí puede leerse las condiciones de viajar también. En las taquillas de metros se venden dos tipos de mapas: el llamado Red de transporte público en Budapest, que demuestra toda la superficie de la ciudad con todos los transportes públicos y el plano Superficie/territorio interior de Budapest que ayuda la circulación en el centro de
Budapest y demuestra la aproximación a los lugares de interés.
Budapest tiene 3 líneas de metro
- M1 (línea amarilla): Subterráneo del Milenio que circula entre la plaza Vörösmarty y Mexikói út
- M2 (línea roja): entre Déli Pályaudvar (Estación de Ferrocarril del Sur) y Örs vezér tere
- M3 (línea azul): Desde Újpest, Városközpont hasta Kőbánya-Kispest
Las 3 líneas se cruzan en el centro en la plaza Deák. Los trenes pasan desde las 4:30 hasta las 23:10 con un intervalo de 2-5 minutos.
Medios de transporte especiales
- Funicular: Clark Adam tér-Palacio de Buda. Se inaguró en 1870, y hoy vuelve a funcionar con vagones restaurados según el modelo original. El viaje dura unos minutos. En la estación inferior, junto a la cabecera del Puente de las Cadenas, en la plaza Adam Clark se encuentra el kilómetro 0, que sirve de punto de referencia para medir las distancias en Hungría. Los billetes se compran en las taquillas del funicular en el mismo sitio. Para adultos un trayecto de ascenso son 350 Ft, un trayecto de descenso son 300 Ft para niños hay un billete único de 200 Ft. El funicular funciona: lu-do de 7:30-22:30h. Cerrado:los lunes de cada semana par. Autobus:4 rojo, 16, 105 Tranvía: 19
- Ferrocarril Infantil: Széchenyi-hegy-Hűvösvölgy. Ferrocarril de vía estrecha (760 mm), con vagones cerrados y abiertos, que tardan unos 50 minutos en recorrer los 11,1 km del trayecto, a través de bosques de Budapest. La diferencia de nivel entre las dos terminales es de 235 m. Los empleados -con la excepción del maquinista- son niños de entre 10 y 14 años, con uniforme, supervisados por adultos. El tren pasa junto al Monte János, el punto más elevado de la ciudad (527 m) en el que se encuentra el Mirador Erzsébet, de 23,5 m de alto, con cuatro terrazas. La terminal de Hűvösvölgy, con un enorme prado, es un lugar de excursión muy popular de los habitantes de Budapest. El Ferrocarril Infantil circula: mayo-agosto cada día, los demás meses ma-do. Autobús: 56 Tranvía 56 Tren Cremallera
- Telesilla: Zúgliget-Monte János. Puede resultar extraño encontrar en una capital este medio de transporte, semejante al telesquí. La diferencia de nivel entre las dos terminales es de 262 metros. El recorrido horizontal del trayecto es de 1 km, aproximadamente. La altura media es de 8 metros sobre el suelo. El trayecto dura unos 15 minutos. El viaje de bajada ofrece unas vistas inolvidables. El precio del billete para un trayecto y para adultos es de 250 Ft, el viaje de ida y vuelta es de 400 Ft, para niños un trayecto cuesta 150 Ft, y el billete de ida y vuelta para niños es de 300 Ft. Circula: abril-sept. 9-17 h, oct-marzo 9:30-16; Cerrado: los lunes de cada semana impar; Autobús: 158 desde Moszkva tér
- Tren cremallera: de bello recorrido. Comenzó a funcionar en 1874. siendo el tercer tren de cremallera de Europa. Su parada inferior se encuentra frente del Hotel Budapest (Szilágyi Erzsébet fasor 47.) y la superior a una altura de 427 metros en el Monte Széchenyi. Cerca de la parada de Művész út se encuentra el Mirador Széchenyi. El tren cremallera circula: lu-do 5-23 horas Tranvías 18 y 56 (desde Moszkva tér hasta la parada inferior.
- Trenes de cercanías (HÉV) con varias líneas. Es un medio rápido de llegar hasta lugares turísticos de los alrededores de Budapest como Szentendre (pueblo artístico y artesano) desde la plaza Batthyány o a Gödöllő (con el famoso palacio Grassalkovich, residencia de verano de Francisco José y Sissy) desde Örs Vezér tér. El HÉV Lleva a los pasajeros de Budapest también a la isla de Csepel, a la parte sur de la ciudad, además de Ráckeve (pequeña población tranquila junto al Danubio). Antes de comenzar el viaje hay que comprar un billete suplementario en las cajas para pagar el recorrido desde la frontera del término municipal de Budapest, hasta las ciudades antes mencionadas.
Agricultura
La agricultura Húngara
Por desempeňar un papel importante en el desarollo rural, y por ser capaz de favorecerse de las condiciones ecológicas favorables, la agricultura húngara representa un sector determinante en la economía nacional. Las áreas cultivables ofrecen buenas oportunidades para la producción agrícola que es por tradición orientada hacia la exportación y abierta internacionalmente. Los productos más importantes de nuestro país, sobre todo el bovino, el trigo y el vino desde la Edad Media han sido exportados a los mercados europeos. Durante los últimos aňos una agricultura históricamente fuerte ha sido desarollada gracias a las características naturales del país, al número de horas de sol, la topografía y las excelentes y altamente productivas tierras, que hacen posibles resultados sobresalientes con la mayoría de las plantas cultivadas. Aparte de la topografía favorable que hace posible la cultivación de una gran variedad de productos agrícolas, hay otras ventajas, como por ejemplo la mano de obra especializada, la afinidad de la populación a las actividades agrarias, la calidad de educación e investigación, como la amplia red de autoridades estatales. Hungría tiene un superávit tradicional y de importancia en productos agrícolas con una gran potencial para destacarse en el mercado europeo con los siguientes productos: maíz, girasol, pimentón, miel, hígado de ganso, porcino, guinda, frambuesa, vino y otros productos denominados „hungaricum”. Desde marzo de 2004 se estableció en la Embajada de la República de Hungría en Madrid la Sección de Agricultura para fortalecer las relaciones bilaterales.
La sección de agricultura
Sr. Miklós Maácz
Embajada de Hungría
C/ Fortuny 6.
28010 MADRID
Teléfono
91 700 01 32
Fax
91 413 41 38
Correo electrónico
MMaacz@mfa.gov.hu
Enlaces de interés
Ministerio de Desarrollo Rural
Centro de Promoción Agraria
Agencia de Agricultura y Desarollo Rural
Instituto de Investigación de Economía Agraria
Oficina Central de Estadística
Autoridad Nacional para la Protección del Consumidor
Cámara Agraria Húngara
Hungexpo
Foodapest
Literatura
Libros de autores Húngaros en ediciones Espanolas
El último encuentro Sándor Márai narrativa
Ed.: EMECÉ, Barcelona (1999) traducción de Judit Xantus
El último encuentro permite descubrir el talento y las ambiciones de un gran escritor húngaro nacido en 1900. Las lineas argumentales son las siguientes: el reencuentro de dos amigos o rivales después de décadas de separación, el del triunfador social que deicidió retirarse a vivir como un ermitaño entre las reliquias del pasado esplendor, el del duelo entre iguales, la lealtad a una promesa dada o a un código de valores que las nuevas realidades políticas y sociales han vuelto anacrónicas y absurdas.
El final de una saga Péter Nádas narrativa
Ed.: Muchnik, Barcelona (1999) traducción de Adan Kovacsics
Péter Nádas narra en El final de una saga la historia de tres generaciones de una familia en pleno estalinismo.Este escritor húngaro nacido en 1942 es una de las más clamorosas revelaciones de las literaturas del antiguo Este europeo.En este libro narra la historia de tres generaciones de una misma familia, a través dea los ojos de un niño.
Libro del recuerdo Péter Nádas narrativa
Ed.: Seix Barral, Barcelona (1998) traducción de Adan Kovacsics
Un monumental y ambicioso fresco que dió a conocer en el ámbito internacional a este autor obsesionado con la reconstrucción de un pasado y una Historia, tanto mitológica como privada.
Una mujer Péter Esterházy narrativa
Ed.: Alfaguara (2001) traducción de Judit Xantus
Un libro sobre el amor, el sexo, el odio y el deseo. Todo ello desde el punto de vista de un narrador masculino, un seductor, un conquistador de éxito, un hombre que parece al mismo tiempo amar y odiar a todas las mujeres. Son noventa y siete capítulos dedicados a mujeres extremadamente diferentes: hermosas y feas, buenas y malvadas, flacas y obesas, inteligentes y estúpidas, monógamas y promiscuas... Un libro que guarda carcajadas entre líneas.
Kadish por el hijo no nacido Imre Kertész novela
Ed.: Acantilado, Barcelona
La herencia de Eszter Sándor Márai novela
Ed.: Emecé, Año 2000 (escrito en 1939, Hungría) 166 páginas
Sin Destino Imre Kertész narrativa
Ed. Acantilado, Barcelona 264 páginas
Melancolía de la resistencia László Krasznahorkai narrativa
Ed. Acantilado, Barcelona 424 páginas
Alondra Dezso Kosztolanyi narrativa
Ed. B, Barcelona - 2002 Traductor: Judit Xantus 232 páginas
Libros sobre temas Húngaros
Viena.Praga.Budapest Fernando Martínez Laínez libro de viajes
Ed.:MAEVA, Madrid (1998) Colección: Andar y Ver
En el libro Viena.Praga.Budapest - El imperio enterrado podemos conocer el crisol de etnias, naciones y lenguas, la aventura histórica del Imperio Austro-Híngaro que no tiene parangón en Europa. Fernando Martínez Laínez, escritor y periodista especializado en asuntos del Centro y Este de Europa, buen conocedor de esa zona, a la que ha viajado en muchas ocasiones, realiza en este libro un recorrido por los entresijos culturales, históricos y literarios del fenecido Imperio a través de sus tres capitales emblemáticas: Viena, Praga y Budapest.
Las relaciones de Franco con Europa Centro Oriental (1939-1955) Matilde Eiroa monografía
Ed.:Editorial Ariel, S.A. (2001)
El libro contribuye a aclarar, desde la óptica de la política exterior, una de las cuestiones planteadas por los historiadores en la actualidad: las causas de la larga duración del Régimen de Franco.
Budapest Chico Buarque novela
Ed.:Salamandra. (2005)
Budapest es una novela depurada, que fluye como una melodía, a la vez que provocadoramente divertida. Es, asimismo, un canto al poder transformador de la lengua en una época de migraciones en la que, más que nunca, la búsqueda de una nueva vida en un lugar extraño conduce al individuo a cuestionarse infinitamente su identidad, atrapada quizá en algún lugar de un trayecto imposible.
Guías de turismo
Hungría Guías Michael
Ed.: Susaeta (1998)
Hungría Guías Trotamundos
Ed.:
Hungría Guías El País- Aguilar
Ed.: Aguilar (1998)
Budapest Guíarama 128 páginas
Ed.: Anaya (1998)
Hungría Guía Total 192 páginas
Ed.: Anaya (1991)
Budapest Guías Berlitz
Ed.: Berlitz
Hungría El Viajero Independiente
Ed.: JUCAR
Escapada a Budapest Guías Michelin
Ed.: Michelin
Budapest y Hungría La Guía Verde 284 páginas
Ed.: Michelin
Economía
Relaciones económicas entre Hungría y España
Relaciones económicas entre Hungría y Andorra
La Sección Económica de la Embajada de Hungría en Madrid se dedica fundamentalmente a tres tareas
- ayudar a las empresas españolas a establecerse en Hungría,
- fomentar la presencia de empresas y productos húngaros en el mercado español,
- seguir de cerca la evolución de la economía española y preparar informes sobre la misma para las autoridades húngaras.
La empresa española interesada puede dirigirse a nuestra sección económica para solicitar la siguiente información
- listado de fabricantes y exportadores húngaros,
- información macro-económica sobre Hungría,
- calendario de ferias.
Contacto
Embajada de Hungría
Sección Económica
C/ Fortuny 6. 4º Izq.
28010, Madrid
Teléfono 91 413 70 99
Fax 91 413 71 49
Correo electrónico mission.mad@mfa.gov.hu
Horario de oficina de lunes a viernes 09.00-15.00
Vínculos de interés económico más destacados en Hungría
- Ministerio de Economía Nacional
- Agencia Húngara para la Promoción de Inversiones
- Oficina Nacional de Estadísticas
- Banco Central de Hungría
- Organización de Ferias Internacionales
Turismo
Turismo de Hungría
Los interesados pueden contactar con la Embajada de Hungría en Madrid por teléfono - 91 413 70 99 en horario de 9:00 a 16:30 horas durante los días laborales -, y por correo electrónico - embajada.hungria@mfa.gov.hu
Algunos consejos si va a viajar en automóvil
- Velocidades permitidas: Ciudad 50 km/h, Carretera 90 km/h, Autovía 110 km/h, Autopista 130 km/h - si no hay otra indicación.
- Nivel de alcohol tolerado: 0% .... Si conduce, no beba ....
- Cruces sin señalización: Hay que ceder paso al que llega desde la derecha. El semáforo amarillo intermitente significa semáforo fuera de servicio.
- Documentos: Licencia de conducir, tarjeta de propiedad del vehículo, certificado del seguro obligatorio.
- Estacionamiento: Cuide su automóvil contra robos. Dejelo en aparcamientos vigilados, use alarmas y trancas antirobo.
- En Hungría el uso de autopistas está vinculado con el previo pago de peaje. El peaje se puede realizar a través de Internet dándose de alta previamente en la página de la empresa estatal de autopistas y carreteras - https://en-ematrica.autopalya.hu/ - o en las fronteras de Hungría y también en las principales gasolineras, donde aparece la indicación "VIGNETTE". A la hora de pagar el peaje en las taquillas de las gasolineras hay que indicar la matrícula y la procedencia del vehículo. Una vez realizado el pago hay que guardar el resguardo de la caja, que sirve de justificante del mismo pago. Después en las autopistas la lectura de las matrículas se realiza de manera automática y no es necesario detenerse a la hora de usar las mismas.
Las Etiquetas se venden en la frontera Austro-Húngara y en las gasolineras a la entrada
a las autopistas.
- Automobil Club de Hungría - Magyar Autóklub E-mail to: Magyar Autóklub 1024 Budapest, Rómer Flóris u. 4/a Teléfono: (0036-1) 345-1800. El servicio nacional de los "Angeles amarillos" ofrecen asistencia técnica las 24 horas del dia - su teléfono de urgencias: 188.
- Equipamiento y documentos: Hungría exige el cumplimiento de las normas europeas, los equipamientos y documentación estipulados en el Convenio sobre Tráfico Vial de Viena, 1968.
Cultura y educación
Mil años de cultura
Tras muchos siglos de migración, el pueblo magiar llegó de las estepas de Europa Oriental a su patria definitiva: la Cuenca de los Cárpatos, el lugar que antaño había constituído el imperio ávaro. Después de la Conquista de la Patria, acontecida en el ańo 896 y dirigida por el príncipe Árpád, el pueblo húngaro muy rápidamente abandonó el modo de vida ganadero nómada, cambiándolo por la agricultura, y luego de poner fin también a las correrías occidentales, como resultado de la derrota que le infligieran las tropas del emperador Romano Germánico, Otón I, en Augsburgo en 955, ya por iniciativa del gran príncipe Géza, comenzó a aproximarse a las naciones y a la cultura de la comunidad de Estados cristianos occidentales. Géza, a quien los cronistas occidentales ya llamaban rey ("rex"), en 973 envió una delegación de alto rango a la Dieta Imperial alemana de Quedlinburgo, invitó a su corte al obispo de Praga, al pío Adalberto -quien más tarde, en un viaje de catolización, fue asesinado por los prusianos paganos, o sea, los integrantes de una tribu eslava occidental-, contribuyó a la fundación del monasterio benedictino de Pannonhalma bajo la advocación de San Martín, incluso él mismo se bautizó, aunque paralelamente conservó sus anteriores costumbres paganas.
Su hijo, Vajk, quien fue bautizado con el nombre de István (Esteban), ya fue educado para ser un monarca cristiano y pidieron como esposa para él a la hermana mayor del rey Enrique II de Baviera: Gisela. En el año 1000 Esteban se hizo coronar con la corona solicitada del Papa Silvestre II y terminó la labor de construir un Estado, iniciada por su padre. Fundó diez diócesis, varios monasterios, mandó construir iglesias, organizó el sistema de administración pública de los condados reales, derrotó a aquellos jefes tribales que querían conservar la religión pagana y se confrontaron con la orientación europea, pero igualmente defendió su país frente los ataques provenientes de Occidente. Guió su pueblo al conjunto de las naciones de la Europa cristiana y creó el Reino de Hungría. Con toda razón su sucesor posterior, el rey Ladislao, lo hizo elevar entre los santos de la Iglesia, junto con el heredero de Esteban tempranamente fallecido, el pío príncipe Emerico y con el obispo Gellért (Gerardo), quien murió como mártir en los acontecimientos de la sublevación pagana de 1046.
Los orígenes de nuestra cultura y literatura nacionales, se trate de las tradiciones orales transmitidas por el pueblo o de las primeras huellas de la cultura escrita, se pierden en la penumbra de tiempos remotos. Somos herederos de numerosas leyendas históricas relativas a la procedencia de los húngaros, a su migración y acerca de la conquista de la patria. Probablemente, la escritura en idioma húngaro se remonte a un pasado mayor de lo que nos indican los recuerdos conservados, ya que la cultura eclesiástica y cortesana húngara tiene un pasado de casi mil años y desde que San Esteban, el primer rey de los húngaros, se adhirió junto con su pueblo al cristianismo occidental, en los conventos, los capítulos y en las cancillerías reales aumentaba constantemente el número de personas que sabían leer y escribir, si bien es cierto en aquel entonces estos utilizaban en primer lugar el idioma latín, generalizado en la Europa medieval. Sin embargo, tallados en piedra (por ejemplo, en templos de Transilvania), se conservaron algunos recuerdos de la antigua escritura rúnica de los paganos. Bastante temprano surgieron también textos en idioma húngaro, escritos con el alfabeto latino. Después de las esporádicas huellas, procede de mediados del siglo XII nuestro primer texto en prosa: el "Halotti beszéd” (Discurso mortuorio), traducción al idioma húngaro de un escrito de oración necrológica en latín. De un siglo más tarde, proviene el primer poema en húngaro, el "Mária-siralom” (Lamentación de María), creado también sobre la base de un original latino. Después de estos vinieron traducciones de la Biblia, leyendas que trataban acerca de la vida de los santos húngaros, sermones y otros textos eclesiásticos, mientras que el latín siguió siendo por mucho tiempo más el idioma de las escrituras laicas: de las obras históricas y los diplomas.
Los húngaros crearon su propia cultura nacional en el punto de confrontación de dos grandes culturas: provenían del Este, habían adquirido sus tradiciones originales de la cultura ancestral de la región de las estepas de Eurasia, no obstante, como consecuencia del sincero compromiso cristiano y de la inteligente visión de la situación política de sus primeros reyes, aceptaron y abrazaron la cultura occidental y solamente un siglo después de su establecimiento en la Cuenca de los Cárpatos ya encontraron su lugar entre las naciones occidentales. El idioma húngaro pertenece a la familia de lenguas finougrias, los parientes de los magiares son los finlandeses, los estonios y numerosos otros pueblos pequeños que en la actualidad viven en territorio de Rusia, en los montes Urales y en la región del río Volga. Sin embargo, su procedencia étnica también une a los húngaros, en parte, a los pueblos turcos de Asia Interior, la original melodiosidad de su música y su arte decorativo tienen asimismo orígenes turcos. Al vivir en el campo de atracción de la cultura occidental, asimilando la espiritualidad y los valores de la civilización cristiana, la herencia cultural traída del Este solamente se conservó en la estructura profunda de la cultura, antes que nada en el idioma húngaro, el cual no sólo el origen de su vocabulario básico o de su gramática lo unen a la cultura de los pueblos orientales sino también su carácter poético, capaz de crear mitos.
Con todo ello, la nación húngara se convirtió en una nación completamente occidental, cuya evolución se cumplió gracias a los sucesores cultos y de mano fuerte de San Esteban: San Ladislao y Kálmán "el bibliófilo”, Béla III y Béla IV. Desempeñaron un papel similar, es más, llevaron a cabo la grandiosa tarea de la creación de la gran potencia medieval húngara, los monarcas de la dinastía Angevina: Carlos Roberto y Luis el Grande, que a su vez era también rey de Polonia, por lo tanto reinaba sobre un imperio enorme.
La Hungría histórica, antaño rodeado por las montañas de los Cárpatos, era la zona fronteriza y el último baluarte de la civilización occidental: al sur de ella se encontraba el imperio bizantino, representante del cristianismo oriental, luego el imperio turco musulmán que surgió sobre las ruinas del primero; al este de ella estaban los kanatos tártaros y después la potencia mundial rusa. En aquellos tiempos Hungría era una poderosa fortificación del cristianismo occidental; la dinastía real procedente del conquistador del territorio patrio, Árpád, dio más santos a la Iglesia que cualquier otra casa real católica, los caballeros y los reyes caballeros húngaros participaron en las cruzadas dirigidas a la Tierra Santa y el país desempeñó al mismo tiempo cierto rol misionario y transmisor cultural hacia el este y el sur. Ya en los siglos de la Edad Media, el Reino de Hungría era considerado un baluarte del cristianismo occidental. En efecto, las fronteras orientales y meridionales del país constituían a la vez las fronteras del Occidente. Esto lo demuestra muy bien el hecho de que Hungría era la región fronteriza de la construcción de iglesias románicas y góticas: las catedrales San Martín, de Bratislava (la antigua Pozsony) y Santa Isabel, de Kosice (la antigua Kassa), así como los templos Nagyboldogasszony (de Nuestra Señora de Buda), San Miguel, de Cluj (la antigua Kolozsvár) y la iglesia Negra de Brasov (ant. Brassó) siguen siendo, aún en nuestros días, el testimonio de la expansión de la civilización occidental en el Oriente. La arquitectura, la pintura y la escultura medieval húngara surgió en gran parte por iniciativa eclesiástica y en ello jugaron un papel considerable las órdenes monásticas, particularmente los benedictinos y los cistercienses, a la vez que el poder real también nos legó importantes recuerdos arquitectónicos, entre otros, en Esztergom, Székesfehérvár y Buda.
El Estado húngaro medieval, a pesar del indudable desarrollo, de vez en cuando tuvo que enfrentar crisis muy graves, generalmente como consecuencia de que las potencias enemigas que atacaban del Este, en varias ocasiones destruyeron los resultados alcanzados hasta el momento. De esta manera, las tropas mongoles (tártaras), que a mediados del siglo XIII invadieron la parte oriental de Europa y que en 1241 en la batalla de Muhi derrotaron al ejército del rey Béla IV, destruyeron casi por completo el país, haciendo huir incluso al rey, quien después de su regreso, prácticamente se vio obligado a llevar a cabo con éxito una "segunda fundación de la patria”. En el siglo XV apareció en la frontera un nuevo enemigo, de peligrosidad nunca vista: el imperio turco otomano que se expandía desplegando enormes fuerzas militares. Nuestro excelente estratega, János Hunyadi, logró detener esa expansión por largas décadas, cuando en 1456, junto a Nándorfehérvár (la actual Belgrado), infligió una derrota histórica a las tropas turcas. Gracias a esta victoria, que en realidad libró para siempre a la Europa cristiana de la expansión turca, el hijo de Hunyadi, Matías, instalado en el trono real, tan sólo tuvo que entrar en guerras turcas de menor trascendencia, por lo cual intentó edificar un imperio en el Occidente, para emplear luego la fuerza de éste contra los turcos. El Reino de Hungría, ubicado en el orden mundial occidental, se apoyaba sobre bases económicas sólidas (el país era uno de los centros de la minería de metales preciosos de la Edad Media y la renta del rey húngaro alcanzaba los ingresos del monarca de Inglaterra), estableció una organización estatal duradera y creó una rica cultura. Dan prueba de ello no solamente los numerosos y excelentes monumentos de la arquitectura, la pintura y la escultura románica y gótica europeas, sino también el fortalecimiento de la literatura medieval húngara: los códices en idioma húngaro (gran parte de los cuales, lamentablemente fue destruído por las guerras), constituyen una importante biblioteca virtual. En la segunda mitad del siglo XV, durante el exitoso reinado del rey Matías en Hungría, en los palacios de Buda y de Visegrado se estableció un destacado taller de la cultura renacentista europea. La influencia del Renacimiento de Italia dejó sus huellas en Hungría mucho antes que en los demás países de la región centroeuropea. Las magníficas obras maestras de la biblioteca de Matías en Buda, los llamados Corvinas, siguen siendo, desde aquellos tiempos, piezas mundialmente apreciadas del arte tipográfico renacentista.
Hungría no solamente asimiló la cultura cristiana occidental, sino también defendió sus valores con grandes sacrificios y en estas violentas luchas más de una vez quedó sometida por el enemigo proveniente del Este. Constituyó un viraje trágico de las seculares guerras turcas, cuando en 1526 el sultán turco consiguió vencer al rey húngaro en el campo de batalla de Mohács, victoria ésta que tuvo fatales consecuencias para los húngaros. En 1541 también quedó en manos de los turcos la capital del reino, Buda, y el país se dividió en tres partes: en las zonas occidentales asumió el poder la Casa de los Habsburgo, el centro del país fue dominado por los turcos, mientras que en las regiones sudorientales, en Transilvania se estableció un principado húngaro independiente, como último baluarte de la continuidad nacional. La invasión turca duró cientocincuenta años, y fue tan sólo después de 1686, tras la reconquista de Buda, que se restableció poco a poco la organización estatal del reino de Hungría.
Después de las derrotas sufridas a lo largo de la historia, la cultura nacional, y sobre todo la literatura sirvió para reanimar la vitalidad de los húngaros. Contribuyó a fomentar esa fuerza vital la Reforma de Lutero y luego la de Calvino, que también llegaron a suelo húngaro, promoviendo el desarrollo ulterior de la cultura en lengua nativa. Pero, también aportó a esto la renovación católica, que igualmente reconoció la importancia de la cultura nacional. En la época de las guerras turcas y de las luchas de la Reforma, el espíritu creador húngaro se manifestó en la obra de Bálint Balassi, uno de los exponentes más originales de la poesía renacentista húngara; de Péter Pázmány, excelente predicador y fundador de universidad, quien organizó la Contrarreforma católica y de Miklós Zrínyi, exitoso estratega y autor de la epopeya barroca, titulada "Szigeti veszedelem” (El sitio de Sziget). La conquista turca y el gobierno Habsburgo consideraban a Hungría como zona fronteriza del imperio, por ello reprimieron las aspiraciones independentistas húngaras, representadas en primer lugar por los príncipes de Transilvania: István Bocskai, quien se volvió contra los monarcas Habsburgo, Gábor Bethlen, y luego Ferenc Rákóczi II, elegido príncipe por los estamentos húngaros.
Debido al desmembramiento del país y a la pérdida de su independencia, las instituciones de la cultura occidental no pudieron desarrollarse verdaderamente. De manera que, a diferencia de siglos anteriores, el país no tuvo una corte real propia, que en todos los países europeos era un importante ente organizador del progreso cultural. La cultura nacional se albergaba en la corte principesca, más modesta, de Transilvania, en los palacios de la alta nobleza, en las aulas episcopales, en las escuelas eclesiásticas, en los conventos y en las parroquias. La causa de la literatura y de la nación seguían estrechamente entrelazadas, el erudito enciclopedista de Transilvania, János Apáczai Csere, proclamó el programa de las escuelas en lenguas vernáculas, y los memorialistas transilvanos ilustraron de forma personal los acontecimientos históricos. Las memorias del príncipe Ferenc Rákóczi II dieron fiel testimonio de las luchas internas que conmocionaban a una gran personalidad, y en la corte del príncipe vivía Kelemen Mikes, renovador de la prosa húngara, quien se vio obligado a exiliarse en Turquía, junto con su señor.
Al finalizar las guerras turcas y habiéndose apaciguado las luchas de independencia, en el siglo XVIII comenzaron en Hungría las décadas de un desarrollo relativamente tranquilo. En ello jugó un papel muy importante la reina María Teresa, quien debido a su política tolerante y al cariño que sentía por el pueblo fue la primera descendiente de la dinastía de los Habsburgo que conquistó la simpatía de los húngaros. Tras las enormes devastaciones, el país volvió a ser reconstruído: las construcciones barrocas de la época cambiaron la antigua imagen de Hungría. Se erigieron palacios, catedrales, bibliotecas y escuelas y al cabo de poco tiempo también renació la cultura literaria. Los jóvenes húngaros que prestaban servicio en la guardia de corps en la corte vienesa fueron los primeros en conocer los ideales de la Ilustración francesa y alemana y por iniciativa de ellos cobraron fuerza las bellas letras y la literatura científica en lengua vernácula. En este período el país, como reino que disponía de un cuerpo estatal propio y funcionaba de manera autónoma, formaba parte del imperio Habsburgo, por lo que su independencia no era total. El muy popular hijo de la reina, José II, deseaba establecer una monarquía centralizada y aunque introdujo reformas de gran valor en el ámbito social y religioso, no tenía la intención de cumplir las aspiraciones de los húngaros en cuanto a temas culturales y del idioma.
Su sucesor eliminó incluso las reformas introducidas por iniciativa de José II. Por ello, el movimiento republicano húngaro, surgido a raíz de la ilustración francesa y de la revolución parisina de 1789, aspiró a cambios muy radicales, pero sin ningún éxito: sus dirigentes fueron ejecutados o encarcelados.
Por consiguiente, los talleres de la independencia nacional y de las transformaciones sociales se organizaron en el campo de la literatura, en pos de las ideas de la ilustración y del liberalismo occidentales. Tras el tormentoso siglo y medio del yugo turco, la vida intelectual húngara volvió a encontrar la corriente principal del desarrollo cultural occidental. Eran representantes de estos ideales el ex-prisionero Ferenc Kazinczy, quien se consagró a la renovación moderna del idioma húngaro, Mihály Csokonai Vitéz, quien en su breve vida implantó el mundo sentimental de la poesía rococó y Dániel Berzsenyi, en cuyas formas poéticas neoclásicas ya aparecía el universo visionario y filosófico del romanticismo.
La primera mitad del siglo XIX fue la era heroica tanto de la historia como de la literatura húngaras. Las dietas húngaras y la transformación social de la época sentaron las bases de la liberación de la servidumbre de la gleba y de la edificación de la sociedad burguesa; el húngaro se convirtió en el idioma de la vida estatal y la cultura magiar pudo dar alcance una vez más a la cultura de las naciones occidentales. El conde István Széchenyi, persona de una vasta cultura occidental, quien se orientaba sobre todo a base de ejemplos ingleses y también resultó ser un excelente autor de diarios, se puso a la cabeza de la labor de construcción económica y política de la llamada "era de las reformas” húngara. A raíz de su abnegado trabajo organizador se creó la Academia de Ciencias de Hungría, se construyó el Puente de Cadenas, que unió Buda y Pest, se inició la edificación de la red ferroviaria húngara y la regulación de los ríos Danubio y Tisza.
En la literatura húngara, los representantes del romanticismo nacional evocaron el pasado heroico del país, profesando el ideal de la libertad y ampliando los horizontes nacionales hasta las perspectivas europeas. Las figuras más destacadas de esta época fueron el poeta y político Ferenc Kölcsey, autor del himno nacional, József Katona, creador del drama nacional, Mihály Vörösmarty, quien se expresó en el lenguaje de la poesía mítica del gran romanticismo europeo, Miklós Jósika, autor de novelas históricas populares y József Eötvös, propagador de los ideales del liberalismo.
La aspiración a reformas sociales y políticas despertó el interés por la cultura y la vida del campesinado, y al cabo de poco tiempo la poesía ya se inspiraba en el lenguaje y en las costumbres populares, haciéndose eco de los deseos del pueblo. Los clásicos de este populismo poético fueron Sándor Petőfi y János Arany, cuya suerte también puede ser ejemplar. Ambos tomaron parte en los acontecimientos de la revolución que estalló el 15 de marzo de 1848, para que en suelo húngaro también se hiciese realidad el triple lema de la revolución francesa de 1789. La revolución buscaba conquistar la independencia total del país frente al imperio austríaco y quería asegurar la igualdad de derechos de los ciudadanos; deseaba establecer un Estado burgués moderno frente al régimen de los estamentos. El líder de esta revolución fue Lajos Kossuth, excelente orador y pensador político, afamado también más allá de las fronteras del país. A la revolución que no derramó ni una sola gota de sangre, le siguió una sangrienta guerra de independencia; la corte vienesa primero instigó contra los húngaros a una parte de las minorías nacionales de Hungría, luego intervino con fuerza militar, pero finalmente sólo pudo someter la autodefensa de los húngaros uniendo fuerzas con el Estado más autocrático de la Europa de entonces, la Rusia de los zares. En esta lucha de defensa legítima sacrificó su vida Petőfi y guardó los dolorosos recuerdos de esta aplastada guerra de independencia, en su poesía elegíaca, Arany.
Después de la derrota, nuevamente le correspondió a la cultura nacional, particularmente a los escritores, el papel de mantener despierta la voluntad de vivir de la nación y de brindar ideales a los húngaros desilusionados. Los poemas épicos de János Arany evocaron las páginas más gloriosas de la historia húngara, Mór Jókai en sus novelas escribió verdaderos poemas heroicos acerca del amor a la libertad de los húngaros, Zsigmond Kemény en sus novelas históricas y ensayos políticos puso de manifiesto el requisito del autoconocimiento nacional y de la cuerda política realista, mientras que Imre Madách representó la visión mítica de la historia y del futuro de la Humanidad entera, en su drama titulado "La tragedia del hombre”. Desempeñó un rol semejante la música nacional: las óperas de Ferenc Erkel y la música de Ferenc Liszt (lo mismo que su actuación personal) sirvieron igualmente al fortalecimiento de la identidad nacional.
Los húngaros lograron resistir el grave peso de la opresión, sin embargo, como resultado de los esfuerzos del prudente político de la reforma, Ferenc Deák, del monarca Habsburgo que quería hacer la paz con la nación, Francisco José I, y de su cónyuge, la reina Isabel, quien sentía un amor sincero por los húngaros, en 1867 se produjo el compromiso austro-húngaro y se formó la Monarquía Austro-Húngara dualista, con sede en Viena y Pest-Buda. En la accidentada historia de los húngaros nuevamente llegó la época del progreso, a la vez que el peso del país aumentaba paulatinamente dentro de la Monarquía, así es como en el congreso de Berlín de 1878, llamado a regular las relaciones entre las grandes potencias europeas, el ex-revolucionario húngaro, conde Gyula Andrássy, representó a la Monarquía.
A lo largo del casi medio siglo, transcurrido entre el compromiso y la primera guerra mundial, en Hungría se llevó a cabo una fuerte transformación burguesa, se desarrolló sobremanera la industria, el comercio, se completó el sistema ferroviario y se establecieron las instituciones de la constitucionalidad parlamentaria. Sin embargo, el país en vías de desarrollo y de fortalecimiento, hubiera debido vencer problemas sumamente graves. Casi la mitad de la población de Hungría la constituían minorías nacionales (alemanes, rumanos, eslovacos, serbios y rutenos), y estos pueblos exigían derechos autónomos, que el gobierno húngaro no tenía la intención de concederles. Además de ello, el país necesitaba urgentes reformas sociales, seguía en vigor el sistema latifundista y las masas del campesinado empobrecido, los obreros organizados de las grandes industrias y las capas burguesas e intelectuales, cada vez más fuertes, reivindicaban transformaciones radicales. No obstante, los gobiernos conservadores húngaros se oponían consecuentemente a cualquier intento de reforma. Los poemas pesimistas de Gyula Reviczky y de János Vajda, así como las novelas irónicas de Kálmán Mikszáth informaban sobre este período, cada vez más rico, sin embargo sumido entre conflictos. Una vez más, la vida intelectual debió representar los ideales del desarrollo libre, del compromiso con las nacionalidades y de la transformación democrática. A comienzos del siglo XX, bajo el signo de la renovación nacional y cultural, surgió un movimiento de escritores formado en torno a la revista "Nyugat” (Occidente), que le dio un nuevo significado a la orientación occidental tradicional de la literatura húngara, al implantar las grandes corrientes intelectuales y artísticas del fin de siglo y comienzos de la nueva centuria. La poesía mítica de Endre Ady, la obra representativa de altos principios morales de Mihály Babits, la perspectiva europea de Dezső Kosztolányi, el culto a la belleza de Árpád Tóth y la lira de Gyula Juhász que se concomía entre conflictos espirituales, hicieron que se expresara esa modernidad húngara y europea al mismo tiempo, al igual que las novelas descriptivas de la realidad, de Zsigmond Móricz, y el mundo de ensueño de Gyula Krúdy, que en su manejo del tiempo llegó a los mismos resultados que los renovadores europeos occidentales del género de la novela.
También participaron en la renovación intelectual nuestros compositores y artistas plásticos, entre ellos Béla Bartók y Zoltán Kodály, quienes injertaron las tradiciones de la música antigua y popular húngara en la cultura musical moderna y, por otro lado, József Rippl-Rónai, Tivadar Csontváry Kosztka y Lajos Gulácsy, quienes crearon una genuina pintura húngara en la huella de los ideales internacionales del impresionismo, del simbolismo y del modernismo. Al mismo tiempo, esta pintura húngara se ubicó orgánicamente dentro de la historia del arte europeo, es más, además de Viena, Budapest fue el principal foco del arte modernista (Sezession).
La renovación intelectual acontecida a comienzos del siglo XX en Hungría, fue promotora de una verdadera "nueva era de reformas”. Sin embargo, los planes reformistas no tuvieron resultados, porque en 1914 estalló la primera guerra mundial, que los húngaros, junto con los demás pueblos de la Monarquía, combatieron hasta el final y perdieron en el bando de la Alemania imperial. La derrota sufrida en la guerra no permitió la reorganización moderna, la transformación federal del imperio austro-húngaro, sino por lo contrario, se desintegró incluso la antigua Hungría. Tras la transformación democrático-burguesa que tuvo lugar principalmente en Budapest, en el otoño de 1918, el golpe militar comunista de 1919, encabezado por Béla Kun y luego las conmociones sociales provocadas por la contrarrevolución "blanca", encabezada por el almirante Miklós Horthy, el tratado de paz firmado en el palacio Trianon, cerca de París, redujo a una tercera parte el territorio histórico de la Hungría que se hacía independiente, disminuyó su población a menos de la mitad del número anterior de habitantes y sometió a uno de cada tres húngaro al poder de gobiernos ajenos, convirtiéndolos en minoría.
La vida económica húngara se repuso con muchas dificultades de las pérdidas sufridas y el sistema político implantado durante la regencia de Miklós Horthy no promovió ningún tipo de modernización social verdadera, sino todo lo contrario: mantuvo los privilegios de las capas dominantes tradicionales. Aún así, en los años treinta se manifestaron los resultados de la modernización económica y cultural, estos últimos se debieron al ministro de Cultura, conde Kunó Klebelsberg, quien actuó con un concepto bien definido. Sin embargo, la capa dirigente política húngara y el pueblo húngaro no pudieron aceptar las injusticias del pacto de paz de Trianon y reaccionaron con desesperación ante la política de represión del que fueron víctimas los tres millones de húngaros empujados a la suerte de transformarse en minorías. Por consiguiente, la política del país en primer lugar no se preocupaba de la modernización necesaria de la sociedad, sino que se dedicaba al asunto de la subsanación de los agravios de Trianon: la revisión territorial. En aquellas circunstancias históricas desfavorables, la literatura tuvo que representar nuevamente los ideales de las reformas sociales y del progreso europeo. El círculo de la revista "Nyugat” (Occidente): Mihály Babits, Dezső Kosztolányi, Frigyes Karinthy, Milán Füst, Jenő Tersánszky Józsi y la nueva generación de escritores que se alineó junto a ellos: Lőrinc Szabó, Sándor Márai, Sándor Weöres, Miklós Radnóti, así como Károly Kós, Sándor Reményik, Lajos Áprily, Jenő Dsida y Zoltán Jékely, de Tranislvania, se manifestaron, en representación del humanismo europeo, contra la barbarie de la época: tanto contra los movimientos de extrema derecha como de extrema izquierda. Lajos Kassák, destacada personalidad creadora del vanguardismo húngaro, reclamaba la transformación con ímpetu rebelde, mientras que Sándor Sík, representante de la espiritualidad católica, se manifestaba en defensa de los valores cristianos universales. Los representantes de la izquierda literaria: Attila József, Lajos Nagy y Tíbor Déry, buscaban una nueva armonía humana dentro del orden de una sociedad comunitaria. Una de las tendencias intelectuales más fuertes de la época fue la formada por los llamados "escritores del pueblo”, que se encargaron de la representación de los intereses campesinos: Gyula Illyés, László Németh, János Kodolányi, István Sínka y Áron Tamási, quien trabajaba en Transilvania sometida a la soberanía de Rumanía, unieron el ideal de la democracia agraria y la voluntad de la renovación nacional con la poética de un realismo literario modernizado.
A la espera de la subsanación de los agravios padecidos a consecuencia del tratado de Trianon, Hungría se convirtió paulatinamente en aliada de Alemania y de Italia, y mediante la intercesión de ellas, en parte pudo recuperar los territorios perdidos: en 1938, la franja habitada por húngaros de la llamada "Región Alta" (Felvidék), en 1939 la "Subcarpática" (Kárpátalja), en 1940 Transilvania del Norte y la "Tierra de los Seclers" (Székelyföld), y en 1941 la región de Bácska. No obstante, todo ello comprometió al país con las "potencias del eje”, de manera que en 1941 Hungría también se convirtió en parte beligerante, luego en el invierno de 1942-1943 la mayor parte de su ejército pereció, víctima de los combates librados junto al río Don. Ni el conde Pál Teleki, quien se sacrificó a sí mismo, ni Miklós Kállay, quien desarrolló una política muy sobria y táctica, pudieron salvar al país de los sufrimientos de la guerra.
La vida intelectual se enfrentó con mucha decisión a la política bélica, proclamando una "resistencia intelectual”. Las personalidades más destacadas de la literatura húngara también se opusieron a la invasión hitlerista acontecida en la primavera de 1944, que expuso al país a las hostilidades y condujo a la deportación y al exterminio de gran parte de los judíos de Hungría. Nuestra literatura se enfrentó a la violencia de la guerra y cuando retornó la paz, nuevamente pudo desempeñar un importante rol al servicio del renacimiento intelectual y moral del país. Durante el período democrático que apenas duró tres años, se configuró una rica vida literaria, talentosos escritores jóvenes se unieron a las generaciones de mayor edad: fortalecieron las filas de los sucesores del movimiento de la revista "Nyugat” los poetas János Pilinszky y Ágnes Nemes Nagy, los prosistas Géza Ottlik, Iván Mándy y Magda Szabó, a la vez que se sumaban al bando popular László Nagy, Ferenc Juhász e István Kormos.
La dictadura comunista establecida con apoyo soviético no solamente ahogó los anhelos de independencia y la creatividad del pueblo húngaro, sino también la libertad del escritor. Decenas de miles de personas fueron encarceladas o internadas en campamentos de trabajo forzado, la tiranía marcada con el nombre de Mátyás Rákosi destruyó casi por completo la estructura mental de la sociedad. Esta dictadura, algunos días fue barrida por la revolución húngara del 23 de octubre de 1956, en cuya preparación espiritual también jugaron un papel importante los escritores. La insurrección comenzó con una manifestación masiva de la juventud universitaria, y a raíz de la interposición armada de la milicia y, luego por la intervención de las tropas soviéticas, se convirtió en una lucha de independencia, en la cual tuvieron un rol clave los obreros jóvenes y los intelectuales. El éxito temporal de la revolución colocó a la cabeza del gobierno a Imre Nagy, líder del ala reformadora del partido comunista, quien apoyaba sinceramente las reivindicaciones revolucionarias; el gobierno revolucionario restableció el sistema pluripartidista democrático, abolió la Autoridad de Defensa del Estado, la organización terrorista de seguridad interna, y anuló el Pacto de Varsovia que el gobierno soviético había impuesto al país.
La revolución de los húngaros y su lucha de independencia librada contra la invasión foránea fueron aplastadas por la fuerza militar soviética. El nuevo gobierno dirigido por János Kádár fue puesto en funciones por la dirección del partido soviético. Este régimen volvió a hacer uso -hasta la llamada "dictadura blanda”, introducida a mediados de los años setenta- de los procedimientos de la dictadura terrorista anterior. A raíz del fracaso de la revolución, muchos huyeron de Hungría, el nuevo poder mandó a cientos de personas al patíbulo, casi medio centenar de escritores fueron encarcelados, entre ellos también Árpád Göncz, quien actualmente es el presidente de la República de Hungría. La vida intelectual tardó en volver en sí, no obstante, desde fines de los años sesenta ya apareció la intelectualidad independiente y en las asambleas de la Federación de Escritores Húngaros pudo encontrar expresión la crítica social de carácter opositora.
En este período trabajaron grandes generaciones de la literatura húngara. Estuvieron al servicio de la renovación permanente aquellos escritores, cuya obra se desarrolló después de 1956, por ejemplo, en la poesía encontramos a Sándor Csoóri, Ottó Orbán, Dezső Tandori, István Ágh, György Petri, en la narrativa a Miklós Mészöly, Tibor Cseres, Ferenc Sánta, en el género dramático a István Örkény, y después a Péter Esterházy y Péter Nádas, quienes sentaron las bases de la narrativa posmoderna húngara. Autores de talento creador reflejaron la vida, los problemas y las esperanzas de los húngaros confinados a la condición de minorías, entre ellos el narrador y dramaturgo András Sütő y los poetas Sándor Kányádi y Domokos Szilágyi. Incluso en los decenios de la dictadura, la literatura húngara siempre estuvo al servicio de la continuidad de la vida nacional, representando los valores de la cultura europea, por lo que desempeñó un rol dirigente también en la transición democrática acontecida al final de los años ochenta.
A partir de mediados de los años ochenta, en la vida literaria, entre los economistas reformadores y en el ámbito de la llamada "oposición democrática”, publicadora de "samizdat” (publicaciones clandestinas), se fortalecieron los movimientos de la intelectualidad de oposición e independiente, luego, como consecuencia de la crisis generalizada del imperio soviético, a finales de los años ochenta se desencadenó el proceso de cambio del sistema político, o sea, de democratización. Como resultado de ello, nuevamente se formaron los partidos históricos: el Partido de los Pequeños Propietarios y el Partido Demócrata Cristiano. Sin embargo, los que cobraron auténtica popularidad, fueron las agrupaciones políticas de nueva creación: el Foro Democrático Húngaro, la Alianza de Demócratas Libres y la Federación de Jóvenes Demócratas. Tras la disolución del Partido Obrero Socialista Húngaro, se creó el Partido Socialista Húngaro. En 1990, como resultado de elecciones pluripartidistas, se formó el gobierno de centro-derecha de József Antall, Árpád Göncz fue elegido presidente de la república, y más tarde, de acuerdo con la alternación política, en 1994 formó gobierno Gyula Horn, ubicado a centro-izquierda, mientras que en 1998 lo hizo Viktor Orbán, situado a centro-derecha. Se establecieron en Hungría las instituciones del Estado de derecho democrático, en 1999 el país se convirtió en miembro de la OTAN, y previsiblemente, dentro de algunos años formará parte de la Unión Europea.
Ha cambiado también considerablemente la situación de los húngaros que viven en los países vecinos. Los 1,8 a 2 millones de húngaros que viven en el territorio de Rumanía (en la Transilvania histórica, en el Partium y la región de Bánság), los 600 mil que viven en Eslovaquia, los 200 mil de región Subcarpatiana (perteneciente a Ucrania) y los 300 mil habitantes húngaros de Voivodina, en Yugoslavia (que en total suman aproximadamente tres millones), habiéndose librado de la política represiva -también en el aspecto nacional- del régimen comunista, aspiran en todos esos sitios a establecer su propio sistema institucional político y cultural. En todas las regiones húngaras se han creado las organizaciones de representación política, que han podido desempeñar roles parlamentarios y en varios lugares incluso gubernamentales, se han creado numerosas escuelas húngaras, organizaciones sociales civiles y eclesiásticas, así como instituciones culturales. No obstante, todas ellas tienen que enfrentar la ideología del Estado-nación y el estatismo que aún prevalecen hoy en día
También ha cambiado la situación de la emigración occidental húngara, que tradicionalmente ha desempeñado una misión nacional; los húngaros que viven en el Occidente ya pueden mantener libremente relaciones con su patria natal y con las instituciones de la misma.
Esta revisión panorámica de los siglos de la historia y de la literatura húngaras pueden darnos dos importantes lecciones. En primer lugar, que la literatura húngara siempre ha estado dentro de la corriente de las literaturas europeas, representando no sólo los ideales europeos tradicionales: la causa de la libertad individual y de la solidaridad colectiva, sino también recorriendo el trayecto histórico de la literatura europea, ya que siempre ha buscado sus ideales en el cauce de las tendencias intelectuales y artísticas occidentales y siempre ha contribuído de manera creativa al desarrollo de la cultura europea. La otra gran enseñanza reside en que nuestra literatura siempre estuvo orgánicamente entrelazada con la vida, las aspiraciones y la historia de la nación. Según el testimonio de la historia, los conceptos de nación y literatura, o de nación y cultura, nos vuelven la cara de manera dialéctica: lo que, viéndolo de un lado, constituye la lucha histórica de una comunidad humana por su supervivencia, visto por el otro lado, es la continuidad histórica y un sistema de valores artísticos y literarios de grado superior; y lo que visto desde un lado es pensamiento, forma poética y argumento épico, por el otro es una lucha desesperada para que una comunidad humana encuentre su hogar en su tierra natal y dentro de la comunidad de las naciones, para que se le brinde la posibilidad de conservar y presentar al mundo entero sus propios valores intelectuales y morales. Esta doble aspiración y misión intelectual puede manifestarse en toda su plenitud en el año 2000, cuando los húngaros conmemoran, y a su vez exponen ante la comunidad de las naciones, la obra histórica del rey San Esteban.
Historia de la música
Hungría, gracias a su fecunda vida musical y a sus excelentes intérpretes de fama mundial, ha conquistado un lugar ilustre entre los países que cuentan con tradiciones musicales de varios siglos y mucho más abundantes que ella. La nación húngara pertenece al grupo de las naciones pequeñas, no obstante, se le menciona como una “superpotencia” musical. No ha sido nada fácil conquistar este calificativo, ya que los acontecimientos trágicos de la atormentada historia del pueblo húngaro también han afectado la vida musical. Sin embargo, las interrupciones del desarrollo sólo han podido obstaculizar el progreso de manera provisional; en todas las épocas, los talentosos músicos han logrado vencer las circunstancias adversas y mantuvieron el país en los corrientes musicales de Europa.
En las tempestades que acompañaron la historia de Hungría, se destruyeron, con pocas excepciones, los documentos de la temprana vida musical (partituras, instrumentos), por ello, al momento de investigar las épocas remotas solamente podemos apoyarnos en fuentes secundarias y en los resultados de las ramas científicas afines (arqueología, lingüística, etc.). La música húngara culta, desde los mismos comienzos de su existencia, estuvo estrechamente relacionada con la música autóctona del pueblo, por lo cual el estudio de la música folklórica nos permite examinar únicamente los siglos que perdidos en el olvido. A lo largo de los siglos la música popular pudo conservar la esencia de las antiguas melodías. Con respecto al patrimonio de canciones folklóricas húngaras conservadas hasta nuestros días, puede determinarse con relativa exactitud a qué época histórica se remonta cada canción, sobre la base de la línea melódica, del alcance del sonido, del número de sílabas, de la ornamentación y de la forma de interpretación de las canciones, y, aunque el canto haya sufrido ligeras variaciones a lo largo de los siglos, siempre se reconocen en su versión actual las características de su época de origen.
El llamado “nuevo estilo”, surgido a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, difiere fundamentalmente de todos los “antiguos estilos” anteriormente existentes, debido a su forma ascendente, cerrada, de estructura cupular, sus series melódicas largas y su amplio registro. Los estilos antiguos – si bien la fecha de nacimiento, la temática, la forma de interpretación y la difusión geográfica de las canciones es muy distinta entre unas y otras– coinciden en la utilización de la línea melódica descendiente. De esta manera, clasificamos por igual entre los estilos antiguos las endechas que se remontan a la época anterior a Ia Conquista de la Patria (896), las danzas de gaita y de porquerizos, de origen medieval, y las melodías en tono mayor y en tono menor, procedentes del siglo XVIII.
No se conservó prácticamente ningún tipo de apunte acerca de la música de los siglos anteriores a la fundación del Estado húngaro, acontecido en el año 1000. Sólo podemos suponer, cómo debió sonar un canto entonado durante la ceremonia del chamán, o el canto épico que guardaba la memoria de los antepasados. Nos lleva de vuelta a tiempos anteriores a la conquista de la patria, la música de la tradición de llorar a los difuntos: la endecha pentatónica que se conserva en Transilvania y la endecha diatónica que se conoce en todo el territorio de habla húngara. Originalmente, estas melodías no sólo se usaban para llorar a los difuntos, sino que se asociaban con distintos textos rituales o épicos. Por lo tanto, debían sonar de manera similar también los llamados cantares de gesta, que inmortalizaban la vida, las hazañas gloriosas y la muerte de los héroes.
En la segunda mitad del siglo X, los húngaros se adaptaron al rico tejido cultural de Europa. En el terreno de la música, el mayor desafío para nuestros antepasados era que debían asimilar los nuevos valores y alcanzar un nivel cultural más alto, conservando simultáneamente sus peculiaridades y sin renunciar a lo propio. La adopción, la difusión y el fortalecimiento del cristianismo jugaron un papel importantísimo desde el punto de vista del desarrollo de la música húngara: fue esto lo que arraigó en nuestro país el canto gregoriano, el elevado arte monódico de la época. El otro factor musical importante fue la escuela medieval, que hizo prevalecer el prestigio de la "musica" en todo el ámbito de la cultura. El alumno de la Edad Media debía aprender en las clases de canto de cada día los centenares de melodías que se cantaba en los oficios religiosos, y a través de éstas también llegó a escribir y leer música y a entender de teoría musical. El sistema escolar que constituía toda una red nacional, era homogéneo en este aspecto, y los discípulos aprendían en lo fundamental el mismo material litúrgico y musical, independientemente de si estudiaban en escuelas mantenidas por las catedrales o en las más pequeñas escuelas aldeanas. De esta manera, pudo formarse una versión típicamente húngara de la música llana (gregoriana). Se elaboraban cada vez más libros de coro adornados y códices, con una forma de notación típicamente húngara. Podemos atrevernos a decir que en la Hungría medieval el conocimiento de la música formaba parte de la cultura de toda persona educada, y aunque no se podía hablar de escolaridad general obligatoria, el canto coral entonado todos los días en las iglesias, en presencia y con la participación del pueblo, creó una base común de la cultura musical idéntica en todo el país.
Son más escasos nuestros recuerdos referentes a la música laica de la época. Lamentablemente, no hemos heredado ninguna fuente con música escritaanotada, podemos apoyarnos nada más que en los apuntes literarios y en la memoria de la música popular. Los apellidos y los topónimos de nuestras cartas medievales frecuentemente hacen alusión a instrumentos musicales y a ocupaciones de músico (Sípos /pífano/, Dobos /tamborilero/, Igricfalva /pueblo del juglar/, Regtelek, etc.), lo que también indica lo difundida que estaba la música festiva y de entretenimiento. Los soberanos húngaros recibían gustosos a músicos extranjeros de visita en sus cortes. Varios poetas trovadores de renombre, así como Minnesänger alemanes pasaron por los palacios de los reyes de Hungría. Gaucelm Faidit y Peire Vidal debieron llegar en 1198 a la corte de Emerico (1196-1204), en el séquito de la joven esposa aragonesa del rey. Oswald von Wolkenstein (1377-1445) estuvo en Hungría durante el reinado de Segismundo (1387-1437). Esto indica que la música lírica más sofisticada de la era de los caballeros también se arraigó en nuestro país.
Los grandes cambios económicos y sociales de la baja Edad Media también ejercieron influencia sobre la vida musical. Además de los antiguos centros eclesiásticos, también comenzaron a florecer nuevas ciudades, y se apreciaba cada vez más la cultura. Se mantuvo la tradición anterior de la música gregoriana, pero al lado de ella se manifestó un interés creciente por el canto polifónico. Inicialmente las melodías gregorianas se interpretaban a dos voces, y se les añadía pequeños poemas intercalados. Esta práctica se estableció en los siglos XIII y XIV. Constituyó una polifonía más desarrollada que la anterior, cuando a las melodías independientes se les añadió una segunda e incluso una tercera voz de compás marcado y rítmico. En las cortes reales y prelaticias también se interpretaban obras compuestas en el estilo de motete de los Países Bajos, el más desarrollado de la época.
Uno de los monarcas europeos más ricos y cultos de la segunda mitad del siglo XV fue Matías Hunyadi (1458-1490). El coro de su capilla real estaba compuesto por 40 músicos, y –tal como lo describió el director del coro papal que visitó Buda– este coro en número y en calidad no tenía nada que envidiarle al conjunto papal o al coro de la corte borgoñesa. En la corte de Matías también se tocaba música instrumental de cámara, pero lamentablemente no se conservan las partituras de aquellas piezas. Los compositores e intérpretes probablemente eran artistas extranjeros, principalmente italianos y flamencos. El rey, buscando un alto nivel de calidad, contrató a numerosos músicos y cantantes extranjeros, de esta manera pasaron por su corte varios músicos contemporáneos de gran fama, entre ellos el compositor flamenco Jacques Barbireau (aprox. 1408-1491), el laudista italiano más destacado de la época, Pietro Bono (1417-1497) y el célebre cantante-compositor Johannes Stockem, que pudo actuar en el conjunto musical de Matías entre 1481 y 1487.
Este policromo y fecundo mundo musical fue destruido violentamente por la dominación turca (1524-1686) y el desmembramiento del país en tres partes. Los territorios centrales del país pasó a manos de los turcos, aquí prácticamente dejó de existir la vida musical. El canto gregoriano vegetó durante algunos decenios, luego, desde comienzos del siglo XVII, enmudeció para siempre.
El canto monódico de buena calidad tuvo una nueva oportunidad, cuando aproximadamente en 1540 comenzaron a desempeñarse en nuestro país los primeros reformadores protestantes. Al comienzo se traducían al idioma húngaro los antiguos cantos litúrgicos en latín, sin embargo más tarde pasó a predominar en la práctica del canto protestante el cántico popular religioso en verso, el himno cantable por toda la congregación, compuesto de muchas estrofas.
En esta misma época se creó la nueva cultura de canto monódico de la época, el repertorio de cantos históricos. En largos poemas ("crónicas”) se hacía el recuento cantado de los acontecimientos históricos, de los estimulantes apólogos tomados de la Biblia y de los “romances”. Las melodías de dichas historias (crónicas rimadas) se propagaban sobre todo por tradición oral, pero afortunadamente se conservaron dos impresos de partituras de la época, uno de los cuales reunía en un libro (1554) las crónicas de uno de los cantantes de trova más famosos, Sebestyén Tinódi.
En la música húngara de los siglos XVI-XVII llegó a predominar la monofonía. La práctica de música culta de valor artístico superior que se desarrolló en la baja Edad Media solamente pudo sobrevivir en algunos puntos aislados, de esta manera y por primera vez: en la corte de los príncipes de Transilvania. El Principado de Transilvania que se creó en la parte oriental del país, contrabalanceándose hábilmente entre el emperador Habsburgo y el sultán turco, obtuvo una relativa autonomía y contribuyó en buena medida a la conservación de la conciencia de la Hungría soberana. También sirvió estos fines la imitación nostálgica de la corte real medieval. El mecenazgo de los príncipes de Transilvania –Zsigmond János (1559-1571), István Báthori (1581-1586) y especialmente Zsigmond Báthori (1588-1598)– era consabido a lo largo y ancho de la región, por eso numerosos músicos extranjeros de renombre trabajaron en su corte o les dedicaron obras. Figuraban entre ellos Palestrina (aproximadamente 1525-1594) y el compositor del primer método de órgano, Girolamo Diruta (aproximadamente 1550- ?). Durante varios años trabajó en Transilvania el discípulo de Lassus (aprox. 1532-1594), de origen italiano, llamado Giovanni Battista Mosto (aprox. 1550-1596), quien tituló su primer tomo de madrigales, publicado en Venecia, Madrigales de Gyulafehérvár, indicando que sus ricas obras polifónicas habían sido compuestas para el coro de la corte de Transilvania.
En esta misma época vivió y desempeñó su actividad creadora el destacado músico húngaro Bálint Bakfark (1506 ?-1576), laudista y compositor. El primer volumen de sus obras fue publicado en Lyon (1553), y el segundo en Cracovia (1565). En el título de sus publicaciones se mostraba orgulloso de su origen transilvano. Bakfark era un célebre virtuoso del laúd de su época, gozaba del favor de soberanos europeos, y los poetas contemporáneos cantaban su gloria. Su arte contribuyó de manera decisiva al florecimiento y a la independencia de la música instrumental en Hungría.
La burguesía culta de las pequeñas ciudades fronterizas en dinámico desarrollo, de la llamada Hungría real, sometida a la soberanía de los Habsburgo (la parte norte del país, la región del Felvidék y el Transdanubio Occidental), se vinculó a la cultura musical europea principalmente a través de la música sacra. Es fácil comprobar este contacto en la vida musical, por ejemplo, de la Pozsony de antaño (en la actualidad: Bratislava), de Sopron, Bártfa (Bardejov) y Lõcse (Levoca). Tanto las autoridades eclesiásticas (obispo, cabildo) como los dirigentes municipales empleaban a músicos bien calificados y remunerados en las iglesias y en las festividades de la ciudad. Las “capillas” de 8-10, más tarde de 10-15 integrantes, estaban compuestas por algunos cantantes, músicos de cuerdas, un organista y un director, y entonaban junto con los torreros (instrumentistas de viento), los motetes renacentistas a 4-5 voces, las obras instrumentales "concertantes", es más, luego también las composiciones eclesiásticas de estilo barroco.
A finales del siglo XVII, en el país liberado después de 150 años de dominación turca y reducido a escombros, la vida cultural también requería ser reconstruida. Esta reconstrucción en la música exigía la adopción del nuevo estilo barroco europeo. Para ello hacía falta tomar como ejemplo modelos extranjeros y se necesitaban muchos músicos extranjeros. A partir de comienzos del siglo XVIII, cada vez más diócesis embellecían la liturgia con suntuosa música barroca, luego con música clásica vienesa y más tarde también aparecieron las obras de los compositores nacionales de buena formación. La importante colección de partituras de la catedral de Gyõr incluye, entre otras, las obras de Antonio Caldara (1670-1736), luego en la segunda mitad del siglo, de Johann Baptist Vanhal (1739-1813), Joseph (1732-1809) y Michael (1737-1806) Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), Karl Ditters von Dittersdorf (1739-1799), así como de Johann Albrechtsberger (1736-1809), que incluso trabajó algunos años en Gyõr. El compositor húngaro quizá más sobresaliente de la época, Benedek Istvánffy (1733-1778) dirigió el conjunto musical de la catedral de Győr desde 1766. Un repertorio similarmente rico y una forma de funcionamiento parecida caracterizaban a las diócesis de Pécs, Veszprém, Szombathely, Székesfehérvár, Eger y Várad, reconstruidas después de la expulsión de los turcos.
Además de las iglesias, fue principalmente la alta nobleza la que pudo permitirse patrocinar la música culta. Ejemplo de ello lo dio la familia más linajuda del país, los Esterházy. Pál Esterházy (1635-1713), quien obtuvo el ducado, fundó una orquesta en la entonces Kismarton (hoy: Eisenstadt), y bajo su nombre se publicó el tomo titulado Harmonia Caelestis, una colección de 55 cantatas eclesiásticas, el primer documento de la música barroca húngara. Las generaciones posteriores a Pál en la familia siguieron desarrollando el conjunto. Desde 1727 dirigió la orquesta el famoso compositor vienés, Gregor Joseph Werner (1693-1766), luego, a partir de 1761, durante casi treinta años el director fue Joseph Haydn. No obstante, esta efervescente vida musical no estaba generalizada en el país, abarcaba nada más que un reducido círculo de la sociedad. El estrato social intermedio, con educación escolar, no tenía acceso a una formación musical moderna, es más, en muchos casos se mostraba hostil frente a la música culta.
A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, en la mitad occidental de Europa se configuraron condiciones sociales burguesas desarrolladas. Para los pueblos de Europa Centro-Oriental, esta fue la etapa de adquirir conciencia como naciones. La fuerza motriz de la ilustración húngara, la capa de la nobleza llana también consideraba importante el carácter nacional de la cultura. ¿Dónde podía buscar esta generación los rasgos húngaros de la música? En la música culta nacional de los siglos anteriores no había ninguna tradición húngara sui generi. A muchos les pareció descubrir esta peculiaridad faltante en la música “populista”, que imitaba las canciones populares y, por esta razón, la nobleza llana se deleitaba con la canción artística de tipo popular y la canción típica húngara.
Existió, sin embargo, también un material musical “nacional” más valioso y tangible: la música bailable húngara de finales del siglo XVIII. En las colecciones de música instrumental encontramos melodías que combinan el mundo occidental de armonías y formas con las tradiciones de la antigua música bailable húngara. Estas danzas se caracterizan por elementos decorativos y motivos rítmicos que en realidad tienen un carácter propiamente húngaro. A esta música la llamamos “verbunkos”. El verbunk originalmente significaba una danza masculina que se bailaba en el reclutamiento de soldados, pero más adelante, convirtiéndose en una pieza de danza autónoma, llegó a ser el punto de partida de la renovación lingüística musical húngara del siglo XIX. Debido a que esta música la tocaban principalmente orquestas gitanas, mucha gente –por equivocación– la identificó con la música gitana, y el libro de Ferenc Liszt, publicado en París en 1859 bajo el título Acerca de los gitanos y de la música gitana en Hungría, contribuyó a fortalecer aún más esa falsa creencia. A pesar de ello, esta música no tiene nada que ver con la auténtica música popular de los gitanos, patrimonio de canciones propio de las grandes masas de gitanos no dedicados a la música.
La genuina música gitana es expresamente vocal y las canciones por lo general son de texto mixto gitano-húngaro. Por otro lado, los gitanos músicos en todas partes tocan la música de su entorno, adoptan los instrumentos musicales y el estilo de interpretación característicos de la región en cuestión, de esta manera en el siglo XIX también hicieron suyos cada vez más elementos de la música culta occidental y los fusionaron con la música bailable húngara de épocas anteriores. La forma característica de tocar de los gitanos, caprichosa e influyente en los sentimientos, puede hacer “música gitana” de prácticamente cualquier melodía.
Los músicos gitanos virtuosos –entre ellos, por ejemplo el famoso primer violín János Bihari (1764-1827)– conquistaron gran fama dentro del país, y luego, a partir de los años 1830, también en el extranjero, gracias al apoyo de patrocinadores húngaros. En la primera mitad del siglo, casi todos los compositores húngaros y los extranjeros que ejercían su actividad en Hungría – János Lavotta (1764-1820), Antal Csermák (1774-1822), Márk Rózsavölgyi (1789-1848), Ignác Ruzitska (1777-1833), Joseph Bengráf (1745? -1791) y Ferdinand Kauer (1751-1831) compusieron su propio Verbung, Danza Húngara o Canción Húngara. Los elementos del estilo verbunkos se introdujeron en la música vocal, y la rítmica y ornamentación, anteriormente sólo características de la música instrumental, aparecieron también en la música escénica, en la ópera y en la composición vocal artística, de esta manera, también en las piezas de Béni Egressy (1814-1851), Gusztáv Szénfy (1819-1875), Kálmán Simonffy (1832-1881) y otros autores. Estos motivos también pasaron a jugar un papel importante en la renovación de la música de cámara y de la literatura sinfónica. Esta música en el conocimiento público se apegó estrechamente a “la imagen de lo húngaro”, lo que se demuestra con el hecho de que en las obras de varios excelentes compositores extranjeros -Joseph Haydn, Ludwig van Beethoven (1770-1827), Wolfgang Amadeus Mozart, Carl Maria von Weber (1786-1826), Hector Berlioz (1803-1869) y Johannes Brahms (1833-1897)- el color “a la húngara”, que podría decirse que se puso en moda en aquella época, siempre se expresaba con la aplicación de la entonación verbunkos. Entre estas piezas, la Marcha Rákóczi de Berlioz es la que más se ha difundido.
El romanticismo húngaro, que también en la poesía sentía como nacional la poesía popular ennoblecida, celebraba en el verbunkos, elevado al rango de música culta, el surgimiento de la nueva música nacional. Además del verbunkos, naturalmente también se arraigó en las ciudades húngaras la música culta europea de calidad. En cada vez más sitios se creaban instituciones musicales y las actuaciones de afamados intérpretes atraían un público siempre más numeroso. A lo largo del siglo XIX en muchas partes se propagó la ejecución doméstica de piezas musicales, se fundaban escuelas de música municipales, se inició la edición de partituras y la fabricación de instrumentos, se publicaron revistas de música y la vida de conciertos entró en efervescencia. En Pozsony (hoy: Bratislava), Sopron, Pest, Kolozsvár (Cluj), y luego también en otras ciudades regularmente se interpretaban óperas y los conciertos caseros de público reducido, característicos desde comienzos del siglo, fueron reemplazados por los conciertos públicos en el sentido actual de la palabra, con entradas. La vida de conciertos cada vez más animada trajo consigo el desarrollo del arte interpretativo y de la formación de músicos.
Tras varios intentos fracasados de reunir el verbunkos y la música culta europea de alto nivel, un músico de gran envergadura, Ferenc Erkel (1810–1893) logró esta síntesis en la primera mitad del siglo. En las obras de Erkel (László Hunyadi, Bánk bán) se pronunció por primera vez el idioma húngaro en el escenario de ópera, es más, lo hizo en un lenguaje musical comparable con el de las óperas occidentales. No fue por casualidad que los críticos extranjeros de su época encontraban ligeramente italiano el estilo musical de la ópera titulada Bánk bán. Erkel debió el éxito de sus piezas –además de su actualidad política– al hecho de haber empleado el lenguaje musical húngaro elaborado por él para la caracterización de las escenas “húngaras” de las óperas de una noche entera, y de haberlo combinado con un excelente sentido de la dramaturgia, con el estilo de las óperas francesas e italianas.
La nueva música culta húngara llegó a su máxima expresión en la obra de Ferenc (Franz) Liszt (1811–1886). En los años 1830–1840, Liszt dejó maravillada a toda Europa por sus capacidades de pianista virtuoso y de compositor. Al producirse la inundación de Pest, del año 1838, repentinamente comprobó dónde estaban sus raíces, desde entonces también dio varios conciertos en Hungría. A partir de ese momento ayudó al desarrollo de la vida musical húngara con su arte interpretativo, sus composiciones musicales, sus actuaciones en la vida pública e incluso con dinero. Además de ello, Liszt era un cosmopolita de amplios horizontes, capaz de expresar sus sentimientos patrióticos a un nivel digno de las figuras más destacadas de la historia universal de la música. En sus obras creó una unidad perfecta entre el romanticismo europeo del más alto nivel y la tradición magiar. Así, a través de las piezas de Liszt, pasó a formar parte de la literatura musical universal el legado musical húngaro del siglo XIX. En esta época, además de Liszt, el compositor más prestigioso de Hungría era Károly Goldmark (1830-1915), quien fundamentó su renombre internacional principalmente con sus óperas.
En la segunda mitad del siglo XIX, gracias a su desarrollada vida musical, Budapest se convirtió en un centro del mismo rango de las grandes metrópolis europeas. Su teatro de ópera, sus orquestas y salas de conciertos, así como los afamados directores que trabajaron aquí –entre ellos Artur Nikisch (1855-1922) y Gustav Mahler (1860-1911)- elevaron a la capital húngara a la vanguardia del continente. La Academia de Música de Budapest formó a artistas ejecutantes de renombre mundial, surgieron la crítica musical y la musicología.
En las últimas décadas del siglo XIX –cuando, de manera similar a los países occidentales más desarrollados ya teníamos que contar con la desaparición de la música folklórica– en una última gran llamarada de la cultura popular surgió la canción popular húngara de nuevo estilo. Las grandes migraciones populares que acompañaban las faenas agrícolas temporales (la migración de los temporeros) y el servicio militar obligatorio, prestado en parajes lejanos del suelo natal, contribuyeron por igual a la difusión de las nuevas canciones populares. El nuevo estilo de la música popular no significaba la degradación o el olvido de los estilos antiguos. El célebre etnógrafo Béla Vikár (1859–1945), en sus viajes realizados para coleccionar material, en algunas aldeas encontró nuestra cultura de música popular en pleno auge y con gran diversidad.
A comienzos del siglo XX el arte interpretativo húngaro alcanzó reconocimiento a nivel internacional, y también dentro del país educó a un público entendido y culto. El “vaivén” de los músicos nacionales y extranjeros contribuyó al fortalecimiento de una cultura de interpretación que transmitía valores tradicionales, no obstante también se mantuvo abierta ante las corrientes musicales modernas.
A fines del siglo XIX y comienzos del XX, en Hungría cobró gran popularidad el género de la opereta. Tras las operetas vienesas, cantadas y bailadas -obras de Franz Suppé (1819-1895) y Johann Strauss el jo
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Estrenamos la nueva página web de la Embajada
Quisiéremos clausurar el año con una buena noticia para nuestros compatriotas húngaros residentes en España y amigos españoles. La Embajada de Hungría en Madrid estrena hoy su nueva página web. Aunque el contenido de la web aún se encuentra en proceso, la misma ya espera a sus usuarios con un aspecto renovado y con la intención de que les llegue de manera más eficaz toda la información de los próximos eventos de la Embajada, así como toda aquella que puede resultar de utilidad a los ciudadanos y empresarios húngaros. Se puede acceder a la nueva plataforma –la antigua página web también les dirigirá a la nueva– en el siguiente enlace: https://madrid.mfa.gov.hu/esp
Confiamos sinceramente en que la nueva página de fácil uso y rápido acceso les animará a usar la misma de una manera más activa.
Reconocimiento a la Embajadora
La Embajadora de Hungría, Enikő Győri, tuvo el honor de recoger la medalla conmemorativa de una asociación española de larga tradición, la Asociación Española de la Palabra Culta y Buenas Costumbres, fundada en 1930 y dedicada a actividades sociales y de cultura. La asociación ayudó con donaciones monetarias recogidas por sus miembros a los refugiados húngaros de la Revolución y Lucha por la Libertad de 1956, por lo que durante nuestros actos conmemorativos en el sexagésimo aniversario de la revolución, transmitimos a la asociación el mensaje de agradecimiento del pueblo húngaro. En el evento organizado en el Westin Palace Hotel, donde fueron también galardonados con la misma distinción varios investigadores contra el cáncer, la Embajadora Enikő Győri quiso dedicar su medalla a la memoria de los héroes húngaros de la revolución, así como a los españoles que les ayudaron. La medalla conmemorativa de la asociación, cuya Presidencia de Honor la ostenta Su Majestad Don Juan Carlos I, fue entregada por el Presidente de la misma, Antonio Gómez Donaire.